Obtener una visa para visitar Corea del Norte es tan difícil como juzgar con fotografías lo que ocurre en el interior del país asiático. A partir de la reciente apertura del régimen para consolidarse como un destino turístico, las posibilidades para viajar al país más hermético del mundo se incrementaron para todas las personas que no son surcoreanas, estadounidenses o fotógrafos, tres actividades perseguidas por el gobierno de Kim-Jong-un.
Por un poco más de US $600, es posible tomar un tour desde China hacia Pyongyang, la capital de un país del que menos del 1 % de su población visita el extranjero durante toda su vida. Las agencias de viajes son parte del aparato gubernamental norcoreano, los recorridos están controlados por militares y los turistas tienen que cumplir con restricciones legales estrictas, como evitar tomar fotografías con cámaras profesionales, si no quieren ser juzgados por el régimen.
Apenas algunos cientos de imágenes de la capital y los principales poblados de Corea del Norte fluyen en Internet y las conclusiones son tan ambiguas como contradictorias. Las calles lucen impolutas, no existe el tráfico y miles de personas se desplazan en bicicleta. Los edificios del centro de la ciudad dan cuenta de una ciudad moderna, al mismo tiempo que las personas se conducen bajo un estricto orden militar y de absurda admiración al líder del partido único: Kim-Jong-Un.
El sistema de salud ha sido alabado por la OMS, mientras otras organizaciones lo tachan como uno de los peores del mundo. La propaganda exagerada está a la orden del día y para el espíritu occidental, el hecho de no tener acceso a otra gama de productos lejos de los oficiales es pecado mortal para el estilo de vida que impone el capitalismo en la contemporaneidad. Las opiniones sobre Corea del Norte siempre son polémicas y no se esclarecen ni siquiera entre quienes viajan para conocer más de la cultura y los hábitos de un país que difícilmente tiene contacto con el exterior.
Los turistas realizan el recorrido oficial entre hoteles destinados para personas en misiones diplomáticas y viajeros, visitan todos los monumentos al régimen y la nueva terminal de aeropuerto de Pyonyang, además, tienen acceso a dos estaciones de metro y al edificio más alto del país, el Hotel Ryugyong, para constatar la calidad cosmopolita de su capital.
La comida es una de las grandes interrogantes durante un viaje a Corea del Norte. Recientemente, cientos de nuevos establecimientos abrieron sus puertas tras la relajación de la disciplina castrense con respecto a los restaurantes que no sirven la típica comida regional, los fideos fritos y el pulpo con verduras. Los turistas pueden disfrutar de algunos sitios que, por su originalidad y extrañeza, son parada obligada si visitas el inhóspito país asiático.
Uno de los sitios más frecuentados por viajeros es el Turtle Ship Restaurant, un barco que recuerda a los antiguos navíos de guerra utilizados por las culturas asiáticas en la antigüedad con un dragón tallado en madera en la proa. El lugar se mantiene lleno y sirve platos de comida internacional fusionados con la cocina tradicional norcoreana. Algunos fines de semana, organiza un karaoke, en el que sólo pueden participar niños y cantar la música autorizada por el régimen.
Entre los restaurantes más frecuentados por viajeros, está el giratorio del Hotel Ryanggang, un piso redondo que en realidad dejó de girar debido a la falta de mantenimiento; aquí se sirven fideos fritos, carne de res, mariscos y verduras típicas de la región. La mayoría de los turistas comen en este sitio durante toda su estancia o bien, acuden a The New Diplo, un conjunto de restaurantes y bares pensados para turistas, donde pueden disfrutar tragos y cervezas de todo el mundo, así como comida internacional.
Si buscas una auténtica experiencia norcoreana, el Kuksu House es la mejor opción. Las distintas habitaciones alrededor de un típico patio coreano albergan las mesas que sirven únicamente platillos típicos. Los fideos en un sinfín de presentaciones, pulpo, huevos con verduras, carne de perro o arroz cocido son algunas de las delicias para cualquier comensal dispuesto a comer como un verdadero norcoreano.
Uno de los restaurantes que sigue causando sensación desde su apertura en 2008 es el Italian Restaurant, un espacio abierto con el auspicio de Kim-Jong-Un, quien envió a un equipo de chefs a Italia para aprender los secretos culinarios de la gastronomía transalpina. Un año después, se inauguró con éxito y actualmente es uno de los sitios más concurridos por toda clase de personas en la capital. Los fines de semana, la cena es amenizada por un karaoke donde una chica repite las canciones propagandísticas más sonadas una y otra vez.
Otro intento por emular la comida internacional ocurre en el Hamburger Restaurant, un espacio que vende hamburguesas, pollo frito y papas a la francesa de la forma norteamericana, pero —según algunos norcoreanos– totalmente distinto a la fast food que invade el mundo.
En realidad el mercado de cocina crece a un ritmo insospechado y rompe con la rigidez que ostenta el régimen en la capital norcoreana. Los puestos de hamburguesas, pollo frito e incluso sushi cada vez se asemejan más a los tipos de comida estadounidenses, incluso son abiertos por funcionarios o trabajadores que ahorran lo suficiente como para emprender su propio negocio de comida. Si quieres conocer por qué la comida es parte de una experiencia íntegra en cada viaje y cuáles son los platillos que debes comer en las grandes ciudades del globo, averígualo en ¿Qué pedir para comer como un experto en los principales destinos del mundo? Sigue los mejores consejos de Anthony Burdain para comer delicioso siempre que viajes y olvídate de pararte únicamente en las grandes cadenas de fast food que ya conoces.
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Referencia:
Messy Nessy Chic