La Ciudad de México, como ese entramado de historias que se ha modificado una y otra vez a lo largo del tiempo, ha dejado dentro de su configuración lugares que en pocas ocasiones consideraríamos propios de la urbe; como si fueran metarrelatos de una narrativa compleja, existen barrios peculiares y divergentes en ese libro abierto que significa el Distrito Federal.
De hecho, podríamos partir de ese punto; la transformación de la capital mexicana se ha manifestado incluso en su nomenclatura y la manera en la que han cambiado sus representaciones y formas de concebirse en cuanto a orden cultural o político se refiere. Es en este mapeo singular que hallamos esos puntos a los que hacemos referencia, donde parece que el tiempo se ha encapsulado irremediablemente entre sus callejuelas y plazas, entre sus tradiciones y personas.
En días que el resto de la población decide abandonar la ciudad y desplazarse hacia destinos turísticos de otra índole o en fines de semana que todos se ven enajenados en cualquier otra actividad, resulta un deleite explorar los rincones secretos de la vida citadina como medio de escape sin la necesidad de embarcarse por horas a un rumbo lejano.
Bastante se ha gestionado para que los mencionados pueblos de la ciudad sean considerados como sitios emblemáticos de nuestra identidad, pero por lo visto el camino no es tan simple como lo aparenta. Efectivamente, se les ha dado el carácter de espacios mágicos de los mexicano, pero en un sentido un tanto reducido, pues dada su ubicación se les ha tenido que llamar ‘barrios’ en vez de ‘pueblos’, dejando fuera ese sentido originario que algún día guardaron; así que por el momento tendrá que bastar el simple hecho de visitarles como si fueran esa puerta fantástica capaz de transportarnos a un lugar desconocido y misterioso.
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El barrio de San Ángel
Con calles enredadas y muchos sitios por descubrir, este barrio guarda un pasado del que sólo él será capaz de hablarte. Con arquitectura civil y religiosa propias de una época marcada por la Colonia y un gran número de eventos relacionados al arte popular o a la tradición, San Ángel es un sitio que no debe pasar desapercibido por nadie.
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El barrio de Santa Julia
Entre callejuelas, iglesias y muchas historias, se encuentra este barrio de muy rancio abolengo en la ciudad, con un inicio marcado por la conquista y el poderío de Hernán Cortés, este barrio se ido convirtiendo a lo largo de los años en lo que conocemos actualmente. Para ir de visita sólo basta preguntar a la misma gente que ahí habita a dónde dirigirse para aprender un poco de historia.
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El barrio de La Merced
Una de las zonas que más mercados concentra al día de hoy, también guarda incalculables historias entre sus pasillos y vecindades. Puedes encontrar absolutamente de todo en este lugar, desde comida y flores hasta objetos propios para alguna actividad de santería o brujería.
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Mixcoac
Después de la Conquista se diseñó este espacio como el ideal para casas de verano y otras actividades propias de domingo, pero con el avance de la ciudad fue circundada por ejes viales y demás vías de comunicación que actualmente hacen aún más pintoresca su naturaleza hacendada. Perfecta para un café o una apacible tarde de lectura.
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San Agustín de las Cuevas
De estrechas calles y grandes casas, este sitio cuenta incluso con su propio Centro Histórico, idóneo para pasar un fin de semana entre amigos con un par de cervezas mientras se observan las diferentes propuestas artísticas o culturales que tanto se promueven por parte de la Delegación.
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Cuajimalpa
En la época virreinal, este pueblo se dedicaba principalmente a la madera, al carbón, a la agricultura y a la ganadería; se encuentra muy cerca del Desierto de los Leones, donde se encuentra el famoso convento que pertenecía a estas tierras y que da muestra de cómo se llevaba a cabo la vida cotidiana en un lugar que hoy es más transitado de lo que alguna vez se imaginó.
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Santa María Magdalena Atlitic
Con el único río vivo todavía en la ciudad, este pueblo se ha caracterizado desde siempre por su intensa belleza y por su interés para promover la vida cultural de la ciudad. Aquí puedes encontrar el Templo de María Magdalena, la vieja Estación del Ferrocarril de Cuernavaca, la Iglesia de la Concepción y la Casa de las Bellas Artes.
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San Pedro Atocpan
Uno de los sitios más respetuosos con sus propias tradiciones y con mayor conocimiento de sus raíces prehispánicas; puedes visitarlo cualquier día del año para degustar una gran cantidad de moles y asombrarte con todos los templos novohispanos que allí se erigieron.
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La Romita
En pleno corazón de la ciudad y en una de las colonias más agitadas de la vida urbana, se encuentra esta pequeña plaza, vestigio de lo que alguna vez fue un barrio tradicional mexicano; con un aire pintoresco y propio de los pueblos nacionales, este jardín adoquinado conecta con el antiguo pueblo de Chapultepec, ruta de tinte europeo por la cual ahora se conoce así a este punto de la urbe.
El aire original que en alguna ocasión recorrió las esquinas y los hogares de la Ciudad de México todavía se puede hallar en estos emblemáticos espacios que bien pueden hacerte sentir en cualquier otro Estado menos en la Capital; en realidad, hay muchos más que sin estar fuertemente reconocidos como los aquí listados, recogen todavía esa esencia peculiar como pueblos que quedaron atrapados por el desarrollo que el resto de la metrópoli ha significado. ¿Cuáles se podrían estar omitiendo al reconocer estas áreas?
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