Siempre había sido nuestro sueño: llegar al altar. Desde que nos conocimos supimos que éramos el uno para el otro, la persona con la que queríamos pasar el resto de nuestras vidas. Nos amamos desde el inicio de la relación, para muchos podría parecer muy precipitado todo pero para nosotros fue único, bello y lo mejor de nuestra vida.
Iniciamos nuestra relación al mes de conocernos, de pronto nos dimos cuenta de la gran química que había entre nosotros y lo mucho que deseábamos estar juntos siempre. A los pocos meses nos comprometimos, emocionadísimos por iniciar una nueva vida.
Por supuesto que había opiniones al respecto de familia y amigos; no estaban tan de acuerdo pero a nosotros no nos importó.
Teníamos dos claros objetivos: estar juntos siempre y explorar el mundo de la mano. Habíamos pasado por relaciones monótonas en el pasado y ninguno quería repetir la historia con ésta. Nos enfocamos en buscar actividades que nos dejaran experiencias de vida. ‘Ahora que podemos’, nos repetíamos. Sabíamos que queríamos tener hijos y que quizá las actividades que hacíamos ahora estarían más restringidas. Por el momento no estaba en los planes cercanos y debíamos disfrutar, así como disfrutaremos cuando esa etapa llegue.
Visitamos muchos pueblitos cerca de la ciudad, en cada aniversario viajábamos a la playa y cruzar las fronteras era nuestro sueño.
Comenzamos a planear la boda. ¿Qué necesitamos? la ceremonia religiosa por delante. Fue lo primero que apartamos. ¿Y luego? veamos salones de fiesta, jardines, vestido, banquete, grupo musical, maestro de ceremonias, mesa de postres, cocteles, recuerdos, vestidos de las damas de honor, flores, maquillaje, peinado, traje del novio… ¿¡qué es eso!? por supuesto que nuestra cartera no podía ni quería con tanto.
Nos entristecimos porque sí, teníamos buenos ahorros pero no sabíamos si queríamos gastarlo en un evento que durara seis horas…
Entonces se nos vino una gran idea a la mente. Así como queríamos que fuera nuestra relación: diferente, única y original, ¿por qué no hacer una boda igual de extraordinaria? empezamos a pensar en pros y contras, a poner en una balanza lo que queríamos y lo que nuestra familia y amigos esperaban, qué podíamos hacer y qué no… hasta que dimos con el punto clave: ¡vámonos de viaje!
Desde que se nos ocurrió esa idea no salía de nuestra cabeza. Sí intentamos pensar en otras opciones pero ya estábamos aferrados a esa. Nuestra familia no estaría de acuerdo, nuestros amigos tampoco pero nuestra unión, mente y corazón sí. Decidimos darnos prioridad.
Empezamos a planear todo, las personas que sabían de nuestro compromiso nos preguntaban cómo íbamos con los preparativos y se sorprendían al conocer nuestra decisión.
Para ser sincera, fue mucho más sencillo. Íbamos, por fin, a cumplir nuestro sueño de cruzar fronteras. Nuestra planeación fueron las citas para pasaportes y visas, outfits y actividades. Fue espectacular, de verdad que si una novia pidiera mi opinión, le diría que eligiera esta opción, porque no estás pensando en qué va a querer la tía o si tus amigos estarían conformes. Piensas en ti y en tu pareja, fin. Todo es más sencillo y mucho más emocionante.
Nosotros creemos en Dios y necesitábamos la misa religiosa. Planeamos todo para que nuestros papás y hermanos estuvieran con nosotros en la ceremonia y luego de ella, cuatro horas después partía nuestro avión.
El día fue mágico, sí tuve vestido de novia pero uno más sencillo satinado y ceñido. Tuve una estilista que me peinó y maquilló hermoso. Usé un velo corto que me llegaba a la cintura y unos pequeños pendientes colgantes. Mi ahora esposo usó un traje de lino, claro, sencillo pero especial. Para hacerlo aún más representativo bordó la fecha de nuestro matrimonio en el cuello. No tuvimos damas de honor ni padrinos, fue una ceremonia increíble con solo nuestros papás, hermanos y abuelitas.
Salimos de la iglesia, nos aventaron pétalos blancos y partimos, ya con nuestras maletas en la camioneta, al aeropuerto.
Fue hermoso, viajamos a Europa vestidos de novios. Nadie lo sabía pero horas antes nos habíamos jurado amor eterno frente al altar. Fue nuestra celebración, nuestra aventura, nuestro sueño.
Pasamos tres semanas enteras conociendo nuevos lugares, viviendo experiencias increíbles, algunas llenas de adrenalina y otras mucho más tranquilas. Probamos mucha comida, conocimos personas, vimos monumentos que jamás pensamos que podríamos presenciar con nuestros propios ojos y nos disfrutamos muchísimo como pareja, como dos seres que se aman profundamente, como recién casados.
Fue un gran plan, como el gran plan de estar juntos toda la vida.
Preferimos consentirnos y viajar por tres semanas a otro continente que una fiesta de seis horas. Te amo, esposo, ojalá toda nuestra vida sea así de original, divertida y llena de magia.
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