Razones por las que debemos comenzar a comer pan de cucarachas

Razones por las que debemos comenzar a comer pan de cucarachas

Razones por las que debemos comenzar a comer pan de cucarachas

La idea de consumir insectos en lugar de otras proteínas animales tradicionales como res, cerdo, pollo e incluso el pescado tiene varios años en boga, y aunque en muchos países de Latinoamérica y Asia consumirlos es relativamente normal –tanto, que cerca de 2 mil millones de personas en el mundo tienen una dieta a base de insectos,–para muchos sigue siendo una cuestión de asco.

Sustituir esas proteínas animales con insectos resulta una de las ideas más innovadoras para prevenir la escasez de alimentos en el mundo, ya que éstos se reproducen a gran escala con relativa rapidez, no necesitan hectáreas de alimento y el impacto ambiental de su crianza es mínimo. Enio Viera, profesor de nutrición explica la abismal diferencia entre la crianza entre insectos y otros animales:

«Necesitamos 250 metros cuadrados de tierra para producir 1 kilogramo de carne, mientras que la misma cantidad de insectos se puede obtener usando solo 30 metros cuadrados. También necesitamos menos agua: mil litros para 1 kilogramo de insectos y 20 mil litros en el caso de la carne de vaca».

El pan de cucarachas

Es por ello que cada vez se desarrollan nuevos alimentos industrializados que hacen uso de los insectos, como el pan de cucarachas que se desarrolló en unos laboratorios de Brasil, en la Universidad Federal de Rio Grande. Ellos emplearon la nauphoeta cinerea o cucaracha langosta, que difiere de las cucarachas comunes que se encuentran en las calles o casas.

El uso de esta cucaracha es en forma de harina, se deshidrata y pulveriza. Posteriormente, la harina a base de cucarachas es mezclada con harina de trigo y entonces se lleva a cabo el resto de la preparación de un pan de caja. Incluir un 10% de harina de cucaracha hace que en promedio una rebanada de pan tenga hasta 22 gramos de proteína, mientras que uno hecho sólo con harina de trigo acumula 9 gramos aproximadamente y por si fuera poco, también provoca que la grasa del pan se reduzca hasta en un 68 %.

El sabor del pan

De acuerdo con la ingeniera líder del proyecto, Myrian Salas Mellado el sabor del pan realmente no es afectado:

«Llevamos a cabo análisis sensoriales, así como de textura, olor, color y sabor. No hay alteraciones significativas. Tal vez algunos consumidores perciban un ligero sabor a maní».

Una vez que se supera la prueba de repulsión a la idea de comer algo preparado con insectos, seguramente no sea posible identificarlos, dado que la consistencia y textura del pan tampoco cambia.

Será cuestión de tiempo saber si la escasez de alimentos, así como el impacto ecológico serán motivos suficientes para afianzar la popularidad de este tipo de comidas y que diversos países, como Brasil, cambien sus leyes para permitir la comercialización de los insectos como alimento humano.

¿Y tú, lo probarías?

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