Si piensas ir a Europa de vacaciones, España puede ser un buen sitio para empezar tus aventuras. Ahí se encuentran los mejores lugares para que tu viaje sea inolvidable, además de sus sitios secretos ideales para conocer durante tu primera estadía en la tierra de Cervantes. En la comunidad autónoma de Galicia, al noroeste del país, tierra fértil, con excelente gastronomía, ricos paisajes y de grandes recursos naturales, se pueden conseguir historias inspiradoras, así como verdaderos homenajes a la modernidad, el arte, la sabiduría; destinos de ensueño y de realización espiritual o personal. Entre esos últimos hay uno peculiar que puede convertirse en tu próximo destino. Muchos han oído hablar del Camino de Santiago, sobre todo durante las últimas décadas, cuando la Unesco lo reconoció como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sin embargo, su historia trasciende toda primicia, pues desde hace casi mil años, millones de peregrinos de diferentes nacionalidades han emprendido sus rutas desde diferentes puntos de Europa, incluida Francia, pero sobre todo de España, para llegar hasta la pequeña y vistosa zona antigua de Santiago de Compostela, en el centro de la Provincia de La Coruña, donde se encuentra la imponente Catedral, con rasgos románicos, góticos y barrocos, y la tumba del apóstol Santiago, lo que explica el origen de la peregrinación a esta ciudad.
El nombre de Compostela viene de la degradación del latín Campus Stellae. Una leyenda cuenta que un pastor llamado Paio comenzó a observar unos destellos en el cielo, señal divina del lugar donde se encontraba la tumba del apóstol Santiago el Mayor, también conocido como Santiago Matamoros. Su tumba es el punto de llegada de la peregrinación por el Camino de Santiago, una práctica católica (aunque también turística) de origen medieval. Se trata de la ruta a pie más antigua conocida en toda la historia de Europa. Pero el auge contemporáneo del Camino de Santiago se le debe en parte a D. Elías Valiña Sampedro, o “cura do Cebreiro”, quien en los años 80, y después de haber realizado un estudio sobre el trazado del Camino Francés. Para ello se subió a su coche con botes de pintura amarilla y se dedicó a marcar el camino con las famosas flechas amarillas que peregrinas y peregrinos ven frecuentemente como señalización y puntos de referencia. Además cuentan que una vez lo detuvo la Guardia Civil en un recóndito lugar de los Pirineos y, extrañados, le preguntaron qué estaba haciendo, a lo que él respondió: “Estoy preparando una gran invasión desde Francia”. El tiempo le ha dado la razón.
Los motivos de la peregrinación suelen ser diversos y las formas de hacerlo son convencionalmente tres: a caballo, a pie o en bicicleta. En todos sus formatos el espíritu del Camino consiste en armarse de valor, desprenderse de materialismos durante el tiempo que cada uno convenga, lanzarse a la aventura con una mochila cargada a las espaldas y muchos kilómetros por delante. Para la mayoría el Camino es una forma de aunar cuerpo y espíritu a fin de superar etapas muy duras, algunas con subidas y bajadas que acaban cargando los músculos hasta el punto de pensar que se van a romper. Pero no todo en el Camino son penurias. También hace encontrar a otros peregrinos con su historia personal, que algunos tienen el privilegio de escuchar o simplemente de compartir. Asimismo hace que las personas valoren la hospitalidad y la acogida que tienen muchos aldeanos y el personal de los albergues.
En todo caso, si deseas vivir la experiencia original que los llamados peregrinos han hecho a lo largo de generaciones, tienes que partir desde Saint-Jean-Pied-de-Port, en la frontera de Francia con España, donde se te otorga el primer sello en tu pasaporte especial del Camino de Santiago. De esta manera, con tu llegada a cada lugar, se estampa un sello como comprobante de que has recorrido el trayecto debidamente. Se puede decir que es una recompensa porque es un viaje extremadamente difícil.
Gran parte de quien hace el camino de Santiago busca aprender lecciones muy fuertes para llevar mejor el rumbo de su viaje por este mundo. Como viaje de iniciación o de búsqueda, es una experiencia garantizada, pues quien lo concluye, de algún modo se fortalece, se hace más valiente y seguro de sí mismo. En promedio, cada participante tarda 40 días en completar el recorrido. Cuarenta jornadas de largas caminatas, limitadas comodidades turísticas y muchas oportunidades para sacar lo mejor de ti. No se trata del típico viaje de esparcimiento y ocio, sino de algo más “profundo”. La experiencia del Camino consigue que las personas cambien la perspectiva de todo lo que las rodea y les otorga la posibilidad de revalorizar cualquier situación cotidiana, pues las sumerge en un halo de paz interior difícil de comparar con otras experiencias vitales.
Escrito por Julia Andreu
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Siempre hay excusas para moverse, viajar y evolucionar. El crecimiento personal viene dado por el cambio, y el cambio comienza por dar el primer paso, que debes dar en cuanto estés listo. Puede que sufras alguna extraña adicción a viajar o que estés augurándote tus jóvenes recuerdos como viajero novato. En todo caso, decide tu destino o síguelo por instinto, pero siempre habrá opciones y por algún lado tienes que empezar.