Si pensabas que no dormir durante tres noches por irte de fiesta era demasiado para un ser humano y exigías una semana de descanso, imagina cuánto tendrían que pedir aquellas personas que dicen llevar más de 20 años sin dormir. Esto no es una falacia ya que, históricamente, se han presentado alrededor de cinco casos de personas que aseguran no haber dormido por todos estos años. Unos dicen tener mucho sueño y unos más afirman no tener indicios de querer descansar.
Pero ¿en verdad es posible que esto suceda? La ciencia no ha podido validarlos con certeza debido a que estos mínimos casos en realidad padecen microsueños: períodos realmente cortos de sueño, tanto que los enfermos no se percatan de ellos. Este raro y cruel fenómeno es tan extraño como peligroso, puesto que llegan sin avisar y duran apenas una fracción de segundo; el que mayor tiempo ha registrado es de 30 segundos y ni con ello el afectado se dio cuenta.
Este mal es incontrolable. Si lo padeces no hay forma de solucionarlo. Pero si no es así, quizá quieras aprovechar mejor tus noches y descansar el mayor tiempo posible porque no sólo eres privilegiado al poder enlazar horas de descanso: hacerlo bien puede traer muchos beneficios a tu salud con todo aquello que sucede mientras duermes plácidamente.
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Se regulan los niveles de azúcar en tu sangre
Mientras duermes, la sangre fluye de manera más “relajada”. Esto da la oportunidad de que los azúcares provenientes de los alimentos que ingieres se desplacen a través de la sangre para convertirlos en energía a la mañana siguiente. Los adultos que duermen menos de cinco horas provocan que esa glucosa no se disuelva con facilidad, por lo que pueden causar —en casos extremos— un coma diabético.
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El aspecto de tu piel mejora haciéndote lucir más joven
El mejor tratamiento antiedad es el sueño. Si duermes más de 6 horas diarias, pueden desaparecer algunas arrugas y marcas propias de la edad. En un estudio publicado en la revista Dermatología Clínica y Experimental se realizó un estudio en el que algunas personas fueron expuestas al sol por horas y luego tomaron una siesta larga. Los que durmieron más tiempo y mejor, no presentaron quemaduras ni lesiones provocadas por los rayos UV, en cambio, las que no descansaron profundamente tuvieron afectaciones en la dermis, incluso desprendimiento y resequedad.
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Adelgazas notoriamente
Al dormir más de 5 horas al día tu cuerpo se somete a un estado de relajación, por lo que la masa corporal comienza a dividirse en todas las partes del cuerpo. De este modo, se esparce y el peso se divide convirtiendo la grasa en energía. Por esto mismo, las personas que duermen menos de 4 horas al día tienen cerca de 3.6 % más de grasa corporal que alguien que descansa al menos 7 horas.
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Se regula tu presión arterial
El estrés que provoca no dormir lo suficiente o de saber que tienes que despertar en unas cuantas horas, puede tensar tu cuerpo y mente, de modo que la presión arterial se dispara. Si duermes menos de 6 horas quizá seas propenso a desarrollar hipertensión en el futuro y si no tienes un cuidado especial, es posible que este mal desemboque en un ataque cardiaco.
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Tu digestión mejora
Al no ingerir ningún tipo de alimento por varias horas, la hormona (leptina) que regula el almacenamiento de grasa se regula, logrando que al día siguiente comas lo que tu cuerpo necesita, más no lo que te haga sentir satisfecho. Esto ayuda a nivelar los lípidos en el organismo mandándolos a los lugares correctos y en forma de energía. En las personas que duermen poco la leptina se reduce al menos 15.5 % provocando que consumas más alimentos de los necesarios.
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Existen cuatro etapas del sueño: la primera es la más sensible
Durante esta fase pareciera que no has descansado por completo. Incluso es cuando despiertas con mayor facilidad. En esta parte los músculos se relajan y el cerebro deja de percatarse con certidumbre de lo que ocurre alrededor. Si despiertas mientras transcurre este lapso puedes recuperarte rápido; no obstante, no es recomendable interrumpir cualquiera de las etapas del sueño.
