Cualquier acto que realicemos en la actualidad es una declaración estética. No importa qué. La espectacularidad del consumo y de la vida mediada por las redes sociales son los dos principales motivos para una decisión que podría parecer “cualquiera” en los mares del discernimiento. Los criterios estéticos que rigen la acción en general de nuestros días son, de hecho, los protagonistas inquebrantables de lo que se comparte, de lo que se proyecta. Quizá fuera del mundo web sea más complicado de ver, pero no por ello inexistente; alejada incluso de la pose fotográfica o la perpetua reflexión como pie de imagen, no es perceptible al 100 % la disposición a lo increíble o visualmente atractivo, sólo no debemos olvidar entonces que el prop gráfico –seleccionado con previo cuidado para lucir agraciados– modifica y (re)estructura el andar o decir. Nada escapa de nuestro obsesivo deseo por aparecer de la mejor manera posible.
La universidad, la oficina y el supermercado, por extraño que parezca son sitios específicos que marcan un código exacto de apariencia. Su cotidianidad, aunque pudiese fungir como un hilo conductor de actividad, no es en efecto suficiente para cruzar sus trazas visuales. Menos podríamos advertir este enlazamiento en eventos de superior relevancia; por ejemplo una fiesta o un viaje. En esta última situación y aunque se insista en el intelecto que lo realmente importante es el hecho de viajar en sí, de descubrir un nuevo punto en el planeta Tierra, es innegable que si no se hace con los atavíos o materiales suficientes poco disfrutable será su ejecución.
Aún cuando se elija una apuesta por la comodidad o la supuesta indiferencia del vestir, la disertación ha sido consumada y nunca escapa del espectro que mencionamos. A pesar de los pesares. Es más, quienes vivan en la enajenación de la presumida renuncia a la “vanidad inútil” son los alimentadores esenciales de este ardid ornamental. Y si es así, ¿por qué no mejor hacerlo ya entregados por completo? Si de viajar se trata, ¿por qué no completar la experiencia con estilo? Realzar la conducta y el regocijo a partir de sus formas.
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Maleta Weekender
Por mencionar algunos accesorios para dicha empresa, cargar y empacar no son verbos vacíos en el vacacionar. Hacerlo con una de estas maravillosas piezas de transporte es un extra que se le puede dar a tal necesidad.
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Moleskine
O puede ser cualquier otra libreta de viaje, pero hacerlo con todo el peso y tradición que representan estos pequeños acompañantes es como ser poseído por Hemingway o algún otro gran pensador que entendía el valor de tomar notas durante sus viajes.
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Montblanc
Y si se garabatear, bocetar o escribir estamos hablando, nada mejor que este titán del trazo. Aún cuando sea uno de los modelos más sencillos, una pluma estilográfica de este renombre siempre dotará de un espíritu exquisito a lo que realices con ella.
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Trolley clásica
Un suitcase que mezcla metales, pieles y detalles vintage que nunca pasan de moda; al contrario, le añaden personalidad a tu viaje.
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Nécessaire
En otras palabras, una maleta pequeña o estuche que sirve para contener y transportar artículos de higiene. Pero no podemos caer en la tentación de pensar en cualquiera; así que vale la pena adquirir uno de buena apariencia e independiente a la maleta principal, pues se puede facturar aparte del equipaje completo.
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Chatline para fragancias
Podría sonar ridículo si no es que a más de uno ya nos ocurrió un accidente con la loción o el perfume en el equipaje. Estos pequeños envases metálicos hacen transportable diversas porciones de tu fragancia preferida.
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Travel set en cachemira
Nunca está de más un juego de toalla, frazada y antifaz en una deliciosa tela que te provea de comodidad, abrigo o estrés en el avión. Claro, siempre están ahí las sobrecargos y los supplies de la aerolínea, pero siempre es mejor imponer tu propio estilo en estos casos que podrían parecer insignificantes.
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Portapasaporte
No te dejes seducir por la utilidad de los accesorios; mejor, enamórate del placer estético que significa transportar tu documentación en un objeto que alberga también sofisticación y otros accesorios que puedes requerir durante el viaje.
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La clave para viajar con estilo es despojarse de toda pretensión de sobriedad. La reserva o el decoro sólo confunden a la mente y no dejan nada bueno; sobre todo, no aportan trascendencia en una era gobernada por la representatividad. Estas Cosas que hacen las personas inteligentes para viajar más y las 4 prendas básicas que a las mujeres que les gusta viajar deben llevar siempre harán más fácil tu proceso.