Las fiestas orgiásticas en las que los grecorromanos rendían culto al amor libre y a sus dioses

Las fiestas orgiásticas en las que los grecorromanos rendían culto al amor libre y a sus dioses

Las fiestas orgiásticas en las que los grecorromanos rendían culto al amor libre y a sus dioses

La palabra orgía se relaciona con actividades sexuales practicadas en grupo, sin embargo tiene varios significados. El sonido “orgía” deriva del griego orgé, que significa “exaltación del alma”. Las “orgías” también es el nombre de un conjunto de ídolos dedicados al dios romano Baco. Estas “exaltaciones del alma” u orgías nacieron como sacrificios ceremoniales dedicados al dios grecorromano Dionisos-Baco (dios del vino y la agricultura) antes de un combate. No obstante, estos rituales con el paso del tiempo se convirtieron en “bacanales” (del latín Bacchanalia, palabra relacionada también con el dios Baco), se transformaron en rituales nocturnos y en ellos se cometieron múltiples excesos en los que imperaron las danzas frenéticas, la embriaguez, los excesos sexuales y otras manifestaciones delirantes. En estas fiestas se bebía bastante vino, no sólo en honor a Baco, sino que resultaba un excelente inhibidor del pudor, propicia medicina para sentirse ad hoc ante el “sexo libre”. Se cree que estas fiestas en Roma eran organizadas para invitados con mucho poder, ya que en ellas se planeaban muchas clases de crímenes o conspiraciones políticas.

Como en Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999), las orgías servían para tramar conspiraciones

En Grecia cada fiesta en su origen era presidida por el orgiophanta, una especie de sacerdote que tenía como misión aleccionar a los fieles de Dionisos en los pasos a seguir en cada ritual. En Roma las bacanales fueron introducidas por los griegos en la Magna Grecia hacia el año 200 a. C. Estas celebraciones eran presididas por sacerdotisas llamadas las “bacantes”. Primitivamente era un culto en el que sólo participaban mujeres y en donde también rendían tributo a dioses menores, como al fauno Pan. Con el transcurrir del tiempo en estas fiestas se incorporaron los hombres.

Si bien estas fiestas nacieron como tributo a Dionisos-Baco, las bacanales en honor al semidiós Pan eran rituales en honor a la fertilidad y en la clandestinidad duraron hasta la Edad Media. La imagen del fauno Pan (macho cabrío) se vincula actualmente al Demonio y a los aquelarres después de la incorporación del cristianismo a la totalidad de Europa, el mal asociado al paganismo necesitaba su figura cruenta y esa imagen fue adoptada de este antiguo semidiós griego de los pastores y rebaños.

Los faunos o sátiros representaron al mal con la llegada del cristianismo. Ninfas y Sátiro (William-Adolphe Bouguereau, 1873)

Con el tiempo el culto orgiástico a Dionisos-Baco transmutó a la celebración de otros dioses. Una de las fiestas más importantes eran las Saturnales (saturnalia, en honor al Dios del tiempo, Saturno), que se celebraban en Roma del 17 al 23 de diciembre. Esta celebración estaba presidida por el “rey del festín” y se iniciaba con un gran banquete donde el exceso de comida se mezclaba con sexo salvaje. A ella asistían los mismos senadores romanos. En las Saturnales participaban mayoritariamente hombres ricos y nobles (patricios) y prostitutas, pues la mujer noble no participaba de esta celebración. En estas fiestas los amos liberaban a sus esclavos temporalmente y se cree que incluso los servían en las mesas. Asimismo, en los días de fiesta los criminales no eran castigados.

Uno de los rituales de sangre que se llevaba a cabo en las Saturnales consistía en que los soldados eligieran a un hombre bello treinta días antes de las celebraciones para que fuera ungido con todos los poderes. El día trigésimo este mozo debía suicidarse frente a la estatua de Saturno, a quien se consagraba la orgía. Dentro de las Saturnales existía una fiesta menor, la Sigillaria, en la que los participantes intercambiaban regalos, generalmente alimentos y estatuillas. El concepto proviene de una antigua calle romana, La Sigilaria. donde se vendían estos productos. Este aspecto de las Saturnales se transforma en una poderosa hipótesis para explicar la actual conmemoración de la Navidad cristiana por las fechas de su celebración y el intercambio de regalos.

En la película Calígula (Tinto Brass, 1979) se puede observar varias fiestas orgiásticas que ofrecía este emperador

De diciembre eran también las fiestas Angeronalias o Divalias (de Angerona, diosa del silencio, de la angustia y del miedo, pero en su identificación con Volupia, la diosa del placer carnal). Los romanos situaban la estatua de la diosa del silencio en el templo de la diosa del placer porque creían que de esta forma la angustia o el miedo se podía cambiar por placer. Estas fiestas tenían características orgiásticas y al celebrarse los 21 de diciembre se llevaban a cabo al mismo tiempo que los saturnales.

