5 pasos para convertir tu orina en una obra de arte

5 pasos para convertir tu orina en una obra de arte

5 pasos para convertir tu orina en una obra de arte

Las latas de Sopa Campbell’s, los retratos de Marilyn Monroe, la banana de The Velvet Underground; ¿qué es lo que más conoces e identificas en la obra de Andy Warhol? Todos conocemos que incluso realizó cine de arte y se inmiscuyó en la escena más propositiva y desafiante de la moda neoyorkina, pero ¿cuánto de su trabajo estamos perdiendo de vista al reducirlo exclusivamente a esos trabajos –mismos que deberíamos llamar producciones en su sentido más benjaminiano– dentro de la Factory.

Al parecer, y en primer plano, dejamos de lado una de sus series más enigmáticas, aunque pormenorizada por su época de ejecución y las reflexiones del artista propio: sus pinturas de oxidación. Alejado de sus piezas más características, de aquellos años y propuestas que le hicieron famoso en la cultura que él se encargó de ensalzar, Warhol cuenta con una colección de pinturas que juegan con la abstracción y discuten históricamente con el pasado de su país, de Nueva York y el presente de las disrupciones.

Estos lienzos de gran formato, de un tamaño que quizá podríamos llamar monumental, son trozos de tela en los que se hacen visibles salpicaduras de color naranja, verde y rosa, y que dan la apariencia de una libertad creativa no desde las decisiones del artista en sí, sino desde la materia sin control y en mera autonomía. Casi desde el accidente. Dichos drippings —que generan un diálogo directo con el expresionismo abstracto del Siglo XX—, son el resultado de orina humana sobre pintura de cobre.

Después de un periodo en que su obra fue ampliamente criticada como demasiado superficial, en que la crítica le calificó como una cabeza vacía, en que su producción fue detenida por los traumas del intento de asesinato que sufrió y en el que la escena artística norteamericana demandaba ya a otro tipo de creativos, Warhol decidió ir a un terreno personal, un tanto irónico y que nadie esperaba en su historial: la abstracción.

El expresionismo abstracto, movimiento que figuraba como disputa estética y cultural durante la Guerra Fría, que encabezaba los dispares de la representación en pos de la libertad americano-creativa de EE.UU., se había convertido finalmente en el recurso último e íntimo —mas no de innovación— para Warhol. El uso de fluidos corporales en calidad de desperdicio y el papel preponderante en el miembro viril como herramienta de ejecución, sin embargo, dibujó una línea de abordaje distinta para los problemas de división social, política en las instituciones culturales, experimentación artística, el cuerpo, las artes no figurativas, la crítica en tanto personajes avalados y semidioses del sistema y el erotismo durante el trabajo.

Para su realización, Warhol invitó a varias personas a orinar sobre lienzos; esto incluyó a muchos de sus amigos, en especial a su asistente Ronnie Cutrone, quien invirtió esfuerzos extras en tomar vitamina B adicional y extender el rango cromático de su orina. Esto desarrolló procesos químicos en la obra, mismos que desencadenaron pinturas ricas en textura y atracción. Esto se dio, en suma, gracias a algunas obviedades que necesitas atender:

1. La orina no es un simple líquido de desperdicio, es el desecho de lo que se cree irreversiblemente trascendente.

2. La crítica del arte y sus sistemas es aun más contundente gracias al desempeño de lo que se considera vulgar.

3. Los verdaderos procesos del arte en tanto experiencia que se da en el encuentro brutal, se juzgan con la deconstrucción de los mismos.

4. La experimentación con la orina no es nueva; sin embargo, lo son sus alcances en torno a la suciedad, pureza, silencio, perversión, etcétera.

5. La orina en tanto materia prima del arte no requiere caer en lo evidente; de manera sutil o abierta, lanza relaciones con lo sexual u otro tipo de encuentros, justo como lo formaliza el retrato de Jean-Michel Basquiat “manchado” por el líquido de otro(s) hombre(s).

Es de peculiar atención que en estos intereses y lecturas que adquiere su serie, las gruesas capas de líquido e intensas intenciones de salpicadura lancen un puente hacia Jackson Pollock, un artista considerado hiperviril y de arte un tanto machista. La conexión fundamental: que Warhol haya empleado físicamente el miembro del hombre y su subproducto en sentido directo con la sexualidad del productor y con la génesis de la obra en tanto instinto-necesidad de un semental.

El uso del cuerpo –sobre todo masculino– en estas Oxidation Paintings viene importantemente después de que Warhol admitiera en su diario que, después del disparo recibido por Valerie Solanas, su trabajo no había sido realmente creativo; también adquiere otro tipo de relevancia frente al eterno reconocimiento de Pollock como el artista vivo más grande de Estados Unidos (con la ayuda de la CIA) y ante los ideales del artista pop en tanto desafíos contra la idea de que la creación artística dependía de la destreza, las habilidades y el control sobre la corporeidad. Warhol, así, ridiculizó al machismo a partir del ajeno mear. La orina y su acto fueron las armas estéticas que retaron la supuesta agresividad, virilidad y simbolismo fálico que hasta entonces gozaba el expresionismo abstracto.

Si pensamos que esta serie no tiene nada de relevante y grandiosidad, o que la última etapa de Warhol no puede dar más que lástima o indiferencia, es porque omitimos la historicidad altanera del arte abstracto y las burlas que este artista pop fue capaz de emitir en su más rico tenor intelectual.

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Para conocer más sobre este artista, puedes leer sobre Los nueve rostros de Andy Warhol y algunos Mitos y otras cosas que no sabías sobre él.

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