Una de las principales técnicas que utilizó la publicidad cuando comenzó a globalizarse fue explotar la influencia del color dentro de nuestra mente.
Con la habilidad de imprimir diferentes pigmentos en los anuncios, se permitieron crear vínculos inadvertidos dentro del espectador para motivarlos a comprar o a desear un producto. Los reflejos claros indicaban un sentido de alegría por su conexión con la luz del día, mientras que las imágenes oscuras resultaban ominosas. Pero de entre toda la paleta de tonalidads existentes, son las cercanas al rojo las que tienen influjo dentro de la mente de las personas.
Algunos dicen que generan hambre, otros que causan pánico por su nexo con el color de la sangre o el fuego, pero entre todas las interpretaciones, la pasión parece ser la más fuerte. Aquél podría ser el motivo por el que ése sea el color que alumbra las calles de los distritos donde la prostitución y los negocios sexuales son legales y controlados por el gobierno.
Estas zonas rojas existen en Corea del Sur, Japón, China, Indonesia, Alemania, Bélgica, Austria, pero en definitiva los más conocidos son los tres que están en Ámsterdam: “De Wallen”, “Singel” y “de Pijp”. Son los más frecuentados por los turistas, ya que la capital es conocida por su pensamiento liberal y su venta de drogas, así que pasar por esos lugares es sólo una parada más para algunos visitantes. En esas calles iluminadas de rojo hay cientos de mujeres y hombres dispuestos a tener sexo con nosotros a un precio considerable, antes de llegar a eso, es necesario para cualquiera que busque adentrarse en una aventura sexual contar con más información al respecto.
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Puedes tomar un tour
Para informarte sobre cada uno de los aspectos y las reglas que se siguen en las zonas rojas de Ámsterdam existen tours con muchos datos que nos pueden ser útiles en todo momento. Las personas suelen ser amables y resolverán cualquier duda que tengamos; a tecnología es similar a la de cualquier otro recorrido, así que no nos preocuparemos por no hablar el idioma. Asimismo, se ofrecen tips para comunicarse con los trabajadores sexuales en caso de que nos animemos a hacerlo.
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Las exprostitutas pueden guiarte
Puedes tomar el mismo tour pero con prostitutas veteranas como guías, quienes comparten sus historias y experiencias mientras presentan las zonas a los visitantes. Se menciona que son abiertas, animadas y que suelen hacer chistes y le aporta un sentido más personal al recorrido, teniendo una voz honesta que nos invite al lugar donde pasaron algunos años ofreciendo sexo a extraños. No resulta incómodo, en cambio sirve como un acercamiento extra para conocer más sobre ese tipo de comunidades.
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No se hacen exámenes de ETS
Si decidimos solicitar sus servicios, es absolutamente nuestra responsabilidad protegernos de cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual. Las prostitutas no tienen la obligación de hacerse pruebas y cada quien opera bajo sus propias reglas, por lo que pueden solicitar el uso de condón o no. Hacerlo es el riesgo de cada persona, pero no es nada recomendable tener sexo sin protección en las zonas rojas.
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Las prostitutas te pueden rechazar
Si somos demasiado insistentes o groseros, si no aceptamos las reglas o si simplemente no le atraemos a las prostitutas, en cualquier momento pueden rechazarnos. Con cientos de personas pasando al día, pueden darse el lujo de ignorar nuestro ofrecimiento monetario y aceptar una mejor oferta. Una buena educación y un trato respetable puede funcionar a nuestro favor, pero no siempre será el caso.
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La vida como “chica de ventana” no es duradera
Una tragedia que se comenta en esos lugares, es que cada vez hay menos ventanas para que las chicas puedan vender su servicio. La renta de los espacios aumenta y ahora es más difícil que mantengan ese estilo de vida. Unas deciden convertirse en escorts, mientras que otras se retiran después de un año o dos sin ganar tanto como antes lo hacían. Además, antes era más fácil para todas las personas y ahora se ha convertido en un proceso más selectivo antes de que alguien pueda exhibirse en un lugar así.
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La policía es muy efectiva
Ya que los empleos sexuales son legales y unos de alto riesgo, los trabajadores suelen tener un botón de pánico si se encuentran en peligro o con un cliente violento. El periodo de respuesta es de menos de un minuto porque las zonas rojas suelen tener gran cantidad de oficiales de policía en los alrededores. Lo mismo sucede si alguien se encuentra con un problema de salud o herido; los médicos llegan de inmediato a la escena. No todo es tan oscuro como parece.
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Hay calles diferentes para cada gusto
Existen distintos barrios dentro de la zona roja de Ámsterdam y cada uno está habitado por prostitutas según la preferencia de los clientes. Hay espacios para los holandeses, africanos, asiáticos y demás. Si nos inclinamos por algo más específico podemos visitar determinados espacios y encontrarlo. Todo es parte de un entendimiento tácito entre los involucrados y facilita la búsqueda para los turistas.
Es llamativo vistar la zona roja de Ámsterdam por todas las leyendas que hemos escuchado, ya sea por el morbo o por un interés genuino de experimentar una aventura sexual con las prostitutas o los distintos servicios que ofrecen. Otros turistas también acuden a la zona sólo por curiosidad de observar las luces rojas que rebotan en el suelo y en cada una de las paredes de esos pequeños espacios de Holanda. Quizá el color también posea una cierta calidez que nos haga sentir seguros y nos pueda dar placer toda la noche en esas zonas que parecen estar lejos del mundo real.
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Fuente: Steemit & Abbysugrue