Este mito fue propiciado de generación en generación a través de la tradición oral; cuando los consejos carecían de lógica o método científico pero eran bienintencionados, quizás tenían un origen coherente, sin embargo, como un teléfono descompuesto, nadie conocía el verdadero origen o sustento de estas creencias que las personas daban por verdaderas.
Actualmente, las redes sociales son el medio por el que este tipo de creencias se han diseminado, así como ciertos foros de Internet y, por supuesto, en el que algunas personas buscan algún tipo de consuelo que les asegure si ellos y sus hijos están seguros:
Foto: Facebook.
Foto: Babycenter
Es innegable que los cadáveres son fríos, pues carecen del calor generado por toda las actividades de los órganos vitales, la sangre recorriendo las venas y los termorreguladores corporales, pero la creencia de que las personas que manipulan a un cadáver no pudiesen acercarse o tocar a un niño recién nacido porque le podía transmitir el frío del muerto es completamente exagerada.
La creencia del frío de muerto
Actualmente en algunas localidades de Centro y Sudamérica, se acostumbra que los embalsamadores, es decir, las personas que acondicionan y preparan al difunto, al terminar sus labores, deben bañarse con agua caliente y hojas de guayabo y naranja agrio para retomar el calor vital y después untarse una mezcla de alcanfor y alcohol en todo el cuerpo, pero sobre todo en las manos. Posteriormente hervir un huevo y envolverlo en sal para después comerlo acompañado de una taza de café con un par de gotas de aguamiel. Todo este ritual funciona para poder ahuyentar el frío que pudo haber “perseguido” al trabajador y así evitar el contagio a los seres más vulnerables: los niños.
El frío de muerto y los bebés
Pero, lo peor es la cura para los niños que creen que ha afectado a este mal: la creencia dice que se debe introducir al bebé afectado en el interior de una res recién eviscerada durante unos minutos para recuperar el calor. Se han reportado casos de bebés que han muerto en el interior de estos cadáveres.
En algunas regiones de Colombia a este mal también se le conoce como yelada y extiende el mal a las mujeres que cargan con niños en el vientre, dicen que las almas tan puras e inocentes son más propensas al frío o las malas intenciones de los espíritus recién muertos, es por eso que los bebés pueden nacer con muchas enfermedades y afecciones.
Pero la ciencia tiene la respuesta clara que justifica el frío de los cadáveres; al morir la sangre deja de circular y al cabo de unas horas el cuerpo registra un descenso de la temperatura que al ser comparada con la de un humano vivo es escandalosamente fría. Además de que la mayoría de cadáveres son refrigerados para preservarlos hasta el proceso de embalsamamiento o funeral. Siempre que algún infante o bebé presente síntomas de enfriamiento o enfermedad se le debe llevar con el especialista adecuado que lo evaluará y diagnosticara pertinentemente y le brindara el tratamiento necesario.