Tal vez tu destino ideal es una buena playa, aunque la ciudad capital también ofrece unas opciones más que apetecibles. Pero si tu espíritu aventurero y tu curiosidad de viajero pulsa en tu pecho, prepárate porque siempre hay mucho más. Recorrer el extenso territorio de la República Mexicana revela la existencia de numerosos pueblos que guardan un misticismo, un encanto y una riqueza que ha sido olvidada por el grueso de la gente y por la cultura turística. Sin embargo, estos pueblos constituyen un legado para la historia y la identidad de los mexicanos, ya que en sus entrañas albergan una gran cantidad de historias, leyendas, mitos y acontecimientos importantes.
En esa idea reside la importancia de conocer lugares para que la gente se adentre en el pasado de la nación. Estos pueblos deberían ser puntos obligatorios en el itinerario turístico de cualquier persona que desee conocer las raíces profundas que dan sentido de pertenencia e identidad a México. Los lugares que se enumeran a continuación constituyen un patrimonio arquitectónico, biocultural e histórico invaluable.
Monte Tláloc
A una hora de la Ciudad de México se encuentra en el municipio de Texcoco, en el pueblo de San Pablo Izayoc. En este lugar una montaña delinea el horizonte. Se le conoce como Monte Tláloc y en su cima alberga un antiguo adoratorio en honor a Tláloc, una deidad prehispánica que auspiciaba y proporcionaba la lluvia, los truenos, el granizo y los elementos acuíferos a los antiguos pueblos mesoamericanos. El templo se edificó a 4.100 msnm, lo que lo convierte en el templo ritual más alto de México conocido hasta ahora.
Todos los años, entre el 7 y 12 de febrero, ocurre un fenómeno arqueoastronómico conocido como la montaña fantasma, mediante el cual se puede observar la conjunción de tres montañas (pico de Orizaba, La Malinche y el Telapón), lo que da la impresión de que formara una sola montaña gracias a un efecto visual de luz y sombra.
Centro ceremonial Otomí
El centro ceremonial mazahua-otomí, se localiza en el municipio de Temoaya, al pie del cerro de las Navajas, a casi 2.800 msnm. Arquitectónicamente, el sitio emula los centros de reunión donde las comunidades indígenas que habitaban antiguamente en lo que hoy se conoce como el Estado de México efectuaban actividades rituales simbólicas que derivaban de su cosmovisión ancestral que daba sentido y orden a su universo ontológico.
El emplazamiento fue obra del arquitecto Iker Larrauri, quien se inspiró para la creación de este recinto en la concepción cosmogónica de la geografía sagrada que tienen los grupos otomíes de la región.
Chalcatzingo
El sitio arqueológico de Chalcatzingo está ubicado en el municipio de Jantetelco, al oriente del estado de Morelos. La zona fue descubierta tras un fuerte diluvio que dejó al descubierto una lápida con un grabado en bajorrelieve conocido como “El Rey”, en la cual se aprecia a un personaje de la mitología olmeca que representa a una divinidad asociada a la fertilidad, las lluvias y a la prosperidad de la agricultura.
Según las investigaciones, se sabe que el lugar fue fundado por tribus olmecas en busca de nuevas tierras en el siglo VII a.c. Dada su antigüedad, ahí se originaron las primeras adoraciones hacia la serpiente, el jaguar y los dragones, práctica religiosa fue adoptada posteriormente por civilizaciones como los mayas, mexicas, toltecas y tlaxcaltecas.
Amatlán de Quetzalcóatl
Situado en la sierra del Tepozteco, entre singulares cimas rocosas, en el estado de Morelos, en este pequeño poblado los lugareños afirman que nació la serpiente emplumada Quetzalcóatl, el sabio sacerdote: Ce acatl Topiltzin, el Quetzalcóatl histórico que llegó a gobernar Tula.
No solamente la tradición y la memoria oral de los lugareños aseguran que nació ahí, sino también algunas crónicas y leyendas del siglo XVI, de las cuales se han originado obras de algunos estudiosos como Wigberto J. Moreno y César Sáenz para ubicar histórica y geográficamente el lugar de procedencia de Quetzalcóatl. Existe una cueva muy cercana a la zona arqueológica de Cinteopa, donde se afirma que Chimalma (madre de Quetzalcóatl) parió a Ce Acatl Topiltzin, que fue preñada por Mixcoatl. En dicha cueva hay una poza y una pila donde tuvo lugar su bautizo y a la cual él acudía a hacer sus oraciones y ritos de penitencia. En la cima del montículo de Cinteopa, grupos de adeptos a la meditación llegan a colocar ofrendas en honor de la serpiente emplumada.
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México esconde en sus raíces muchas puertas a otros mundos, sólo hay que saber dónde buscarlas.