La expresión “Ladran, Sancho, señal de que avanzamos” no aparece en ninguna de las dos partes de “El Quijote” de Cervantes; en cambio, era dicha con frecuencia por el poeta nicaragüense Rubén Darío en relación a su origen mestizo. En cualquier caso, es una expresión notable, que tiene ecos en un poema de Goethe, y se utiliza en contextos de chismes y habladuría tras espaldas.
¿Cuál es la relación entre esta frase y estar en tus veintes y viajar a España? Primero, antes que otra cosa, la lengua.
Porque el español, como cualquier otra lengua, se conformó gracias a accidentes, algunos violentos ,otros que implicaron actos de resistencia, mezclas. Confrontaciones e incesantes transformaciones, tanto políticas, como de pronunciación y contextualización; y estos primeros accidentes ocurrieron en el territorio que ahora es España. Una lengua viva es un organismo que muta y en ese perpetuo cambio radica su notable capacidad de trastocar la realidad.
Nuestra lengua es nuestra primera casa. Así que si tu primer acercamiento para nombrar y entender la realidad es el idioma que comenzó a postular sus límites el mismo año que su presencia en el mundo creció exponencialmente: 1492, cuando Antonio de Nebrija redactó la primera gramática del español. Entonces, un viaje a la tierra que fue bastión y catapulta del idioma, será un viaje a conocer la sutil, pero diferente forma de habitar tu propia lengua.
De la mano de este pretexto, que entró con hierro y sangre en las sociedades precolombinas, está la motivación religiosa. No porque el que viaje sea católico o no; más bien, por la herencia cultural que se heredó a través de la Iglesia Española en las diversas colonias alrededor del globo. Lengua, oficios, artesanías, razón descartiana, arte, arquitectura, teatro.
No se trata de defender a Occidente sobre Medio Oriente o Lejano Oriente; pero se debe reconocer que muchos de los discursos que modelan la vida en América, están en casi plena concordancia con las europeas: casa de la belleza y el arte occidental, cuna de la intelligentsia, banco de guerras y malentendidos raciales. No se trata de decir que la idea de lo ‘humano’ nació en Europa, como piensa el crítico literario Harold Bloom, respecto a Shakespeare; sino de localizarlo para deconstruirlo. ¿Qué mejor manera de tener un viaje así que comenzando en un país con el que se tienen grandes afinidades?
George Steiner sostiene que la idea de Europa es la de un territorio que se puede recorrer, esencialmente, a pie. Así que viajar por España a una edad en la que se puede recorrer en trayectos cortos pero continuos, será lo más indicado para tener una intuición de lo que significa una clase diferente de organización espacial y de construcción de ciudades.
Europa es el sueño americano desde hace más de 400 años; aunque siendo más precisos, fue gracias a éste que España se transformó en lo que es hoy. Quién inventó a quién, no es la pregunta; más bien podría ser: ¿siguen existiendo los lazos que conformaron a los países donde se habla español actualmente?
Existen más razones para viajar por España en los veintes, y pueden ser motivaciones que se relacionan con el despego, con la libertad, con el anhelo de ver una vida diferente, de conocer personas cuyas experiencias vitales son diametralmente distintas a las de México.
Cualquiera que sea tu motivación, recuerda que no importa lo que digan de ti; que si oyes ladrar los perros, es por estás avanzando.
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Hacer este viaje con sólo una mochila te cambiará la vida, como puedes leer aquí: ‘Lecciones que solo aprenderás si te atreves a hacer un viaje de mochilero en tus veintes’. No desperdicies la oportunidad y viaja en estos años antes de que cambie tu perspectiva de las cosas: ‘La diferencia entre viajar en tus veintes y viajar en tus treintas’.
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