Los claxons suenan por doquier, el calor empapa mi frente, camino a través de mares de personas dejándome llevar un poco por la corriente. Monos, perros, vacas, gatos y pájaros deambulan libremente por las calles, el bullicio ensordecedor de las millones de personas que tengo a mi alrededor me maravilla y me abruma a la vez.
El olor a mango, cúrcuma, jengibre, sándalo y jazmín se mezclan con los olores callejeros. Logro esquivar una bicicleta, un auto-rickshaw y una motocicleta a la vez. Todo esto sucede intentando cruzar la calle.
Cuando llego a mi destino, las pequeñas escalinatas me transportan a otra dimensión. Los jardines de Lodi permanecen como un gran oasis dentro del casco de la Nueva Delhi. Visitarlos invita al espectador a apreciar muchos de los grandes aspectos de la India contemporánea.
Estos jardines albergan varias tumbas, edificios y una mezquita sumamente antiguoa. Las tumbas pertenecen a Mohammed Shah, último emperador de la dinastía de los Sayyids, y a Sikander Lodi, el último de los sultanes perteneciente a la dinastía Lodi. Existen otros dos edificios: Bara Gumbad y el Sheesh Gumbad. Todas las edificaciones datan del siglo XV y XVII. Pero no fue hasta 1936 que los jardines se acondicionaron para ser un espacio público bajo el régimen del imperio británico.
Delhi es. Para muchos viajeros, la puerta de entrada a India. Como cualquier capital contemporánea, Delhi es una ciudad con intenso movimiento, con estilo y sello propios. Delhi te lleva a través de sus calles y barrios como una verdadera aventura empapada de emociones y adrenalina. Es por eso, que si uno quiere pasar una tarde tranquila en la ciudad, debes visitar este hermoso lugar.
Hasta en sus horas más concurridas los jardines siguen siendo apacibles, emanan una paz inexplicable dentro de la gran ciudad. Observar las tumbas, los espacios, la exuberante vegetación y sus intensas tonalidades de verdes hacen de este bello lugar uno de los pulmones más importantes de la gran capital.
El parque va más allá de ser lugar de recreación. Se trata de un lugar de encuentro para todo tipo de personas que pasean tranquilamente. Algunos se juntan para un chai, otros toman una siesta bajo la fresca sombra de los edificios, se reúnen a comer bajo los pabellones mosquiteros, juegan criquet, corren, practican yoga o meditan. Observar la cultura en silencio es uno de mis pasatiempos favoritos visitando un lugar.
Conforme se va poniendo el sol, la piedra de los edificios se va tornando de color morado o amarillo. Pareciera que estos hermosos mausoleos han permanecido casi intactos a través del tiempo, no sólo han visto envejecer la ciudad sino que han madurado junto con ella. El conjunto se conforma como uno de los puntos de reunión más importantes de esta increíble ciudad con una ferviente cultura.
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