No fueron pocas las personas que aplaudieron la sutil comparación y crítica hacia el fascismo que en 1994 apareció en El rey león; sin duda, una de las escenas más emblemáticas es cuando Scar, a la voz de “Listos ya”, dirige una cuadrilla de hienas que ante los ojos de un niño se presenta como el ejército de un malvado villano que quiere a conquistar el reino de su hermano Mufasa; sin embargo, analizado por los ojos de un adulto, la clara alegoría al mencionado régimen se hace evidente si se compara esta escena con lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial.
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Aunque para muchos Disney, lejos de ser una empresa fascista, es “magia y diversión”, otros no comparten dicha opinión. Como cualquier emporio que trata de vigilar sus intereses, la administración de esta fábrica de fantasías hace todo lo posible por seguir gobernando ─de una u otra forma─ el corazón de sus adeptos, incluso si dentro de ese “todo” implica hacer que sus empleados se sometan a retorcidas pruebas y cambios de conducta sólo para que los visitantes de sus parques vivan justo la experiencia de estar en el lugar que siempre vieron en las películas.
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«ROBARÉ LOS NECESARIOS PARA SALVAR ESTA COMPAÑÍA».
─ Henry J. Waternoose III, Monsters Inc.
Bueno, probablemente robar es una palabra muy fuerte, sin embargo, algo que sí se hace en parques como Magic Kingdom en Orlando, Florida es presionar a todos los empleados para mantener la magia a flote. Al menos así lo relata Brianna Smith ─nombre que usó para una entrevista con The Insider─ quien interpretó a Rapunzel en Walt Disney World durante seis meses como parte del programa Disney College, en el cual, entrar es probablemente el reto más difícil de todos.
De las 500 personas que hicieron audiciones para convertirse en princesas dentro del parque, sólo dos chicas más, además de Brianna, fueron seleccionadas para los papeles de Aurora, Blancanieves y claro, Rapunzel. Smith piensa que su “suerte” se basó en sus estudios teatrales, pues pudo notar que no importaba qué tan parecidas eran las aspirantes a los personajes que intentaban interpretar; si no asumían el papel, eran las primeras en ser eliminadas. Aunque probablemente uno de los filtros más sorprendentes es tener el cuerpo perfecto.
Si tu rostro es idéntico al de Ariel, pero tus pechos son demasiado grandes, puedes ir despidiéndote del sueño de ser una sirena en el “lugar más feliz de la tierra”, incluso para interpretar a cada personaje tienes que cumplir con una estatura que va de 1.60 a 1.70 m para las princesas y 1.20 a 1.50 m para las hadas como Tinker Bell.
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«DESLUMBRANTE TE VOY A DEJAR; ESTA FÓRMULA NO VA A FALLAR, NOS VAS A BRINDAR HONOR».
─ Estilista, Mulan
Para quienes pensaron que el suplicio terminaba ahí, seguro quedarán sorprendidos al saber que hay pruebas rigurosas que ocurren mucho antes de que una chica pueda probarse el vestido de princesa. En primer lugar está la sudorosa y bochornosa labor de entrar en una botarga bajo el asfixiante calor de Florida, Brianna tuvo que soportar la tortura de ser Pluto, Mrs. Incredible, Rafiki e incluso uno de los soldados de Toy Story.
La idea de pasar por esta prueba básicamente es que las aspirantes a princesas aprendan a expresarse adecuadamente; el primer paso para ello es no hablar y aprender lenguaje corporal, ya que salvo los nuevos modelos de Mickey Mouse, las botargas en los parques de Disney no tienen permitido emitir una sola palabra. Después de esta especie de voto de silencio viene la recompensa (?) de sentarse con las mean girls del parque… sí, las princesas. Y es que, por si el proceso de selección no hubiese sido ya bastante exclusivo, dentro del parque existe una jerarquía un poco extraña en la que, quienes asumen el papel de estos personajes, son vistos como los ideales inalcanzables de todo mundo.
Aunque a decir verdad, después de saber que tienen que ir perfectas en todo momento y sonreír incluso cuando se crucen con niños que les saquen de quicio, dicha recompensa en realidad se convierte en un suplicio que en otras condiciones nadie estaría dispuesto a asumir. La monotonía que implica ser siempre Rapunzel, Blancanieves o cualquier otra princesa es tan terrible que se espera que si un visitante regresa un año después de su primer viaje a Magic Kingdom, encuentre exactamente a la misma princesa con la que se retrató la primera vez.
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«LLÉVALA A LA LUNA POR MÍ ¿OK?»
─ Bing Bong, Intensamente
A pesar de los malos ratos a nivel personal, una princesa debe de enfrentarse a los miedos y dolores de los demás cuando llega el día de “Make A Wish” en el que los personajes pasan tiempo en privado con niños en situaciones difíciles. Para Smith éste fue uno de los momentos más hermosos y complicados en su carrera como Rapunzel, pues en una ocasión tuvo que describir detalladamente su traje y apariencia a una niña invidente.
«Le pasé las manos por los clips de flores de mi cabello y dije: “¿Sientes esto?” Flynn los recogió para mí, son tan hermosos. Estaba explicando verbalmente el vestido y cómo lucía todo. Levanté la vista hacia sus padres y estaban derramando lágrimas mientras ella tenía una enorme sonrisa en su rostro».
─ Brianna Smith
Al no poder salirse de su papel de Rapunzel, Brianna sólo tuvo que hacer lo posible por no derramar una sola lágrima. Si bien para muchos puede sonar como una verdadera tortura, para ella y para muchas otras chicas, la de princesa es una verdadera carrera que están dispuestas a continuar con tal de seguir viviendo en una fantasía infantil que diariamente comparten con miles de visitantes en cada uno de los parques de Disney.