Los hongos alucinógenos pueden borrar memorias… por culturacolectiva
En América Latina, el consumo de hongos alucinógenos no era parte de una aventura recreativa, mucho menos de un simple entretenimiento o diversión. Antes de la Conquista, distintos pueblos prehispánicos se tomaban muy en serio el uso de sustancias psicoactivas obtenidas de su entorno natural inmediato. Formaban parte de un todo cosmogónico que sustentaba las explicaciones sobre su vida material a través de creencias religiosas.
El objetivo era conseguir un estado alterado de percepción. Algunos conceptos sólo cobraban sentido una vez que se ingerían alucinógenos; sin embargo, el consumo contemporáneo de estas sustancias se aleja considerablemente de su contexto primigenio. ¿Sabes realmente qué ocurre en tu cerebro cuando ingieres hongos alucinógenos?
Ingestión y actividad cerebral
Una vez que el hongo llega al estómago, se procesa rápidamente hasta su metabolización en el hígado. Basta media hora con una dosis promedio (25 mg de psilocibina) para empezar a sentir los primeros efectos en el organismo.
La psilocibina activa los receptores de serotonina y estimula la corteza prefontal, región del cerebro encargada de la atención y la generación del sueño.
El efecto después de este tiempo es inmediato: bajo la influencia de psilocibina, el cerebro reporta una actividad inusual que une regiones del cerebro comúnmente incomunicadas, especialmente el hipocampo y la corteza prefrontal, provocando un estado que aún para la ciencia médica resulta novedoso y poco estudiado.
Esa es la explicación por la que sustancia provoca en quien la consume un estado similar a la ensoñación, que al mismo tiempo, resulta altamente gratificante cuando las condiciones mentales del sujeto en cuestión son favorables. Las alucinaciones son comúnmente visuales y cuando su uso ocurre en exteriores, están relacionadas con los elementos que forman parte del entorno natural.
Un efecto reportado por la mayoría de individuos con experiencias positivas es sentir un “todo” conectado con la Tierra: árboles que “respiran” o “hablan”, un movimiento coordinado de cada elemento del ambiente son sólo algunas de las sensaciones aludidas por usuarios a causa de la intensa e infrecuente actividad cerebral.
Otra sensación común en la mayoría de los usuarios sin importar el carácter de su experiencia es la distorsión del tiempo. A pesar de que los efectos de una dosis media desaparecen en un rango de 8 a 10 horas, es común escuchar comentarios erráticos del tiempo, que consideran pasa mucho más lento de lo que realmente transcurre.
Set and setting
A pesar de los efectos reportados por la mayoría de los usuarios, la reacción de las sustancias psicoactivas en el organismo varía dramáticamente en cada individuo, tal como ocurre con el alcohol u otras drogas de distinta naturaleza. La acción de los hongos alucinógenos (al igual que el LSD), depende en gran medida de factores personales del consumidor en cuestión.
A esta variabilidad de persona a persona se le llama set and setting y en primer término, está compuesta por distintas variables que se delinean alrededor de las expectativas personales al momento de ingerir la droga, como su estado emocional y anímico, la información y el juicio que posee sobre sus efectos (obtenida a través de medios de comunicación, campañas gubernamentales, guías espirituales o experiencias de amigos), el grado de sugestión (qué tan bien o mal se sentirá y la potencia del efecto).
El segundo factor, setting, se refiere a la influencia del ambiente en el consumidor en turno. Los efectos de consumir hongos alucinógenos también obedecen a la percepción del ambiente que rodea al usuario. Las reacciones pueden ser diametralmente opuestas en un sitio que, a pensar del individuo en cuestión resulta seguro, agradable y con personas de su entera confianza, que en un lugar que le parece incómodo o le causa inseguridad.
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A pesar de que el uso de la sustancia activa de los hongos alucinógenos se ha probado en experimentos menores para tratar trastornos como la ansiedad o el estrés crónico, la realidad es que la hiperconexión cerebral causada por el consumo de
psilocibina aún es un tema poco estudiado por la medicina occidental, tanto para su uso recreativo, como para aprovechar los cambios que genera en la percepción de la realidad.
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Referencias
LiveScience