La leyenda cuenta que existía una isla muy cerca de China en la que vivían algunas familias de pescadores y agricultores cuyos días transcurrían pacíficamente. Poco a poco comenzaron a llegar turistas que se sentían atraídos por el aroma de la isla. Cuando les preguntaban a dónde iban, todos respondían «A Hakka», que significa “puerto aromático”. Conforme el tiempo pasó, comenzaron a llamarle “Hong-Kong” que es la simplificación de la palabra; de este modo, el pequeño puerto recibía cada vez más visitantes que se enamoraban del aroma que emanaba principalmente el Río de las Perlas. El olor que se percibía era dulce y relajante, por lo que pasar un día en aquel lugar era una experiencia completa.
En la actualidad, pasar un día en Hong Kong no es suficiente para disfrutar del país en su totalidad; los expertos recomiendan pasar al menos 48 horas en el puerto aromático para disfrutar todo lo que tiene para ofrecernos y que es mucho más que un olor característico o un bonito paisaje. A continuación te presentamos una pequeña guía que te ayudará en tu próxima visita a la isla de lo aromas.
Día 1
Desde el primer día en Hong-Kong, encontrarás una serie de actividades para realizar y tener una gran experiencia con la que podrás conocer los lugares que han hecho de aquel país uno de los sitios más visitados del mundo. A tu llegada puedes subirte al tranvía Victoria Peak y tomar el desayuno o la comida. El tranvía data de más de 120 años, en él recorrerás el monte más alto del país desde las faldas hasta la cima. Mientras comes, puedes ver el paisaje y una vez en la punta del monte, hay un paseo alrededor en el que puedes ver la isla casi completa desde las alturas.
Luego de haber vivido la experiencia de recorrer el monte, puedes dirigirte en ferry a la isla Kowloon. Es una manera diferente de viajar porque aunque puedes llegar por metro, el barco en que irás pertenece a una flota de 1888. En ocasiones, el capitán cuenta alguna historia del lugar mientras recorren el mar.
Una vez en la isla puedes visitar el Museo de Historia de Hong Kong, considerado el mejor de Asia. Con un diseño arquitectónico sacado de la elevada imaginación de un artista, el lugar exhibe la historia del país del aroma con piezas únicas y espacios interactivos.
Al caer la noche, poder cenar en un lugar típico de país como Ho Lee Fook, el cual no sólo tiene comida tradicional de la isla en su menú, sino también otras delicias provenientes de diferentes países, principalmente asiáticos, aunque si extrañas tu tierra, esconde algunos secretos latinoamericanos en su cocina.
Al regresar de Kowloon, puedes salir de fiesta por la zona Lan Kwai Fong que alberga una serie de bares de todo tipo en donde se reúnen la mayoría de los extranjeros que residen ahí y numerosos lugareños, por lo que se vive un ambiente muy internacional. No es barato, pero los dueños permiten que entres con tus propias bebidas y las puedes encontrar a precios accesibles en las tienditas cercanas.
Ahora puedes ir a dormir, porque aún te falta un día de diversión.
_
Día 2
Si la resaca te deja salir de la cama, no puedes perder la oportunidad de vivir aún más experiencias que harán de tu viaje a Hong-Kong un auténtico tesoro. Al despertar puedes tomar tu desayuno en Cat Street en donde encontrarás lugares de comida y tiendas de souvenirs, así como artesanías y algunos snaks.
Enseguida puedes visitar el Tian Tan Buddha que adorna la ciudad caminando por la isla Lantau ya que es considerada la zona perfecta para hacer excursiones, caminar por los pequeños pueblos y tomar tu tiempo para respirar de todo lo ajetreado que puede ser un viaje a una ciudad completamente ajena.
Si descubres que lo tuyo es la tranquilidad, quizá te convendría recostarte sobre los verdes pastos del Hong Kong Park, que se sitúa entre los rascacielos más altos de la ciudad. Desde 1991 está abierto al público y tiene en su interior una carpa que aguarda decenas de especies de aves tropicales que podrá ver y hasta alimentar mientras tomas un descanso de la vida acelerada.
Ya conforme se vaya acabando el día, puedes pensar el irte del país, no sin antes comer o cenar en Causeway Bay, un pequeño y cómodo vecindario que tiene una zona en la que hay pequeños cafés y locales con comida rápida y postres. La peculiaridad es que son accesibles y puedes encontrar casi cualquier alimento, además de que apoyarán es comercio local y a un bajo costo.
Ya para concluir tu día, no hay nada mejor que visitar los mercados nocturnos que ofrecen souvenirs del país, comidas y accesorios típicos y objetos de culto. Su belleza radica en la experiencia de caminar por un mercado durante la noche como si fueras a hacer la compras por el día. Sorprendentemente, decenas de personas se dan cita en estos lugares para caminar en la noche y despejar la mente mirando los puesto y los locales. De los sitios más visitados están el Mercado de Mujeres, el de flores y el de mariscos o peces.
Y de este modo terminas tu viaje a Hong Kong que ofrece comida deliciosa, caminatas largas y sobretodo la grandeza de un país que no ha sido calificado con justicia. Más bien es un sitio infravalorado del que sólo se menciona en el mundo si se habla de rascacielos o de países excéntricos, sin saber que es una isla con un pasado poético que implica aromas y escenarios muy precisos, llenos de color y una gran facilidad por poner a la isla en los primeros lugares de popularidad cuando de viajar se trata.