Aunque parezca una mala broma, durante años hemos fantaseado con el fin del mundo. Cientos de películas y libros centran su atención en aquellos escenarios posibles en los que el fin de la humanidad es inminente; o en el caso de que las condiciones bajo las que se desarrolle este fenómeno sean propicias para que en la vida sólo permanecerán quienes reúnan todas las aptitudes necesarias para sobrevivir al paisaje que un desastre de tal magnitud deje a su paso.
Si bien hay quienes aseguran que estamos a cientos —si no es que miles— de años de que aparezca algún fenómeno natural que pueda terminar con el planeta, la preocupación de la comunidad científica acerca de este tema se hace evidente a medida que aparecen nuevas teorías de la destrucción del mundo, o bien, del Universo en su totalidad.
La más preocupante de estas teorías es aquella que tiene que ver con la energía oscura, cuya definición concreta aún se encuentra en proceso. Son tan pocos los datos que tenemos acerca de ella, que cada físico la define de una manera completamente distinta; aunque si en algo coinciden todo ellos es que se trata de una energía que se opone a la fuerza de gravedad y cuyo efecto principal es la expansión del Universo.
¿Cómo podría terminar esta fuerza con el Universo entero? Bajo la suposición de que la energía oscura contrarresta los efectos de la gravedad —además de que hay quienes afirman que el Universo está formado en un 68,3 % de ésta—, la expansión universal aumentaría su velocidad hasta tener la capacidad de sobrepasar los límites de la atracción gravitatoria y de cualquier otro elemento fundamental en el equilibrio del espacio.
En 1998, gracias al Supernova Cosmology Project, fuimos capaces de conocer el principio de los efectos de esta energía. Su impacto sería tan grande que aniquilaría los átomos y provocaría un fenómeno denominado como Big Rip —que no es otra cosa que el antónimo de Big Bang, o sea, la destrucción del Universo—, de ser ciertas estas suposiciones, el terrible evento estaría previsto para unos 20 millones de años.
Al no haber una explicación concreta acerca de este tema, otra de las teorías que rodean a la energía oscura tiene que ver, más que con una destrucción del Universo, con un renacer del mismo. Esto tendría lugar en caso de que se disipara la energía oscura o bien, se vuelva atractiva; el resultado de este fenómeno sería una superconcentración —Big Crunch— en donde absolutamente todo lo existente se condensaría hasta la aparición de un nuevo Big Bang.
El descubrimiento de la energía oscura abre todo un abanico de posibilidades de investigación para los científicos. En primer lugar está la incógnita de si ésta puede ser una cualidad propia del espacio vacío en el Universo y a partir de ahí, sea posible evaluar todas las posibilidades que existen de que esta fuerza aún incomprendida pueda convertirse en la causa de nuestra destrucción.
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Referencias
Expansión
Hipertextual