La foto que abre este artículo es propiedad de Sierra Gorda Ecotours
Cuando te hablan del mirador de Cuatro Palos -ubicado en el municipio de Pinal de Amoles, Querétaro- por primera vez, y siendo sinceros, puede no parecer tan convincente la idea de visitarlo algún día.
El mirador de Cuatro Palos se presume como el punto más elevado de la Sierra Gorda y, a unos dos mil setecientos metros sobre el nivel del mar, tiene unos de los mejores paisajes cerca de la Ciudad de México. Pero, ¿qué diferencia hay entre esas montañas, y las que puedes ver todas las mañanas cuando viajas hacia al trabajo? ¿Por qué la gente lo encuentra un sitio tan adictivo?
Visitar Cuatro Palos es una travesía que comienza desde muy temprano, con una breve parada para desayunar en una de las cabañitas a orilla de la carretera federal; en las que puedes disfrutar chocolate, café, gorditas de guiso y quesadillas, un desayuno digno de viajeros.
Al llegar a la desviación, que te llevaría a tu destino, deberás tomar una carretera de terracería, aproximadamente unos 25 minutos. El paisaje se empieza a abrir ante la vista: encinos en ambas orillas del camino, el clima templado, los rayos del sol colándose entre las hojas de los árboles, olor a madera. Llegando a la comunidad de Cuatro Palos, resta continuar el viaje a pie; éste toma unos 15 minutos más, pero si gozas de buena condición física, tal vez unos diez.
Desde que llegas, las personas son amables y agradecen la visita que hacen los viajeros; se puede esbozar ligeramente el paisaje que verás desde la cima, hermoso y pintoresco. Después de pagar una pequeña contribución para poder acceder al mirador, empiezas el camino cuesta arriba.
El esfuerzo físico para subir vale la pena, y aún así, el trayecto es agradable. Al llegar al lugar, te topas de frente el cerro de la Media Luna, en primer plano a la vista y un poco más alejadas, a su alrededor, un inmenso mar de montañas.
La tranquilidad y la armonía que existe en dicho lugar te embarga inmediatamente; sin embargo, no todos encuentran la verdadera magia del lugar, aún estando ahí. La mayoría de los turistas sólo llegan al mirador, se toman dos o tres fotos, una que otra selfie e inmediatamente bajan. Para disfrutarlo, tienes que invertir tiempo, realizar actividades en ese entorno y convivir en uno de los mejores paisajes cerca de la Ciudad de México; quizá prender una pequeña fogata, destapar una botella de vino, jugar un juego de mesa, preparar comida, escuchar música o tocar un instrumento frente a esas montañas. Es el lugar perfecto para hacer una sesión acústica con amigos.
Pero lo más asombroso es ver el atardecer, un cielo rojizo pintando cada centímetro del lugar con los últimos rayos del sol; o por el otro lado, despertarte a admirar el amanecer, descubriendo que las montañas han desaparecido, y lo que se tiene frente a los ojos es literalmente una cama de esponjadas nubes blancas rodeando al mirador.
Visitar Cuatro Palos es una experiencia única si aprendes a disfrutarla. Es el sitio ideal para los viajeros que buscan desconectarse un momento de la rutina y del estrés diario. Cuatro Palos es el sitio perfecto para poder tocar el cielo.
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