En este mismo momento es probable que estés ingiriendo antibióticos alojados en tus alimentos sin darte cuenta. Ese trozo de carne que comiste y sació tu apetito tal vez estaba sobrecargado de sustancias químicas que le fueron inyectadas cuando el animal del que proviene estaba vivo. De esa manera el ganadero que cuidaba de él se aseguró que su res o su cerdo creciera más y fuera capaz de dar más carne. Obviamente estos procesos dañaron la salud del animal y podrían estar haciendo lo mismo contigo, pues la cantidad de químicos sobrepasa, en ocasiones, las medidas normales en un ser vivo.
La práctica de inyectar hormonas o antibióticos en los animales está prohibida en la Unión Europea desde 2006, sin embargo, los ganaderos de Estados Unidos se han visto reticentes a acatar la misma medida. Para ciertos sectores de la ciencia y la medicina, todo lo que posee la carne de la que te alimentas podría estar ocasionando que muchas bacterias hayan mutado en algo cada vez más agresivo para el organismo y, sobre todo, difíciles de erradicar con las medicinas tradicionales.
Los carnívoros tocan el cielo cuando prueban un corte de carne que ha vivido un largo proceso de preparación que le proporciona un sabor especial. Sin embargo, cabe mencionar que estos tiempos de curación, que pueden llegar a durar medio año, no son más que procesos especiales donde la carne se pudre y adquiere un sabor especial a nuez, mantequilla o lácteos. A esto se le llama madurar la carne y lo que ocurre es un proceso en el cual se produce una actividad enzimática. Las enzimas rompen las proteínas y sueltan ácidos como el glutámico, responsable de generar glutamato monosódico. Todo este proceso provoca que la carne adquiera sabores especiales que deleitan a los catadores de carne madurada.
Alimentos más dañinos
Sin embargo, no sólo la carne está llena de sustancias nocivas para la salud: hay una lista bastante grande de otros alimentos que debido a los procesos que viven para su producción y venta están cargados de sustancias peligrosas que podrían estar causando enfermedades como diabetes, cáncer, hipertensión arterial, fibromialgia, fatiga crónica, migraña, presión craneal de origen idiopático o enfermedades reumáticas en general.
Estos alimentos son las harinas refinadas, azúcar, sal de mesa, arroz blanco, leche de vaca y derivados, patatas, pimientos, berenjenas o trigo, los cuales tienen una carga importante de blanqueantes, emulsionantes, estabilizantes, antioxidantes o antimoho. El caso del azúcar es de llamar la atención: cuando se metaboliza en el organismo produce residuos ácidos que son neutralizados con la extracción de calcio de los huesos, causando su debilitamiento y conduciendo a una posible osteoporosis.
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Los riesgos de los lácteos
En el caso de los lácteos, uno de los alimentos con mayores niveles de grasas saturadas, según la guía Healthy Eating Plate de la Universidad de Harvard, tienen un alto contenido en antígenos que repercuten en el sistema inmunitario. Esto provoca la vulnerabilidad hacia determinadas infecciones y enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico.
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Arroz con pequeñas dosis de veneno
En cuanto al arroz, se ha descubierto que posee dosis de arsénico, uno de los venenos más antiguos que se conozcan entre la sociedad y que se encuentra en nuestro entorno de manera natural. Múltiples estudios han intentado llegar a un acuerdo acerca de qué tan dañinas son estas dosis en el organismo: Jim Coughli, un toxicólogo independiente que ha trabajado como consultor para la Federación Estadounidense de Arroz, señala que «los niveles encontrados son bajos» y que «el arsénico está en todas las comidas. Lo encontramos en frutas, vegetales y granos, donde incluimos al arroz. Pienso que el arroz es seguro y nutritivo».
Este veneno natural, mientras se consuma en cantidades bajas, no tendría por qué representar un problema de salud. El arsénico inorgánico que se encuentra en el subsuelo se libera y termina siendo absorbido por el arroz plantado. Se recomienda enjuagar bien el arroz antes de cocinarlo y hervirlo en un gran volumen de agua para asegurar que se elimine la mayor cantidad de arsénico posible. De hecho, no sólo el arroz lo contiene: un 97 % de los moluscos y un 56 % de los pescados lo poseen pero en niveles inofensivos.
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Verduras y frutas con una fuerte carga de nitratos
Los altos niveles de nitratos (compuestos presentes en el medio ambiente que pueden ser alterados para ser usados como fertilizantes) que poseen las verduras y las frutas son a causa de los fertilizantes y abonos que se les añaden para un rápido crecimiento. Esto tiene como objetivo acelerar la producción y venta de las mismas, aunque por supuesto no ha pasado desapercibido para ciertos organismos que vigilan la salud de la población. En especies como la lechuga y las espinacas, la Unión Europea ya ha reglamentado el límite máximo de nitratos que pueden contener.
Asimismo, los pesticidas son de uso frecuente en las frutas y verduras, sobre todo para evitar plagas que mermen su producción. La EFS, máxima autoridad en materia de investigación acerca de posibles sustancias nocivas en los alimentos, ha mencionado que los niveles de pesticidas hallados en las frutas y verduras no deberían repercutir en la salud de los consumidores, pero esa conclusión sigue siendo cuestionada.
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¿Qué alimentos no contienen antibióticos, veneno y otros elementos nocivos para tu salud?
Los productos orgánicos son la respuesta, pues estos –para poder llamarse orgánicos– cumplen con estándares rigurosos que los hacen merecedores a un sello de certificación orgánica SAGARPA (como el que tienen todos los productos de Aires de Campo).
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¿Qué significa orgánico?
Los alimentos con esta certificación están libres de pesticidas, químicos, OGM’s, antibióticos, hormonas y aguas tratadas. Todo lo anterior es lo que le hace tanto daño a tu cuerpo; además de los beneficios que comer orgánico provocan en tu organismo, y por lo tanto en tu apariencia física, las producciones que se dedican a generar alimentos orgánicos –por ejemplo las de los productores que le proveen insumos a Aires de Campo– son una gran fuente de trabajo y una alternativa consciente con y responsable del medio ambiente.
Lo importante es que acudas con un nutriólogo para que te informe sobre los alimentos más convenientes que debes consumir y cuáles son las cantidades necesarias, de tal manera que te asegures de estar dando a tu cuerpo una nutrición adecuada. La recomendación general en cuanto a este tema es llevar una dieta equilibrada donde no te enfoques en el consumo de sólo un alimento, ya que eso podría repercutirte negativamente al estar dando a tu cuerpo grandes cantidades de una sola sustancia.