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La segunda fase se conoce como “el sueño promedio”
Durante este período —que es casi todo el tiempo— el cerebro, la presión arterial y el ritmo cardiaco se vuelven más lentos. Esto con el afán de regular su funcionamiento y conseguir un mejor ritmo de trabajo al despertar. Es por ello que si te despiertas y comienzas a estudiar, tu cerebro se acopla y consigue retener la información de manera más eficaz.
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La tercera etapa se refiere al sueño profundo
Durante este tiempo el cuerpo descansa completamente, por lo que el resto del organismo se vuelve lento y se repara lentamente. Cada órgano se restaura para conseguir un mejor funcionamiento. Es como reinciarse diariamente. Si duermes poco o nada, no se lleva a cabo esta función obstaculizando tu desempeño en el día a día. Es en esta etapa que algunas personas caminan, hablan o comen estando dormidas.
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La cuarta se denomina Rapid Eye Movement
Pero se abrevia REM. Durante esta última —y poco duradera— fase, los ojos parecen moverse solos (de ahí proviene el nombre) y se liberan algunos gases estomacales, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, la verdadera función de esta cuarta etapa del sueño es regular el desarrollo y trabajo de las hormonas. Así que si no duermes bien puedes tener un descontrol en tu alimentación, libido y hasta en el período menstrual.
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Liberas gases
En realidad, no puedes retenerlos. Mientras estás despierto sueles aguantar las incesantes ganas de soltar un poco de aire; no obstante, mientras duermes lo dejas fluir. El cuerpo está en estado de relajación y no puede controlar del todo sus reacciones, por lo tanto es imposible no soltar un poco de aire estomacal.
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Tus neuronas trabajan más que cuando estás despierto
En efecto, las neuronas se activan en sincronía para procesar toda la información obtenida durante el día. Es decir, desde los alimentos que consumes, la información nueva, las actividades que realizaste, etc.
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Tu garganta se hace más pequeña
Como hemos dicho antes, la mayoría de los músculos se relajan y la garganta no está exenta de ello. Esa es la razón principal por la que despiertas un tanto afónico, con flemas o ganas de toser. Es más normal de lo que parece, pero si el daño por las mañanas es excesivo, consulta un médico, puesto que este simple detalle es capaz de convertirse en un problema de respiración
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Creces unos centímetros
La osamenta también se relaja durante el descanso, por lo que al no sentir ningún tipo de peso o presión sobre ella se “estira” y al despertar, si te mides, tu estatura habrá aumentado cerca de 2 o 5 centímetros, los cuales se reducen de nueva cuenta al terminar el día. Esto es porque los discos que hay entre las vértebras se comprimen por la posición vertical en la que te mantienes, así que cuando te acuestas, estos se expanden nuevamente.
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No aprendes mientras duermes
Aunque por muchos años se creyó que mientras dormías podías adquirir nuevos conocimientos tan sólo escuchando cintas pregrabadas, recientemente se reveló que no es del todo cierto. Para que una persona logre aprender ciertas cosas necesita escuchar las grabaciones en determinadas etapas del sueño, es decir, en la primera y la segunda. Para ello debe haber alguien monitoreando la acción; por lo tanto, es probable que no consigas aprender todo lo que deseas mientras duermes.
Dormir y que eso le traiga beneficios a tu salud es un gran combo. También es parte fundamental del desarrollo de las personas, por lo tanto, si no lo haces de manera correcta, tu sistema podría verse notoriamente afectado. Procura dormir al menos 7 horas al día y trata de hacerlo en condiciones adecuadas: sin luz, sin ruido, sin corrientes de aire y con las cobijas necesarias. De igual manera, hazlo sobre superficies adecuadas que no lastimen tu columna vertebral. Dormir resulta placentero, pero hacerlo de manera correcta, es mucho mejor.