En la mente de los amantes del fútbol, Portugal puede ser sinónimo de Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid, y poco más. Para los que están interesados en los viajes puede significar muchas más cosas: un territorio pequeño con vistas al Atlántico, kilómetros inacabables de playas paradisíacas, vecino de España y dueño de algunas de las ciudades más hermosas no sólo de la península Ibérica sino de toda Europa.
Es increíble que un país al que muchos ignoran en su mismo continente albergue una cantidad bastante considerable de lugares mágicos en forma de capillas, palacios, pueblos, castillos, museos y restaurantes. En todos ellos es posible vivir una aventura memorable que se quede almacenada de por vida en el fondo del corazón.
Tú que estás pensando en hacer un viaje diferente a un sitio que conjugue todo lo que un viajero quiere hallar en un solo territorio debes considerar a Portugal en tu agenda. Olvida un poco los territorios de siempre y conoce el esplendor de Lisboa, la antigüedad de Oporto, la majestuosidad de Madeira y otras ciudades y pueblos que hacen de Portugal un destino maravilloso.
Pisar Lisboa y beber por la noche un café en el Martinho do Arcada, donde Pessoa, uno de los grandes autores portugueses, escribió muchos de sus poemas.
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Visitar el Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología en Lisboa, ubicado a orillas del río Tajo. Se trata de una impactante obra futurista de la arquitecta británica Amanda Levete.
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Pasearte por alguna de las siguiente atracciones de Lisboa: el elevador de Santa Justa para tener una vista espectacular de la ciudad, el Castillo San Jorge para que conozcas uno de los símbolos memorables de la capital, la Avenida da Liberdade para admirar sus tiendas de lujo, hoteles y teatros, además del tranvía 28 para ser testigo de muchos de los sitios más famosos de la ciudad.
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Visitar las dunas doradas de O Guincho, una de las playas más bonitas de Portugal. En ella podrás observar a los surfers y bodyboarders surcando las olas más furiosas del Atlántico o hacerlo tú mismo si tienes conocimiento sobre estos deportes extremos.
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Si eres uno de los tantos que son adictos y fanáticos de la saga de Harry Potter y la lectura en general, puedes hacer una visita a la Livraría Lello e Irmão, a donde acudía con frecuencia la autora J.K. Rowling durante su estancia en Oporto en la década de 1990.
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Sorprenderte con la espectacular Piscina das Marés (ubicada en Leça de Palmeira, cerca de Oporto). Fue diseñada por el arquitecto Alvaro Siza Vieira y está escarbada directamente en las rocas. Se compone de agua salada y, sin exagerar, podemos afirmar que es uno de los lugares más maravillosos del mundo.
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Beber vino de Oporto en alguna de las bodegas de Vila Nova de Gaia, o uno procedente de Madeira. No sólo los pruebes, adquiere una o más botellas para que en tu hogar recuerdes Portugal en cada trago de tu deliciosa bebida.
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Ir a un partido entre el Benfica y el Porto, los clubes más exitosos del país y quienes cada año se cruzan un par de ocasiones para jugar el clásico nacional. Ya sea en el Estadio de la Luz de Benfica o en el Estadio do Dragao del Porto, el ambiente que se vive es simplemente una de las experiencias más bonitas que se puedan sentir.
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Hacer una visita a las impresionantes ruinas romanas de Conímbriga, al sudoeste de Coímbra. Estos asentamientos dan fe de la expansión del Imperio Romano por gran parte de Europa y todo su esplendor arquitectónico e histórico.
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Recorrer el centro histórico de la ciudad de Braga, en el norte del país, una muestra de lo mejor de la arquitectura portuguesa. Braga es una ciudad tranquila donde se respira historia, donde la comida es deliciosa y donde caminar es un placer.
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Ir a la ciudad de Aveiro y recorrer a pie el encantador barrio de Beira Mar, cuya red de canales le ha merecido el sobrenombre de la Venecia de Portugal.
La próxima vez que vayas a Portugal no te olvides de tomar en cuenta estas recomendaciones que has leído. Si decides traspasar sus fronteras y adentrarte en el Viejo Continente, hay una ruta que puedes hacer sin gastar demasiado dinero y conocer esos tesoros que sólo un territorio como Europa puede ofrecer.