Cuando se habla de literatura y de escritores, sólo es segura una cosa: los vicios. Dijo Hemingway un día: “Quienes se dedican a escribir y lo hacen bien, es porque tuvieron un pasado de sufrimientos”. Para él, la manera de llegar a una sensibilidad inmaculada que permite ver la vida por encima de los demás, es con el dolor. Tal vez lo dijo por experiencia propia o porque sus colegas padecían su mismo problema.
Partiendo de su premisa pesimista, el abandono genera sufrimiento, y por si no lo sabías, el whisky es la mejor manera para mitigarlos. Si tú te estás forjando como escritor, estas palabras no son una invitación a que salgas de noche a un bar para ahogarte en alcohol esperando que te llegue la inspiración como a los grandes maestros. No. Todo ha cambiado y ahora se sabe que el arte de escribir es como cualquier otro trabajo que necesita dedicación, orden y una estructura; la embriaguez no es la respuesta.
También está claro que una copa al día no hace daño, al contrario, relaja el cuerpo y libera el pensamiento. Con una es suficiente. Por eso y para que conozcas los lugares donde se reunieron las más grandes mentes de la historia, a continuación se muestran los mejores bares para leer porque figuras como F. Scott Fitzgerald, Sartre o Hemingway gozaron de una buena copa antes de ponerse a escribir.
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Carousel Bar en el Hotel Monteleone – New Orleans
Este recinto ha sido el punto de reunión de tantos escritores en la historia de la literatura que la asociación “Friends of the Library” lo designó como punto oficial de referencia literaria desde 1999. No te sorprendas que cuando llegues encuentres a algún escritor reconocido que gusta de tomar una copa de vino mientras surgen las ideas. Entre las figuras que se reunían ahí en el pasado se encuentra Ernest Hemingway, Truman Capote, William Faulkner, Tennessee Williams, Eudora Welty, por mencionar a algunos.
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Antico Caffe Greco – Roma
Este lugar fue abierto hace casi 300 años, convirtiéndose en uno de los lugares más viejos de Roma que sigue activo desde su apertura. Su reputación como un refugio de escritores y artistas fue construido por Percy Shelley y Lord Byron, quienes se reunían para intercambiar ideas, manuscritos y una que otra copa. Este café-bar aún atrae a las mentes más influyentes de Roma. Entre los personajes que desfilaron por Antico Caffe se encuentran John Keats, Charles Dickens, Maria Zambrano, Hans Christian Andersen, Henrik Ibsen, entre muchos más.
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La Rotonde – París
Este café inició su fama durante la explosión intelectual de París en la Belle époque. El arte, la literatura y la poesía de ese entonces nacieron dentro de sus muros, acompañados de noches de cabarets y mucho placeres. Como lo comento un día Hemingway: “No importa a qué café de Montparnasse le digas al taxista que te lleve, la corriente del río siempre te hará terminar en la Rotonde”. Este bar sirvió una trago de coñac a F. Scott Fitzgerald, T. S. Eliot, Gertrude Stein, y por supuesto, a Hemingway.
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Vesuvio Cafe – San Francisco
Este lugar dio cobijo a las figuras más importantes de la Generación Beat. No era sorpresa encontrar tirado en la entrada a Kerouac confundido por tanta droga y alcohol mientras sonaba algún tema de acid jazz o R&B. Por supuesto, aquí se reunían Allen Ginsberg, Neal Cassady y William Burroughs. Si estás de paso por San Francisco y quieres pasar la mejor noche de tu vida, este es el lugar indicado.
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The Lovecraft – Portland
Este lugar tuvo la grandiosa idea de rendirle tributo a uno de los escritores de horror más importantes de la literatura. El bar, por supuesto, recuerda al lúgubre H. P. Lovecraft, y aunque en realidad el autor nunca pasó por aquí, es digno de visitar por la ambientación que tiene. Sus tétricas paredes están adornadas con pinturas de los monstruos de los relatos de Lovecraft y hay frases escritas por todo el lugar que evocan al pensamiento demencial del autor. Aquí se reúne gente que gusta de la oscuridad, así que no te sorprendas si encuentras a personajes disfrazados de temibles bestias.
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White Horse Tavern – New York
Esta taberna abrió en 1880 y pasó mucho tiempo sin gloria hasta que en la década de los 50, Dylan Thomas la convirtió en su lugar favorito para alcoholizarse. Desde el primer momento en que entró, Dylan supo que este lugar era especial y liberó su vicio por la bebida hasta el punto de encontrar su perdición. En noviembre de 1953, después de tomarse 18 tragos de whisky, el poeta se desplomó en la acera del White Horse para morir inundado de alcohol. Aún se respira el aliento a bourbon y el espíritu salvaje de Thomas en el aire.
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Cervecería Alemana – Madrid
Nuevamente, este lugar es conocido porque Hemingway pasaba sus noches madrileñas bebiendo dentro de sus paredes. Parece ser que el escritor estadounidense se dedicó a viajar por el mundo para conocer bares y lugares nocturnos de diversión. Aún así, los amantes de las letras pueden ir y sentarse en la mesa de mármol que está frente a la ventana como lo solía hacer Hemingway.
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Kennedy’s – Dublin
Antes de ser un bar, Kennedy’s era una tienda de comestibles, y por sorprendente que parezca, aquí trabajaba Oscar Wilde durante su adolescencia. Quizá por ser de los poco bares de Irlanda de la época, aquí se reunieron los inseparables amigos Samuel Becket y James Joyce. Imagina lo importante que es para la historia de la literatura.
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Les Deux Magots – París
Llegando a tiempos más recientes, Les Deux Magots fue el lugar de reunión para las mentes francesas más sobresalientes del siglo XX. Aquí se formó una de las corrientes filosóficas más importantes con las visitas de Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Albert Camus. Entre copas de vino y enormes cafés, la mente de estos personajes propusieron una nueva forma de pensamiento que hasta la fecha sigue resultando atractiva para cualquier pensador. Sin duda, si eres amante de la literatura y la filosofía, es un lugar obligado a visitar.
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Si no tienes el tiempo de hacer un viaje largo en este mes, tal vez necesites un plan perfecto para este fin de semana.
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