El placer, más que un centenar de rostros, tiene un millar de locaciones. Viajar alrededor del mundo en busca de sexo o buenas experiencias eróticas es de lo más común entre las personas que aman deslumbrarse con nuevos lugares; no hablamos específicamente de turismo sexual, pero si fuera el caso, tampoco habría problema. Ya sea el único cometido de un viaje o sólo una eventualidad, lo importante es disfrutar la expedición como mejor se pueda y, si esto involucra un memorable encuentro de carácter carnal, no hay queja alguna, todos estamos ganando algo.
Y es que resulta que en Cali, Colombia, existe algo así como un santuario artístico-popular del entretenimiento sexual; un hotel de paso llamado Kiss Me es la más grande atracción cuando de “temas adultos” se trata. Con más de 180 habitaciones, este sitio del amor y el juego tiene una peculiaridad bastante simpática: cada uno de los espacios destinados para el acto pasajero está decorado no con temas sensuales, sino con elementos de la cultura popular y el kitsch más extravagante.
De esta manera, Hotel Kiss Me procura que cada uno de sus visitantes tenga la oportunidad de realizar sus fantasías más exóticas; las cuales, por cierto, no implican necesariamente piezas cotidianas de la pornografía o la indumentaria erótica. Obviamente el lugar cuenta con tubos, potros, canales XXX, jacuzzis, saunas y demás para el confort del cliente, pero su fuerte es situar a las parejas u orgías concurrentes en escenarios de mayor especificidad.
Todo comienza desde su identificación. En lo alto del hotel se erige orgullosa y sensualmente voluptuosa una Venus de Milo que alcanza los 17 metros de altura, anunciando la ubicación de este templo de la fornicación. Después, una vez alquilado un cuarto, se tiene la oportunidad de tener sexo frente a las torres gemelas de Nueva York, junto a un Hitler que saluda, en un iglú o sobre las piernas de Fidel Castro.
El Hotel Kiss Me el sexo no se basa en erotismo común y corriente, sino en exotismo provocador e incluso humorístico. La experiencia es única, de verdad. Sobre todo porque en Colombia la prostitución es una actividad legal y regulada, entonces en todo momento uno se siente seguro y consciente de lo que está pasando, inclusive orgulloso. Además, en esta lid de consentimientos y regularidad, el mismo hotel te regala los condones que necesites.
Parte de todo este mundo surreal e insólito se puede observar, por ejemplo, en las fotos de un artista norteamericano que se llama Kurt Hollander. Durante una de sus visitas a la tierra del café y la salsa, se le permitió trabajar en este lugar e invitar algunas amigas para que posaran en algunas de las habitaciones y el mundo entero pudiera ver el trabajo de artistas locales en un espacio inusitado para su trabajo.
El resultado final fue una serie muy buena, cotidiana, casi personal, pero sobre todo peculiar y muy atractiva; sabemos que estar en un destino así puede levantar sospechas o dudas, pero como dijimos, nada ilícito ocurre en este lugar. Todo lo contrario, es un punto turístico para que la gente se de la oportunidad de expandir sus horizontes y, sin problemas, sea capaz de observar desde otras perspectivas el hecho de viajar o entrar a un hotel “de esos”.
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