Te subes al transporte público, sacas tu teléfono celular y te pones a escribir un mensaje porque ya no aguantas más. El horario de salida es a las 10:30 y ya son las 10:52, pero el chofer ni hace un amago de ponerse en marcha. ¿Cuáles son los procesos por los que necesita atravesar un país para darse cuenta de las prioridades de sus habitantes?
Justo cuando el colectivo se dispone a moverse, una madre joven con su hija decide bajarse al baño de la terminal, porque el del colectivo está fuera de servicio. Nuestro problema no es lineal, está generalizado, con aristas en todos los sectores. Seas local, visitante o un auténtico viajero, por más relajado que seas, tu paciencia puede tambalearse.
Sin embargo, hay un destino que despierta siempre la admiración de los foráneos por hacer realidad cosas que para muchos sólo son posibles en la imaginación. Una nación que alimenta con los hechos sus propios mitos, que parecen salidos de la ciencia ficción. Japón, ante la falta de camioneros y en pos de mantener su liderazgo en el área de transporte y telecomunicaciones, está preparando sus autopistas para implementar en 2018 convoyes de camiones autocomandados, es decir, que se manejan solos y están preparados para frenar, acelerar cuando se necesite y llegar a destino sin problemas. ¡Y a tiempo!
Si se mira a esta nación asiática en su totalidad, no es de extrañarse. Desde su resurgimiento luego de la Segunda Guerra Mundial, Japón no deja de sorprender con sus avances tecnológicos y su eficiencia. Pero este hecho no es aislado y no se delimita a un aspecto único, sino que toda la sociedad japonesa se distingue por su elevado nivel de respeto, solidaridad, empatía y, sobre todo, disciplina.
Entonces, es lógico que el medio de transporte preferido de los nipones sea el tren. Los trenes en Japón no llegan tarde. El territorio del imperio del sol naciente es un gran entramado de ferrocarriles, que posee más de 23 mil kilómetros de vías, lo cual es una enormidad considerando que el país tiene unos 3 mil kilómetros de largo por 300 de ancho. La frecuencia de trenes es mucho más alta que las del transporte subterráneo de varias capitales del mundo y su puntualidad es insuperable.
El tren bala (shinkansen) es uno de los tantos ejemplos, tal vez el más tangible, de la visión japonesa. El shinkansen es el primero del mundo en su tipo. Tiene más de 50 años de existencia y alrededor de 400 mil personas a día utilizan su servicio en todo el país. Con un retraso promedio anual menor a los treinta segundos, lo convierten en un ejemplo de rendimiento y puntualidad.
Tal vez para nosotros, a media vuelta de globo terráqueo de distancia suene un tanto utópico, pero en Japón los trenes llegan en el horario que prometen. Siempre. Todos los días, durante todo el año, sin descanso los fines de semana. Por supuesto que hay horarios pico en el que los pasajeros van enlatados dentro de los trenes, pero eso no es motivo para que el tren se demore.
En el remoto caso de que haya un retraso en el recorrido, el conductor del tren se disculpa públicamente por los altavoces del tren. Incluso se hizo viral una foto en la que un conductor japonés dialoga con un pasajero en un tren. Asimismo circuló el rumor de que los conductores suelen ir personalmente a disculparse uno por uno con los viajeros. Esto suena un tanto ilógico por lo imposible de ofrecer tantas disculpas a tantas personas sin agravar la demora entre estación y estación, no tanto por la consideración y la amabilidad que caracterizan a la población japonesa.
De hecho, el sistema es tan confiable que si el tren tarda más de cinco minutos, los pasajeros pueden retirar un certificado en la estación a la que llegan y presentarlo en la escuela, universidad o en el trabajo, para justificar su propia demora. Esto deja en claro una idea general que se sostiene en la eficacia y el rendimiento casi perfecto de los trenes: en realidad no hay excusas para llegar tarde a ninguna parte, más allá de las personales.
Un sistema ferroviario de primera, con una estructura al tope de sus capacidades de rendimiento, con base en la tecnología más avanzada, es el primer motivo por el cual en Japón los trenes funcionan prácticamente a la perfección.
Pero toda organización debe tener un fin específico, una misión para la cual fue fundada y que debe respetarse. La empresa que provee el servicio de trenes en Japón no se dedica simplemente a trasladar gente y recogerla y dejarla en su destino, sino, en un sentido más amplio, a administrar el tiempo de cada individuo que utiliza el servicio. El tiempo es el recurso más valioso que alguien posee y nadie más que esa persona tiene derecho a decidir qué hacer con él. Es por eso que una sociedad tan respetuosa no podría darse el lujo de faltarle el respeto a la gente de manera tan grave como para hacerlos perder el tiempo, llegar tarde, posponer sus obligaciones y sus deseos sólo por estar a bordo de un medio de transporte. Es ahí donde reside la más pura esencia japonesa y es por esa razón que los trenes, allá, nunca llegan tarde.
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Además del funcionamiento de sus trenes, la creatividad e inventiva japonesa sigue dando de qué hablar.
