México es una gran nación. Basta con sumergirse en cualquier rincón del territorio que va del Río Bravo al Usumacinta y posteriormente mirar hacia otro sitio para comprobar que a lo largo del espacio constituido como país, coexisten decenas de naciones con un claro sentido de identidad y pertenencia a su comunidad.
Durante los primeros años del siglo XX, el proyecto político del Porfiriato rescató pasajes de la historia de México con el objetivo de hacer cohesión social y reunir bajo un mismo ideal a personas, tan distintas como ajenas, a un proyecto de nación. En esas condiciones, nació el arquetipo del mexicano.
A pesar de que en los núcleos urbanos desarrollados es posible distinguir rasgos ‘nacionales’ que identifican al mexicano con la historia prehispánica (especialmente la fundación de Tenochitlan), el idioma español, los símbolos culturales (charrería, el tequila, el maíz y el chile) y los mitos patrios fundacionales (Grito de Dolores, Niños Héroes, El Pípila) de la identidad mexicana, la existencia de grupos étnicos a lo largo de la República y su propia riqueza cultural imposibilita la definición de nuestro país como una nación.
Para conocer México no basta con visitar la capital, el sureste mexicano o los estados del norte, pues no hay un sitio que llene la definición “estar en México”, resulta insuficiente para aquellos quienes viven en el territorio políticamente establecido y se rigen por la normatividad jurídica de la República. Hace falta internarse en sus pueblos, serranías, comunidades indígenas y autónomas para hacerse una idea de que México no sólo es un charro tomando tequila, el norteño en una carne asada o un maya tomando pozole. Estos son los mejores pueblos mágicos para comprar artesanías y conocer un poco más de la multinacional cultura mexicana.
Cholula, Puebla
El pueblo mágico que tiene una iglesia en cada esquina y en su centro guarda en secreto a la pirámide más grande del mundo como una simbólica y real representación de lo que significó la Conquista, es junto con Atlixco, el primer productor de talavera poblana. La alfarería de Talavera mantiene su denominación de origen en Cholula y aquí se pueden conseguir desde vajillas completas, macetas, cruces y jarrones, hasta piezas únicas e interpretaciones del arte tequitqui en este material.
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Oaxaca, Oaxaca
La riqueza cultural de Oaxaca no sólo radica en la gastronomía más rica del país, ni los pueblos indígenas que conservan sus tradiciones intactas, muchas de las piezas de cerámica más apreciadas a nivel mundial están hechas con barro negro, técnica milenaria que nació en la ciudad zapoteca de Monte Albán hace miles de años, perfeccionada en el siglo XX y hecha por manos mexicanas.
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San Cristóbal de las Casas, Chiapas
Al Pueblo Mágico de Chiapas llegan directamente las artesanías elaboradas por mujeres tzotziles de Zinacantán, chales y blusas bordadas a mano de todos colores, con motivos florales. Un paseo por el Mercado de Dulces y Artesanías en la calle Insurgentes y el Mercado de Santo Domingo afuera de la iglesia homónima, además de una visita cultural donde puedes hacerte de piezas únicas de tu preferencia, son un deleite para todos los sentidos.
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San Antonio Arrazola, Oaxaca
Los alebrijes, figuras multiformes y llenas de color que caracterizan a Oaxaca, son una herencia cultural invaluable. Conocer y preservar estas criaturas mágicas es obligación de los mexicanos y la mejor manera de hacerlo es apoyando a los artesanos de San Antonio Arrazola, pueblo dedicado a la elaboración artesanal de estas míticas bestias.
Bernal, Querétaro
El tercer monolito de roca más grande del mundo es la puerta de entrada a la Sierra Gorda queretana y Bernal no sólo es un pueblo famoso por los minerales y sus típicas gorditas. En el centro, resaltan las cobijas, chales, blusas, bufandas y abrigos de lana, todos hechos con la misma técnica que hace siglos llegó a las manos bernalenses que generación tras generación, heredaron la técnica a sus predecesores.
Metepec, Estado de México
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Introducida por los conquistadores en la segunda mitad del siglo XVI, la tradición del Árbol de la vida inició como una forma amable de fusionar el cristianismo con las culturas prehispánicas, combinando elementos sobre la base de una escultura con ramificaciones que contaban distintos pasajes bíblicos. Con el paso del tiempo, la técnica y temática colonial quedó atrás y en su lugar se trabajó con elementos de la naturaleza y la vida diaria. Metepec conserva un sinfín de manos maestras que moldean y pintan el barro hasta conseguir un Árbol de la vida de temáticas tan variadas como la influencia cultural de estos grupos indígenas.
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Taxco, Guerrero
La ubicación geográfica de este pueblo enclavado en las montañas de Guerrero y la minería que tiene lugar en la región, posicionó a Taxco como centro mundial productor de plata. Desde anillos y aretes, hasta vajillas o diseños únicos de gran tamaño, la plata es la principal actividad económica de la región.
Si estás planeando tu viaje pero no puedes esperar más a encontrar algunas de estas artesanías, muestra de la multiculturalidad mexicana, aventúrate el fin de semana a descubrir los mercados de pulgas en la CDMX para encontrar cosas vintage, baratas y originales. Otra experiencia para conocer más de la riqueza cultural de nuestro país está en la comida. Toma nota de los mejores mercados para descubrir lo mejor de la gastronomía mexicana.
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