“Esa noche me duermo tarde sabiendo que al día siguiente tendré que recorrer un mundo del que sólo tengo una ligera sospecha”.
–Cees Nooteboom
Viajar es de las acciones más humanas, tan natural como caminar y observar, para ponernos a prueba en la difícil tarea de no saber si se está llegando a algún lado o saliendo de otro. Es ambivalente, ya que el salir también puede ser entrar y el huir puede ser resistir. Eso es el viaje, un huir y resistir sin saber si se entra o se sale de sí mismo para compartir con millones de desconocidos un espacio que no es tuyo, pero que en los pocos días, meses o años en los que lo habitas, pasas a ser parte del lugar. Nunca podemos apropiarnos de un lugar, el lugar nos apropia y sólo de vez en cuando podremos decir “Este lugar es mío”.
Es el camino del humano errante que tiene la obligación ante sí mismo y ante el mundo de siempre estar buscando su lugar, con la condena de siempre sentirse ajeno a donde está. Nunca acabamos de caminar, de viajar.
Tomar la decisión de salir de viaje, ya sea solo o con familia y amigos, es algo que amerita desde tener un poco de dinero, hasta desprenderte de tu equipaje, que no siempre está lleno de ropa ya que la ropa pesa menos que nosotros mismos.
Un viaje es una emergencia perpetua, de entrar en la rutina de la no rutina, de no saber dónde vas a comer hoy, ni si vas a llegar a dormir. Además, hay varias formas de viajar. Hay quienes prefieren hacerlo en grupos grandes, donde ya les tienen asignado un itinerario con la lista de museos y monumentos importantes que visitar; y hay quienes llegan a un lugar y caminan, y hablan con quien no deben para llegar a los lugares que deben de llegar, así descubriendo a cada paso algo nuevo que no aparece en los panfletos de las agencias de viaje.
Ya que se ha tomado la decisión y se está totalmente dispuesto a viajar, hay una serie de recomendaciones que debes evitar para que tu viaje esté lleno de aprendizaje, que no siempre serán buenas ni malas experiencias, pero al fin y al cabo experiencias.
Pagar de más
En muchas ocasiones cuando salimos de viaje, creemos que por ya haber pagado el vuelo o el hospedaje, todo el dinero que nos sobra es para gastar como turista. Sí somos turistas, pero siempre se recomienda comparar precios, debido a que en muchos lugares del mundo se aprovechan cuando saben que eres turista y los precios los elevan. También trata de gastar poco en comida, para que un día te puedas dar el lujo de probar algo típico del país y quizá de un precio elevado, sin tener remordimientos o temor de dejar en ceros la tarjeta.
Llevar equipaje de más
A parte de ser muy molesto andar cambiando de avión o de tren con tres maletas de 20 kilos cada una, te puedes ahorrar mucho dinero. Muchas aerolíneas, sobre todo en Europa, tienen vuelos charters, en los cuales puedes abordar sin registrar equipaje y con la posibilidad de subir una maleta de tamaño mediano, así te ahorra tiempo en las filas para registrar maletas y sólo subes y bajas del avión sin tener que esperar a que te entreguen el equipaje o en casos extremos, lo pierdan. De igual forma, llevar una maleta mediana te permite moverte por la ciudad en la que estés, y llevar siempre contigo tus pertenencias.
Enfermarte
Siempre debes evitar esto, no te gustaría perderte dos días estando en cama en el lugar de tus sueños. Algo que siempre funciona es tratar de llevar medicamentos que no sean controlados y que no necesites recetas, e investigar si en el país o lugar al que vas está permitido cargar contigo un poco de paracetamol o algún antigripal que ayude en caso de que te llegues a sentir mal.
No saber comunicarte aunque sea un poco
Aunque estés en un lugar lejano debes aprender algunas frases que puedan ayudarte a comunicarte con las personas que te rodean. Pedir agua, preguntar por el baño y pedir de comer son las competencias básicas que te pueden salvar la vida en un viaje. Esto porque en algunos países no están acostumbrados a hablar inglés, y por muy bien que lo hables no te harán caso. Normalmente cuando ven que te esfuerzas, son más amables contigo y tratan de ayudarte. En el caso de que viajes dentro de tu país, el tener la confianza de preguntar por cualquier duda que tengas, te hará ver como alguien abierto y confiable.
Perder documentos
Es lo peor que te puede pasar en un viaje, ya que sin tus papeles es muy probable que no te dejen salir del país en el que vacacionaste. Puedes recuperarlos yendo a la representación de tu país, pero eso te quitará tiempo y gastarás más por el descuido de no poner atención de dónde dejas tus cosas. Si es posible, siempre trae tus documentos en una bolsa interna y no los saques a menos que sea necesario.
Confía en recomendaciones que te hagan las personas que viven allí
Dicen que es siempre mejor conocer la ciudad a partir de sus habitantes. Los tours pueden ser una buena opción, pero si tienes ganas de experimentar, trata de entablar conversaciones en los bares y preguntar. Muchas veces hasta te pueden invitar a lugares que no te hubieras imaginado que existían.
Ir con la mente cerrada
Trata de ser observador y no espantarte con lo que te pase. Bien dicen que a veces hay que perdernos para comenzar a buscarnos. No seas apático e intenta aprovechar todo tu tiempo y energía.
Llevarte tus problemas
A veces nuestros equipajes emocionales son los que pesan más. Si te estás yendo de viaje, trata de no cargar tus frustraciones porque puedes arrepentirte si no disfrutas al máximo el viaje. Si quieres conocer gente nueva, el llegar con tus problemas no ayudará a nada.
Cometer un delito
Parece un lugar común decir que no te metas en problemas legales, pero muchas ocasiones por ignorancia cometes delitos y puedes hacerte acreedor a una sanción o a que te llamen la atención. El ejemplo clásico es Alemania, puedes subirte al metro sin pagar, pero si se dan cuenta, te cobran un multa bastante alta que mermará tu economía de viaje.
Evitar enamorarte
Enamorarse en un viaje puede ser una experiencia inolvidable, pero siempre tienes que estar consciente de que el amor de verano o de invierno, debe quedarse en donde comenzó. Esto porque posiblemente los dos vivan a miles de kilómetros de distancia y más vale quedarse con una bonita experiencia, cerrar el ciclo y resignarse.
***
Te puede interesar: Las 20 caras de México