Las Maiumas eran fiestas orgiásticas romanas que honraban conjuntamente a Baco y a Venus (diosa del amor). Se realizaban cada tres años y duraban treinta días. Eran muy populares y licenciosas, y se celebraban a orillas del mar o al interior de una piscina. Estas fiestas incluían representaciones teatrales y tuvieron su apogeo bajo el emperador Commodus.

Otras fiestas famosas por sus excesos fueron las Lupercales, en las que se practicaba la depravación y el sexo salvaje. Tenían como objetivo que los jóvenes se iniciaran en las relaciones sexuales y perdieran el miedo a las mismas. En esta fiesta el sacerdote sacrificaba un carnero en honor a Fauno (dios de la naturaleza) y con la sangre resultante untaba la cara de los participantes. Luego los jóvenes corrían desnudos, gritaban obscenidades y daban latigazos a quienes se cruzaban en su camino. El ritual terminaba con una gran orgía en la que los “lupercos” y las “pastoras” practicaban la prostitución libremente. Es probable que las Lupercales fueran anteriores a la fundación de Roma y en su origen se incluían sacrificios humanos. La palabra proviene de “Lupercal”, que era el punto donde se cree que la loba capitolina amamantó a los fundadores Rómulo y Remo. Hay que mencionar que esta fiesta es el origen del actual San Valentín o Día de los Enamorados, del 14 de febrero.

Fiestas Lupercales, de Andrea Camassei

Una festividad que también tenía connotación sexual era la que se celebraba en honor a la diosa Juno (esposa del todopoderoso Júpiter). Algunos historiadores las llaman las Februales. En esta fiesta se tenía la costumbre de honrar a Juno introduciendo los nombres de las muchachas de la ciudad en una caja. Cada uno de ellos era extraído por un chico y la pareja resultante quedaba unida a nivel sexual. Los participantes del juego tenían el derecho de satisfacer sus fantasías más perversas con la pareja sorteada. Las fiestas de Juno son otra hipótesis para el origen del mencionado San Valentín.

Las Carmentales (o carmentalias) eran orgías romanas en honor a la diosa Carmenta, una deidad asociada con los partos, la protección de las madres y los niños, y defensora de las matronas. Estas fiestas se celebraban en su templo, ubicado en la cima de colina Capitalina, primitivamente sólo por mujeres, entre el 11 y 15 de enero.

Una de las fiestas orgiásticas que se celebraban tanto en Roma como en Grecia eran las Cotitias, en honor a Cotis, la diosa de la Impudicia, cuyo culto licencioso provenía de la salvaje Tracia. Al igual que el culto a Cibeles, las Cotitias se caracterizaban por su ritual de desenfreno. Solían llevarse a cabo de noche en Atenas, Corinto, Sicilia y Roma.

Grecia fue el origen de las fiestas orgiásticas, por lo cual tuvieron celebraciones locales que no se traspasaron al mundo romano. Por ejemplo, las Bendidias se celebraban sólo en Atenas en honor a la diosa lunar Bendis de Tracia, cuyo culto fue adoptado por los atenienses. Las Cabirias se celebraban en Tebas, Lemnos y Samotracia y estaban dedicadas a los cabiros, que eran genios de las potencias etónicas. Y las fiestas Cronias eran similares a las saturnales romanas, en honor al dios del Tiempo.

Bacchanalia, óleo de Auguste Levêque

Había fiestas orgiásticas que excedían el mundo grecorromano mas allá de sus fronteras culturales. Para la época antigua eran verdaderos cultos universales, como las Anagorgias y las Catagonias, que celebraban a Venus-Afrodita, la hermosa diosa del Amor. Estas fiestas se llevaban a cabo en casi toda la cuenca mediterránea y su sincretismo se puede detectar incluso en Siria, cuyas fiestas las Panagirias celebraban a la diosa Astarté, de origen mesopotámico. En la época helenística los griegos se asentaron en el oriente próximo (siglos IV a I a. C.) y la asimilaron con Afrodita y Deméter (diosa de la agricultura). En estas fiestas se practicaba la “prostitución sagrada”, es decir el pago por actos sexuales a una sacerdotisa de la diosa. También existían las Sabácidas frigias, que se efectuaban de noche y en donde los fieles que eran personas de mal vivir rendían el culto a la serpiente.

El mundo antiguo no veía con malos ojos estos excesos orgiásticos, ya que eran verdaderas festividades folclóricas para muchas localidades mediterráneas. Algunas de ellas eran rituales iniciáticos, otras celebraciones relacionadas con el culto a alguna deidad (la mayoría eran rituales que favorecían la fertilidad de los campos, como las Maiumas que incluso acompañaban a los juegos olímpicos). En culturas que le rendían tributo al cuerpo humano y en donde la moral y la religión no suponían un problema para su organización, las fiestas orgiásticas se enmarcaban dentro de lo “normal” en las civilizaciones que influyeron directamente a nuestra cultura occidental.

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