Dicen que es mejor ver algo una vez que escucharlo mil veces de otros, por eso hay que caminar sus empedradas y estrechas calles, maravillarse con sus artesanías y chuparse los dedos con su exquisita gastronomía, para saber lo que es sentir a México en la piel. A lo anterior hay que sumar la amabilidad de su gente y pulcritud de su plazoleta central, que tienen como símbolo la majestuosa Parroquia de San Miguel Arcángel, pieza neogótica de cantera rosa, protagonista de esta acogedora ciudad. Cualidades que de nueva cuenta hicieron merecedora a San Miguel de Allende, en Guanajuato, como la Mejor ciudad del mundo, por la revista Travel + Leisure, mientras que Oaxaca obtuvo la segunda posición.
La magia de la ciudad satisface cualquier gusto y bolsillo. Para empezar y satisfacer el antojo de media tarde, un rico chocolate caliente acompañado de unos churros en el famoso café San Agustín propiedad de la actriz Margarita Gralia, frente al Templo de San Francisco, es una visita obligada. Y es que con un fin de semana basta y sobra para conocer las bellezas de este mágico lugar, desde la Casa del Mayorazgo de la Canal, el Museo Casa de Allende y hasta uno dedicado a la historia del juguete mexicano denominado La Esquina, no hay tiempo para el aburrimiento en San Miguel.
Sin embargo, no todo es comerse un delicioso mantecado en la plaza, bailar con las mojigangas o tomarse una selfie con la Parroquia de fondo; existe un lugar secreto que muy pocos conocen a tan solo 10 minutos del centro que vale la pena visitar.
Caminando desde el jardín central frente a la majestuosa Parroquia, hay que ir por la calle de Hidalgo en dirección norte, pasar el Puente y encontrarse con la Calzada de la Aurora donde se encuentra la entrada al sorprendente recinto. Una imponente construcción que operó durante más de 90 años como una fábrica textil, gozando de fama y reconocimiento por la noble tarea en la región del Bajío, hoy confiere su espacio a artistas, diseñadores, lienzos, esculturas y variadas artesanías distribuidas a lo largo y ancho del recinto en pequeñas galerías. Su nombre es Fábrica La Aurora, donde cada centímetro está lleno de historia y misterio.
La Aurora alberga arte en todas sus manifestaciones: antigüedades, arte plástico, moda, diseño y hasta comida para alimentar el asombro y sentir la vida. Recorrer sus andadores y estudios abiertos conceden la oportunidad de encontrarte frente a frente con algún excéntrico artista lanzando pincelazos. Adentrarse en sus galerías y empaparse del arte es un regalo difícil de despreciar. Pero no sólo se exhibe arte contemporáneo, los pequeños estudios tienen clases de pintura y escultura, talleres y workshops de temas variados. Uno bastante interesante es el de Pineda Covalin, pero todos invitan a viajar por un México que se muestra a la altura del mundo a través de su historia.
Después de disfrutar un rico brunch con una refrescante mimosa en su cafetería, la experiencia continúa en el local 4A, donde se ubica La Buhardilla, una de las más prestigiadas casas de arte y antigüedades del país fundada en 1971. Sus finas piezas incluyen arte medieval y barroco, pasando de lo primitivo al neoclásico, con muchas piezas de arte sacro, cargadas de sabe Dios cuánta cosa, pues deambular por sus pasillos supone un aire grueso, que parece atraerte al centro de la tierra. Sugestión o realidad, son varias las historias que se cuentan del místico local.
En familia y con amigos, no dejes escapar la oportunidad de descubrir por qué todo el mundo se rinde ante la majestuosidad de San Miguel de Allende.
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