Durante las primeras escenas del documental de Martin Scorsese enfocado en los primeros años de Bob Dylan en el mundo del entretenimiento –o de la protesta–, el legendario cantautor expresa en pocas palabras por qué se mueve constantemente. Indica cómo desde joven tenía la idea de que no nació en donde debería estar su hogar, y por eso mira hacia adelante a otros lugares. “Nací muy lejos de donde se supone que debería estar y por eso estoy en camino a casa”. Esa cita define la curiosidad humana por explorar el mundo; quizás existe la idea de que en alguna parte nos sentiremos más seguros que donde estamos situados.
Podríamos pensar que cuando viajamos estamos buscando nuestro hogar, aquel lugar donde nos sentimos protegidos y hasta identificados. Es común y es parte de nuestra naturaleza convertir un sitio en un –hogar propio–, pero la experiencia de encontrarlo, conlleva un sentimiento aún mayor. De hecho, la constante búsqueda de una conexión, en una época global, nos empuja a indagar en otras culturas y saber más sobre algo con lo que sentimos una fuerte relación.
Algunos lo atribuyen a los antepasados de cada individuo y cómo ciertos elementos o pensamientos pasan de generación en generación de manera genética. Sin embargo, es muy posible que en realidad una gran parte de nosotros haya nacido en el lugar incorrecto, y así como Dylan, vamos en camino a casa sólo que no sabemos precisamente dónde es.
Estos destinos son lugares no tan conocidos y serían perfectos para aquellos viajes de descubrimiento.
Utrecht, Países Bajos
La cuarta ciudad más grande de los Países Bajos, y aunque Ámsterdam sea el principal destino de los turistas que se dirigen a ese territorio, se mantiene como una preferida de los jóvenes por su amplia historia, ya que en el pasado era una de las ciudades más importantes hasta que llegó la Era Dorada Holandesa. No sólo es conocida por su increíble arquitectura y por el canal que la atraviesa, sino por su vida nocturna que lo hacen uno de los lugares más llamativos de Europa.
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Maribor, Eslovenia
Es la segunda ciudad más grande en Eslovenia, y al igual que la gran gama de posibles destinos europeos, alberga una arquitectura histórica que debe presenciarse. En la zona existen incontables museos que relatan sus viejos años, desde sus orígenes medievales (se dice que sostuvieron cercos del Imperio Otomano), hasta la invasión nazi cuando Hitler indicó que quería hacer que esas tierras fueran alemanas de nuevo. Pero no sólo está llena de historia sino que es un lugar reconocido por su calma. Es un destino para relajarse con un buen vino.
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Bibury, Inglaterra
Para aquellos que busquen una experiencia más tranquila con un toque de magia y viaje al pasado, Bibury es el destino perfecto. No es una ciudad, es una “parroquia civil” ya que hasta 2011 contaba con sólo 627 habitantes. Visitar este lugar es adentrarse en una calma que no se ve invadida por cientos de restaurantes y actividades turísticas, en cambio hay opciones como montar a caballo o simplemente dejarse inspirar por los paisajes como si fuera la Inglaterra clásica.
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Palmanova, Italia
Llamada la “ciudad más perfecta del mundo”, fue construida por los venecianos en 1593 como un “fuerte estrella”. Es un pueblo y comuna al noreste de Italia que fue erigida bajo los ideales de una utopía y su diseño permite una conexión perfecta entre todas las áreas. Ya que originalmente iba a ser una estación militar veneciana para defenderse del Imperio Otomano. Su historia y concepto es tan interesante que sorprenderá a todo aquel que lo lea, pero experimentarla en persona y mirar a la que se pensó como una ciudad perfecta desde otra perspectiva.
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Ronda, España
Localizada en la provincia de Málaga, alrededor de esta ciudad se encuentran distintos asentamientos prehistóricos de datan de la Era Neolítica. Fue hogar de los Celtas y de los Romanos, por lo que su amplia historia lo marcan como uno de los destinos más llamativos de España. Su arquitectura incluso cuenta con elementos de las culturas islámicas, pero más allá de eso es un lugar llamativo por su comunidad, ya que a pesar de ser un lugar con alta población existen cientos de opciones para los turistas.
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Tallinn, Estonia
La capital de Estonia fue fundada hace casi 800 años. Está en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por ser una de las ciudades medievales mejor preservadas en Europa, incluso fue nombrada la Capital de la Cultura del continente en 2011 junto con la última que mencionamos en este listado. Es casa de más de 60 museos y galerías que cuentan su historia y marcan la fuerte influencia cultural de los jóvenes. Como es la central financiera y educativa de Estonia, los turistas no pasarán mucho tiempo sin tener algo que hacer.
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Lodz, Polonia
Internacionalmente conocida por su escuela de cine, que tuvo como alumnos a cineastas como Adrzej Wajda y Roman Polanski, además es hogar de una de las calles comerciales más largas del mundo, la Calle Piotrkowka que se mantiene como la atracción turística principal de esa ciudad. También tiene uno de los mejores museos de arte moderno, el Museo Sztuki. Aunque durante distintas épocas de su historia ha sufrido distintos declives, actualmente es un destino predilecto de los jóvenes, ya que la influencia artística de la ciudad les permite expresarse en distintos espacios, sin mencionar la interesante vida nocturna.
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Turku, Finlandia
Es la ciudad más vieja de Finlandia y es considerado el centro cultural de la nación. Entre los lugares culturales hay teatros, cines, galerías de arte, muchos museos y una orquesta filarmónica. El centro cultural de Turku organiza constantemente distintos eventos como el Mercado Medieval cada año o festivales musicales de todo tipo. Aunque su arquitectura es más moderna que la mayoría de las otras ciudades en este listado, su energía cultural es lo que lo mantiene como uno de los nuevos destinos perfectos.
Hallar un lugar donde nos sentimos cómodos y además poder descubrir más espacios dentro de él, definitivamente suena a volver a casa, una que no sabemos precisamente donde está pero que podemos identificar y nos hace sentir vivos cuando disfrutamos las pequeñas cosas al hacer un viaje. Continuar en constante movimiento y aprender sobre nuevos lugares, podría ser el único paso para acercarnos a encontrar ese hogar.