Las fotografías de Kayla Reeder durante el nacimiento de un bebé muestran un caso extremo de cómo la cabeza de un bebé puede aplastarse de tal manera que toma una forma cónica al pasar por el tracto uterino de la mujer. ¿Sorprendente, verdad?
Si bien, lo que vemos en las fotos es un tanto inusual, un ligero amoldamiento del cráneo sí que es común. Tan común que incluso puede suceder después del parto, cuando el bebé descansa en la misma posición, llamado plagiocefalia o moldeamiento posicional.
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¿Por qué ocurre?
Más allá de la presión aplicada por el parto o las superficies donde duermen, la razón está en el cráneo del bebé es moldeable y “suave” pues se constituye por placas de tejido fibroso llamado sutura craneal, así como de la fontanela —o la famosa mollera— donde los huesos del cráneo no se han cerrado. Estas aberturas y tejido permitirán el crecimiento del cerebro, el cual ocurre en el primer año de vida. Decir que a un bebé se le “hundió la mollera” en realidad es un signo de deshidratación y una condición seria.
Si bien es normal este moldeamiento, en algunos casos la condición puede ser permanente, dado que los huesos del cráneo se fusionan prematuramente, esto no sólo implica una forma inusual, sino posible daño cerebral, a esto se le llama craneosinostosis y requiere de cirugía.
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¿Cómo corregirlo?
La mayoría de las veces —a menos que se trate de craneosinostosis— este fenómeno no tiene severas afectaciones de salud para el bebé y suele corregirse de manera natural en el momento en el que aprenden a rotar su cabeza durante las horas de sueño. Pero en casos más graves en los que hay presencia de tortícolis, por ejemplo, es necesario realizar ciertos ejercicios o vigilar los tiempos de sueño para rotar su cabeza. No obstante, el diagnóstico de la plagiocefalia y la terapia tan sólo pueden venir de un pediatra. Así que ante cualquier duda, lo mejor es consultarlo.
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Encuentra más del trabajo fotográfico de Kayla Reeder en su sitio web.
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