No se trata del argumento de una historia de ciencia ficción. La criogénesis o criogenia en el campo de la medicina es un proceso real, aunque no se sabe si efectivo, que busca congelar un cuerpo y preservar sus órganos para que pueda ser resucitado en un futuro indeterminado. Sobre todo busca ser una técnica que se aplique a personas con una enfermedad terminal que puedan ser curados una vez que se descubra una solución a su condición. Mientras tanto su cuerpo podrá reposar a la temperatura ideal aguardando el momento en que pueda volver a la vida.
¿Cómo se lleva a cabo la técnica de criogenia?
Actualmente existen diversas empresas propiedad de multimillonarios que ofrecen la posibilidad de someter a un cadáver al proceso de congelamiento. Una vez que se certifica la muerte de una persona un grupo de médicos envuelve en hielo su cuerpo y le inyecta químicos especiales para reducir la formación de coágulos sanguíneos y daños al cerebro.
Cuando el cuerpo llega a las instalaciones de la empresa se le congela apenas por encima del punto de congelación del agua. Después se le sustrae la sangre y se reemplaza por químicos que serán los encargados de preservar los órganos en buen estado. en las venas y arterias se aplica una solución que evitará la formación de cristales cuando el cuerpo alcance los -130 grados de congelación.
El paso final es introducir el cuerpo en un contenedor que se sumerge en un tanque de nitrógeno líquido que se mantiene a -196 grados centígrados. Según los deseos de los pacientes se puede conservar el cuerpo entero o sólo el cerebro o la cabeza. Para mantener el cerebro en buen estado deben ser controlados de manera conveniente los niveles de oxígeno.
Existe una gran confianza en que una vez que la nanotecnología consiga avances superiores, aquellos daños que el cuerpo sufra antes del congelamiento o producto de éste sean reparados. Un factor que genera desconfianza en la efectividad de esta técnica es que los órganos requieren diferentes niveles y tiempos de congelamiento para su buena conservación. Así que si el cuerpo entero es congelado en las mismas condiciones se corre el riesgo de que los órganos sufran daños diversos.
El primer hombre en ser criogenizado
James Bedford, un profesor de psicología en la universidad de California que falleció en 1967 a causa de un cáncer, fue el primer caso registrado de criopreservación. El hombre se sometió de manera voluntaria a este proceso con la esperanza de despertar una vez que fuera posible hallar una cura para su enfermedad. Se le inyectó dimetilsulfóxido para iniciar el proceso de conservación, después se le congeló con hielo seco y, como último paso, se le metió en un tanque de nitrógeno líquido. Tras pasar por varias cápsulas y laboratorios hoy su cuerpo sigue esperando ser resucitado aunque el panorama para conseguirlo se percibe complicado.
Hasta el momento la criogenización sigue siendo un tema perteneciente a la especulación científica, pues no hay pruebas que demuestren que el proceso sea capaz de conservar íntegro un cuerpo fallecido y mucho menos que tenga la capacidad de devolverle la vida. El ser humano es un animal obsesionado con la idea de la vida después de la muerte. Eso ha dado pie a que la ciencia busque todas las vías posibles para frenar el paso inevitable y necesario de la muerte.
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¿Es posible revivir después de pasar años congelado?
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