Nuestro cuerpo está lleno de curiosidades y rarezas, algunas son comunes en la mayoría de la población, otras son muy escasas, y si bien algunas son inofensivas, otras requieren de atención médica.
No obstante, si la rareza en tu cuerpo es este inusual bulto en la oreja, no te preocupes, no tienes una condición de vida o muerte, aunque es recomendable que acudas a tu médico ni bien presentes los primeros síntomas de su formación, en particular si sientes dolor.
Ejemplo de un quiste infectado. / Foto: Wikimedia Commons.
Estos peculiares bultos en realidad son quistes sebáceos, también conocidos como tumores benignos que se forman ante la acumulación de células muertas y los propios aceites que nuestra piel produce, los cuales quedan atrapados debajo de ésta formando entonces el abultamiento.
La aparición de estos quistes puede ocurrir en el interior o la parte trasera de la oreja y suele hacerlo acompañado de dolor, dado su crecimiento. Sin embargo, son proclives a infectarse, por lo que la molestia y dolor incrementará ya que la infección hinchará aún más la piel. Del mismo modo, conforme el quiste crece, también incrementa la posibilidad de que exista cierta pérdida de la audición, en particular si éste se encuentra en el interior.
Foto: Wikimedia Commons.
Cuando estos quistes alcanzan un tamaño considerable, que provoca molestias, lo más recomendable es acudir al doctor, pues ellos sabrán cómo tratarlo y extraer la acumulación de grasa. Por otro lado, estos quistes también pueden ocurrir en el área cercana al tímpano, lo cual los hace aún más peligroso, pues además del dolor y la pérdida de audición, existen síntomas como la pérdida de equilibrio y vértigo, o que la cera se queda atrapada en el interior del oído.
Los quistes de este tipo no deben confundirse con los queloides que son una acumulación de tejido que crece alrededor de cicatrices como las de las perforaciones. El cuidado de los queloides suele ser distinto, además de que su aparición no es exclusiva de las orejas, aparecen en cualquier parte del cuerpo y por lo general son totalmente inofensivos, aunque no necesariamente estéticos.
Ejemplo de un queloide. / Foto: Saludconsultas.org
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