Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
«Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo»
Clima tropical, literatura, un sombrero, viajes, amenas caminatas, Pueblitos Mágicos… el paraíso, ¿cierto? Cada rincón guarda una historia por contar, alguna referencia, una esencia; un aroma y un sabor. Colima, éste es el destino en turno, para ser más específicos, Comala, cabecera del municipio que es parte de las regiones cafeteras más destacadas en México. Atractivo ver que es acompañado de sus casas serenas junto con la fe de sus iglesias y tranquilidad de su kiosco. La calma de sus esquinas y el sol bañando tu rostro es una gran opción para cualquier día de la semana, incluso para la vida entera.
Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
Paisajes hermosos, sublimes y brillantes como para grabarlos más que en una foto, guardarlos eternamente en la memoria, es decir. Un paisaje reverdecido por la estación, el aire puro acariciando el cabello de quien lo mire y las emociones a punto del colapso. Árboles verdes más grandes, quizá, que los sueños y que si alguien tuviera que redefinir la palabra ‘hermosura’ sería porque visitó aquel Pueblo Mágico encantador.
Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
“Pueblito Blanco” como algunos le llaman, por sus casas haciendo alusión a su segundo nombre con techos rojos como el alba y la tranquilidad más pura. En su zócalo se encuentra su inigualable kiosco alemán y su iglesia parroquial de San Miguel Arcángel que cuenta con líneas neoclásicas y el toque de pureza que cualquier lugar como éste te hace sentir desde hace más de 400 años que fue construida.
Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
Al entrar, al pisar los primeros metros de sus calles el olor a café se percibe, te invade una sensación de estar en casa; la tranquilidad de sentarte en alguna de las bancas que adornan a este pueblo, disfrutando de tu compañía viajera –tu corazón–, mirando el cielo despejado totalmente azul con pequeños adornos blancos y, en tu mano, un café de la casa.
Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
Observas sus alrededores, los volcanes se despejan y te das cuenta de que no habías visto nada igual, nada tan óptimo y tan bello. Sabes que estás en el lugar indicado –por ahora– y que quisieras detener el tiempo junto con las emociones para llegar a la felicidad. Es que no hay nada más placentero que descubrir rincones que te rodean y no imaginabas; no hay nada más gustoso que pisar los lugares que lees en libros o escuchas en historias: lugares insólitos con una historia por contar.
Fotos por: Laura Rivera Rodríguez
Así es Comala, un rincón misterioso y transparente a la vez; el que te invade con su aroma a café y su paz prominente. Comala, un pequeño, muy pequeño rincón de México que nadie puede perderse, que todos deben vivir y, sobre todo, sentir. Comala, Pueblo Mágico… y magnífico.
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