10 pinturas que fueron inspiradas por otras obras de arte

10 pinturas que fueron inspiradas por otras obras de arte

10 pinturas que fueron inspiradas por otras obras de arte

 

El primer artista total y original fue Leonardo Da Vinci. Creador de contenidos, conocimientos y métodos nunca antes imaginados; no sólo en cuestión de pintura sino también en ramas como anatomía, mecánica, biología y arquitectura. Después del italiano, la idea del genio se implementó en el mercado del arte y algo de esa genialidad (e incomprensión) fue heredado en los siglos que siguieron a todos los artistas.

Antes de Da Vinci, la pintura era copia y variación. Los artistas se medían con obras pasadas y la técnica de esos maestros; las imitaban y desde la imitación creaban obras propias que se confundían en una masa de anonimato. Pero Da Vinci implementó la idea de “El Artista y su firma”.

Después de Marcel Duchamp, a comienzos del siglo XX, se volvió a pensar que tal vez el arte no tenia que seguir inventando técnicas al ritmo de las vanguardias: se trataba de cambios pequeños, de pasos diminutos. Actualmente el arte es la tortuga que nunca podrá alcanzar al artista Aquiles, aunque ésta camine despiadadamente lento.

El estilo en el arte es resultado de una vida: de la cuidadosa asimilación de estilos de otros, de apropiaciones y rechazos de escuelas, de sortear la repetición de los lugares comunes, de la representación de los mismos temas con formas distintas.

La imitación de un cuadro al estilo propio es una manera que los artistas tienen de medirse con el pasado, con la tradición y el canon. Estas son 10 pinturas en las que ocurrió esa batalla de tiempos y estilos.

‘El espíritu de los muertos vela’ (1892) de Paul Gauguin, después de ‘Olympia’ (1863) de Édouard Manet

Estos dos pintores, que evidenciaban la diferencia de la impresión visual de una imagen en su manera de usar los colores, tienen como objeto de sus cuadros a dos mujeres totalmente desnudas, cortesanas o prostitutas. El contraste en los tonos de piel y en su actitud ante el espectador, hacen pensar que su visión de la pintura era engañosamente opuesta.

‘Olympia’ (1863) de Édouard Manet, después de la ‘Venus de Urbino’ (1538) de Tiziano

Lo que conmocionó del cuadro de Manet la primera vez que se presentó en París, no fue que representara a una mujer desnuda, desde la época griega se hacía y era motivo común, sino los colores y la luz con las que lo hizo. El impresionismo fue una de las primeras reacciones artísticas ante la reproductibilidad de las imágenes gracias a la fotografía.

‘El campo trabajado’ (1923) de Joan Miró, después de ‘El jardín de las delicias’, tríptico (1503-1515) de El Bosco


Cuatrocientos años distancian una obra de otra. La primera se pintó en los años posteriores al descubrimiento del Nuevo Mundo, que de repente, se pensó como el espacio para realizar todas las fantasías y utopías. La segunda fue creada pocos años después del fin de la Gran Guerra, la batalla de trincheras y la caída del sueño de la modernidad y la máquinas que llevarían a la humanidad a un mundo mejor.

‘Almuerzo sobre la hierba’ (1865-1866) de Claude Monet, después de ‘Almuerzo en la hierba’ (1863) de Édouard Manet


Dos cuadros impresionistas que dialogan estrechamente al haber sido pintados casi al mismo tiempo en lugares igual de cercanos. Una vez que se ven los dos cuadros juntos, como espectador, participamos de las diferencias y, así, se pueden diferenciar los estilos de estos artistas de apellido tan similar.

‘Han’ (2012) de Michael Elmgreen & Ingar Dragset, después de ‘La sirenita de Copenhague’ (1913) de Edvard Eriksen

Las dos estatuas están en Dinamarca pero en ciudades distintas, las separan 100 años y el material con el que están hechos: ella es de bronce, él de acero inoxidable; pero forman parte de la misma nostálgica historia del amor perdido. Los dos esperan al otro, los dos permanecerán contemplando la porción de mar que su mirada alcanza a abarcar.

‘La ola’ (2006) de Tobias Stengel, después de ‘La gran ola de Kanagawa’ (1830-1833) de Katsushika Hokusai

Una ola se levanta desde el Japón del periodo Edo, mientras que la otra, unas de sus tantas réplicas y tributos, se estrella contra los límites del río Elba de Alemania. Una de las estampas más famosas del ilustrador japonés fue recreada, trazo por trazo, en placas de acero para que su presencia dure cientos de años.

‘El dormitorio en Arlés’ (1992) de Roy Lichtenstein, después de ‘El dormitorio en Arlés’ (1888) de Vicent Van Gogh

Mucho del Pop Art se trató de reproducir cuadros, rostros famosos, y recrearlos en un estilo plástico de trazos muy sencillos, que connotaran que toda persona podría ser un artista a la vez que cualquier persona podría tener acceso a una obra de arte.

‘La última cena’, serie (1986) de Andy Warhol, después de ‘La última cena’ (1495-1498) de Leonardo Da Vinci


El Pop Art mueve los espacios del arte, los pluraliza; de la pared de un convento dominico en Italia, a la sala de exposición de un museo, a la recamara de un millonario, al despacho de un ejecutivo equis, a la sala de espera de un consultorio dental, a la sala de tu casa. La obra de Da Vinci es invaluable por su unicidad; la de Warhol tiene el récord de venta de una pieza que nació como parte de una serie de reproducciones.

‘Fuente (tras Duchamp)’ (1991) de Sherrie Levine, después de ‘Fuente’ (1917) de Marcel Duchmap

Casi después de 80 años, un artista toma el objeto con el que se desbalanceó el mercado y las reglas del arte para devolverlo al circuito de la obra única. Duchamp: cualquier objeto en un contexto propicio puede ser una obra de arte. Levine: sólo un artista puede convertir un objeto común en algo único y bien valorado para el mercado.

‘L.H.O.O.Q.’ (1919) de Marcel Duchamp, después de la ‘Mona Lisa’ (1503) de Leonardo Da Vinci

Una de las afrentas críticas más reacias al mundo del arte, a su divina aura y al estatuto de obra de arte, la hizo Duchmap cuando reprodujo en tamaño postal el de por sí diminuto cuadro renacentista. Le pintó bigote, perilla y escribió unas iniciales que en francés se pronunciarían como “elle a chaud au cul” y querrían decir algo como “ella tiene calor en el culo”.

Cada una de estas obras hace pensar en la reversibilidad del tiempo en el arte: cada obra puede ser a la vez inspiración o sendero para que otra obra fuera concebida. ¿Qué pasaría si en algún punto de la historia, la humanidad perdiera esas primeras obras que inspiraron a otras? ¿La originalidad es una idea que puede ir en reversa?

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Otro tipo de obras de arte que ponen en duda la idea de originalidad son aquellas inacabadas, como estas obras de arte famosas que nunca se terminaron. Por otra parte el estatuto de objeto/obra de arte actualmente es volátil, como queda evidenciado con estos ’13 objetos diarios que se han convertido en millonarias obras de arte’.

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Fuente:

Flavorwire

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