Si neurótica es querer dos cosas mutuamente excluyentes
en un mismo tiempo, entonces yo soy neurótica
como el infierno.
–Sylvia Plath
Desear algo para después odiarlo no es locura, sino simple inconformidad. Las mujeres amamos nuestra libertad, pero también soñamos con compartir nuestro ser con otro toda la vida. Pasamos la mayor parte de nuestros días buscando independencia y al mismo tiempo anhelamos la llegada de quién nos acompañará incondicionalmente. Somos tan fluctuantes como una moneda de dos caras e igual de efervescentes que un guión con dos versiones. Dos en una misma, aquella que jamás abandonará la paz de su soledad y quien nunca dejará de disfrutar el calor de una pareja.
Esta dualidad gira alrededor de las distintas etapas que toda mujer atraviesa. Éstas no sólo se basan en una edad o momento específico, sino en lo que sentimos, deseamos, percibimos y planeamos. Disfrutar solas es una decisión que tomamos después de experimentar ciertos altibajos para enfrentarnos a la cara más cruda de la realidad. Esto nos orilla e inspira a retomar nuestra independencia, alejarnos del centro de nuestras desilusiones y recorrer nuevos horizontes, con sólo nuestro pensamiento como compañero; así logramos convertirnos en mujeres independientes capaces de disfrutar un viaje solitario.
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Etapa 1: Autodescubrimiento
Destino: Japón (11 días)
Objetivo: disfrutar del miedo a estar sola
Para comenzar este viaje tu avión debe aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Kansai, cerca de ese punto podrás alojarte en el hotel Osaka. Cuando estés lista tienes que hacer tu primera caminata hacia el Castillo de Osaka junto al jardín Flotante, donde reflexionarás sobre aquello a lo que no le encuentras respuesta. Por la tarde debes visitar el Templo Todaji en el que contemplarás una enorme imagen de Buda justo en miedo del Parque de los Ciervos Sagrados y el Santuario Sintoísta de Kasuga. Sólo serás tú, el silencio, esa extraña sensación de tranquilidad y una simbiosis con la naturaleza que hace años no experimentabas.
Los próximos destinos pondrán a prueba tu valentía para mezclarte con los demás y adaptarte a lo desconocido. Kyoto será el próximo punto, ahí podrás explorar Hiroshima y Miyajima, donde conocerás el Parque Conmemorativo de la Paz, la Cúpula de la Bomba Atómica y el Santuario de Itsukushima. Después deberás volver a preparar tu maleta para viajar a Takamaya, donde lo único que harás será consentirte sin ninguna razón. En la calle de Kami-Sannomachi podrás elegir una típica cena japonesa para cerrar los ojos y tener una cita con el sabor. Finalmente pondrás a prueba todo lo que eres para trasladarte a Tokyo, una ciudad repleta de vistas panorámicas impresionantes –como la del Monte Fuji–, experiencias inolvidables –como el crucero en Ashi o el Teleférico en el Monte Komagatake– y un almuerzo frente al imponente Templo Asakusa. Todo esto hará que por primera vez disfrutes el miedo que viajar solas nos provoca a todas.
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Etapa 2: Reconocimiento
Destino: Jordania (8 días)
Objetivo: disfrutar de la inmensidad que rodea a la soledad
Pisar este misterioso territorio desértico entre dos mares –Mar Muerto y Mar Rojo– es una experiencia que sólo una mujer independiente puede disfrutar al viajar sola. Este destino está repleto de historia, datos y energía, ya que romanos, cruzados, omegas y nabateos han atravesado y esculpido esta impresionante parte de Oriente Medio. Aquí podrás recorrer una ruta de esplendor desde el puerto de Aqaba hasta el oasis de Azraq; justo en ese punto te olvidarás de tu soledad para comenzar a reconocer el valor y significado de ser tú. Después debes visitar el espectacular valle Rum, mejor conocido como “Valle de la Luna”, toda la experiencia tienes que vivirla como un auténtico árabe montando un camello y durmiendo bajo el manto de las estrellas. Una vez familiarizada con el lugar podrás disfrutar de la ceremonia del té, la comida exótica y el café de Jordania que el legendario Oriente le ofrece a sus visitantes como parte de su magia.
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Etapa 3: Aceptación
Destino: Turquía (8 días)
Objetivo: disfrutar de todo lo que las mujeres odian cuando están solas
Viajar en globo aerostático, cenar a la luz de las velas, excursionar sobre formaciones rocosas o nadar en aguas termales no parecen ser actividades para una mujer sola, pero en Turquía todo eso que creíamos imposible y los clichés que nos sugieren depender de una figura masculina, desaparecen. Durante esta travesía recorrerás Estambul, Santa Sofía, el Palacio Topkapi y la Mezquita Azul; cada uno de estos lugares se pintan de una elegancia silenciosa que te penetrará de manera única. Las reliquias sagradas del imperio romano te asombrarán y cuando llegues a Capadocia podrás tachar todas aquellas experiencias que jamás creíste harías realidad. En Pumukkale podrás hospedarte en una típica y verdadera posada medieval de la ruta de la seda, después de un descanso no puedes irte sin conocer las cascadas blancas y piscinas naturales de este maravilloso lugar. Justo debajo de esas aguas comprenderás el sentido de todo lo que creías perdido y te aceptaras tal y como eres por primera vez.
Cada una vive y resuelve las etapas de su juventud de manera distinta; no obstante, todas experimentamos ese proceso de introspección que nos ayuda a conocernos y reconocernos, sobre todo a aceptarnos como individuos capaces de tocar la felicidad aún durante la soltería o en medio de la soledad. Por supuesto la mejor forma de convertir esa transformación en un recuerdo eterno y satisfactorio es a través de un viaje.