En tus pies habitan cerca de 200 seres microscópicos (hongos, para ser más precisos) que son benignos o que pueden causar severos daños, como la onicomicosis.
Esto se refiere a una infección en las uñas de los pies que causa un aspecto desagradable y su progresiva destrucción. Este tipo de hongos crecen en ambiente cálidos y húmedos, por ello es que pueden estar al acecho en albercas públicas o en tu mismo baño. Los más agresivos son los dermatofitos y las levaduras; los primeros se desarrollan más en regiones templadas del mundo, mientras que los segundos en las zonas tropicales y son más propensos a causar infecciones en las uñas de las manos.
Todo hongo es curable si se trata con los medios adecuados. Ante las señales específicas de su presencia debes acudir con un especialista para diferenciar entre una infección por hongos o una psoriasis, eccema o síndrome de Reiter, que presentan síntomas muy parecidos. ¿Cuáles son las señales a las que debes estar atento?
1
Uñas quebradizas
Pese a que las uñas son partes del cuerpo suaves y que requieren una protección para evitar lesionarlas, son resistentes y no es normal que se quiebren. Si esto ocurre es muy probable que tengas hongos en ellas que estén provocando su debilitamiento y por consiguiente su capacidad para quebrarse con facilidad. El principal alimento del hongo es la queratina, una proteína que hace que las uñas nazcan y se conserven fuertes. Al carecer de ella las uñas se debilitan.
2
Uñas gruesas
Las uñas deben lucir delgadas, pero resistentes. En caso de que observes que su grosor aumenta de manera paulatina, luce escamosa y te cuesta cada vez más trabajo cortarlas, es otro signo casi inequívoco de que hay hongos en ellas. El engrosamiento es a causa de una sobreproducción de queratina con la que los hongos se alimentan.
3
Decoloración
Cuando un hongo ha infectado por completo a una uña, ésta puede separarse del lecho ungueal (la piel debajo de la uña). Generalmente comienza en la esquina del dedo pulgar del pie y luego se propaga lentamente hacia la cutícula. Todo ello puede indicar una onicomicosis subungueal distal.
4
Rayas amarillas en el lecho de la uña y debajo de la misma
Esto puede ser indicio de onicomicosis superficial blanca. Con el tiempo la infección provoca que la uña se vuelva blanda, seca y polvorienta, según avance la infección. Se daña a tal grado que se quiebra y se vuelve marrón o gris. A diferencia del tipo distal, la uña no se separa del lecho ungueal.
5
Dolor en las uñas
Debido a la presión de los zapatos que rozan con las uñas afectadas, puede haber molestias al caminar.
6
Olor desagradable
Cuando la uña ha sido perforada por los hongos, provocando su desmoronamiento, comienza a haber un olor desagradable por los residuos de suciedad que se acumulan en ella. En este estado se vuelve imperante la necesidad de ir con un médico.
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¿Cómo evitar la presencia de hongos en las uñas?
Realmente es sencillo: sólo bastan unos pasos y hábitos diarios para mantenerlos a raya. Evita el contacto con ambientes húmedos y cálidos como piscinas, gimnasios o duchas públicas. También es importante que asees tu sanitario y regadera con regularidad y que el lugar esté bien ventilado. Seca tus pies después de la ducha, sobre todo entre los dedos. Utiliza zapatos o calcetines que permitan una adecuada transpiración del pie.
Factores como la sudoración excesiva (hiperhidrosis), sufrir diabetes mellitus o tener deformidades en las uñas son otras variantes que generan el padecimiento de hongos en las uñas de los pies. Un buen cuidado y consultas periódicas con el médico son vitales en estos casos.
Por una cuestión de salud, principalmente, y por una razón de estética es conveniente que te trates este padecimiento. Las uñas con hongos pueden llegar a causar vergüenza o incomodidad en una persona, por ello es que los síntomas deben ser revisados por un experto para actuar con rapidez. No dejes que tu cuerpo padezca incomodidades o enfermedades que pueden ser resueltas con anticipación.