Todo el mundo sabe que los agujeros negros tienen algo que los hace irresistibles. No sólo se trata de la densidad que hunde a las estrellas gigantes en su propia masa de la que nada puede escapar, sino de un misterio que desde su descubrimiento pone en duda las principales leyes de la física. Es el principio de un terreno inhóspito donde cualquier conocimiento humano, sobre todo lo que se entiende como “realidad”, puede quedar superado por lo que hoy entendemos por ficción.
Estos misteriosos objetos se crean a partir de la muerte de una estrella gigante. Cuando un astro veinte veces más masivo que el Sol agota su combustible, se ahoga trágicamente en la densidad de su propio peso. Einstein descubrió que la gravedad es una fuerza causada por la curvatura del espacio-tiempo, de forma que una estrella gigante moribunda lo suficientemente densa, puede crear un agujero en el entramado espacio temporal.
Ocurre algo similar con una malla cuadriculada estirada en sus cuatro extremos: el espacio y el tiempo, representados en cada hebra de la red, forman una cuadrícula que desde el punto de vista de un observador terrestre, se mantiene constante. Si se deja caer algo lo suficientemente pesado al centro de la malla, como un balón, el entramado espacio-temporal se modificará según el peso. Lo que era una cuadrícula se convierte en una forma alargada que responde curvándose según el peso del balón. La fuerza gravitatoria actúa de igual manera, deformando la realidad según su densidad.
Si en vez de un balón se deja caer un objeto mucho más masivo, como una bola de demolición, la red no resistirá más y terminará agujereada, pero antes se habrá alargado tanto como las características físicas de su material de elaboración lo permitan. Algo similar ocurre con la densidad de un hoyo negro con respecto al tiempo y el espacio. A pesar de que el conocimiento sobre este fenómeno cósmico aún es primigenio, las distintas teorías de la física explican lo que puede pasar al iniciar un viaje sin retorno hacia uno de los más grandes misterios de la ciencia. ¿Qué te pasa cuando caes en un agujero negro?
En el momento en el que tu velocidad sea menor a la necesaria para escapar de la atracción gravitatoria del agujero negro, te darás cuenta de que estás a punto de experimentar algo que nadie ha hecho antes. El temor por lo desconocido te hace pensar en la respuesta trágica más notoria: la muerte. Conforme te acercas al horizonte de sucesos —el punto definitivo de no retorno en el que la fuerza gravitatoria es tal que ni siquiera la luz puede escapar de ella— tu cuerpo comenzaría a estirarse y la velocidad a disminuir, como si se tratara de una cinta de película que corre pausadamente, apreciando el celuloide entre cada cuadro. La diferencia de gravedad entre los extremos y la radiación provocaría un fatídico final. Cada una de tus células se desprendería hasta ser borrada en su totalidad, pero éste es sólo uno de los posibles escenarios.
En el caso de un agujero negro masivo, existen dos posibilidades: para Stephen Hawking caer en uno de estos vórtices que absorben todo a su paso no significa necesariamente la muerte. El físico inglés está convencido de que es posible atravesar el horizonte de sucesos sin un sólo rasguño para experimentar la nada: algo fuera del tiempo y el espacio, donde la fuerza de gravedad no ejerce su atracción. Tu cuerpo estaría flotando en caída libre, plácida y permanente en una dimensión que aún es un misterio para el entendimiento humano.
Impulsado por la relatividad de Einstein, Hawking sostiene que es posible cruzar el horizonte de sucesos y aparecer íntegramente en un universo distinto. La respuesta cuántica es aún más increíble, pero no por ello menos probable: un momento antes de hacer contacto con el horizonte de sucesos, tu cuerpo puede hacerse añicos ante la intensa radiación de Hawking, pero al mismo tiempo permaneces dentro del agujero, de la misma forma que un holograma suspendido en el borde. Se trata de una máxima de la física cuántica que afirma es imposible perder la información como si simplemente fueras absorbido por el agujero. Una especie de clonación que es improbable pero físicamente posible, porque la realidad sólo dependería del punto de vista del observador.
En definitiva, ¿cuál de las hipótesis anteriores corresponde a la realidad de ser tragado por un agujero negro y acercarse lentamente al horizonte de sucesos? A ciencia cierta, aún no poseemos la suficiente información sobre este fenómeno para saber qué ocurre. Hacen falta datos y experimentación sobre las condiciones de lo que ocurre dentro de la muerte de una estrella masiva, además de la elección —o unificación— de alguna de las dos teorías físicas que intentan explicar el fenómeno: la física relativista y la cuántica. También faltan los medios para llegar hasta una distancia aceptable para observar plenamente un agujero negro y sobre todo quienes, en nombre de la ciencia, decidan adentrarse en un intrigante misterio del que nada puede salir una vez dentro.
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