El efecto que probar un limón nos provoca se ve replicado en otros sabores igual de agrios, ya sean dulces especiales u otros cítricos, sin embargo, ¿qué es lo que lo provoca y cuál es la ciencia detrás de nuestras muecas?
Los beneficios de los limones (y otros cítricos)
Este pequeño fruto es sin duda una gran fuente de ácido ascórbico o mejor conocido como vitamina C, la cual, contrario a muchos otros mamíferos, los humanos son incapaces de producir ya que históricamente han consumido la vitamina con tal consistencia que nuestro sistema simplemente mutó de tal forma que se dejó de producir.
La ciencia detrás del sabor agrio (y ácido)
En ese limón y el sabor que identificamos como agrio suele involucrar protones, la vitamina C y su particular acidez. En Live Science explican el sabor agrio como una respuesta a la química que se desencadena en nuestras bocas al probar algo como un limón:
«la acidez es que tus papilas gustativas están diciendo “¡hay muchos protones ‘sueltos’ en tu boca ahora mismo!” Por supuesto, los protones no son agrios. Nuestros cuerpos han evolucionado para interpretar sus propiedades como agrio, según la investigación».
Entonces… ¿qué provoca las caras?
En realidad aún no lo sabemos. Los científicos creen que tiene que ver con los protones y la vitamina C, sin embargo, aún no tenemos evidencia de por qué ni bien probamos un sabor tan fuerte como el del limón nuestra cara cambia y se arruga.
A diferencia de otras frutas como la naranja, incluso las manzanas, mismas que también tienen altos niveles de vitamina C, pero que suelen ser más dulces y balancean dicha acidez del limón. Así que la reacción del rostro humano puede tratarse de una simple mueca de aviso o de rechazo ante la intensidad de la acidez de esta fruta.
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