El arte de duplicarse

El arte de duplicarse

El arte de duplicarse


“¿Qué yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. ¿Y qué?
(Soy amplio, contengo multitudes)”.
-Walt Whitman

Cada imagen es el punto de partida para una historia. Esa es la idea del artista alemán Matthieu Bourel. Claro que eso suena obvio, la pintura siempre busca contar algo, lo ha hecho desde hace siglos, pero la obra de Bourel toma elementos de antaño y los mezcla para crear algo totalmente nuevo, un reciclaje único que permite desarrollar una nueva historia sobre algo previamente existente. Mejor aún, sus retratos son la muestra perfecta de nuestro carácter múltiple que ha enloquecido a la psicología desde los días de Freud.


Obras quinestésicas que el artista crea a partir de su sentido. Solamente se puede ver lo pictórico, lo visual; pero el artista se basa en la música, el tacto y los otros sentidos para crear estos retratos que muestran lo que uno quiera ver. Crea universos personales a partir de la obra de alguien más. Cultura pop, cultura de masas, pero también detalles personales, historias íntimas que te atrapan. Entonces la obra tiene una metamorfosis, deja de ser del artista y ahora pasa a ser tuya.


Te obliga a mirar, a imaginar y adentrarte en el retrato. Tú eres quien debe hacer o encontrar una historia. ¿Cuántas vidas podemos vivir, cuántas caras podemos mostrar? Son fragmentos de lo que somos, nunca nos expresamos como en realidad pensamos y eso construye una fachada sobre otra hasta que somos un conjunto de realidades dispuestas en un cuerpo. Establecemos vínculos y mostramos una cara determinada en una situación específica.

Nuestro actuar frente a los amigos es distinto que frente a nuestros padres, nuestros profesores e incluso frente a otros amigos. Somos una sociedad de máscaras, disponemos sonrisas frente a la adversidad y castigamos el llanto. Nuestras reacciones, nuestras personalidades, nuestras vidas. Los collages de Bourel muestran esa fragmentación contemporánea en la que vivimos. No somos hipócritas, somos múltiples, inabarcables y al mismo tiempo únicos y genéricos. Somos nuestra propia paradoja en la que en un cuerpo habitan muchas personas, pero todas son solamente una.

Más que una simple obra de rostros, hay filosofía de sobra para hacernos reflexionar sobre lo que somos, lo que vemos y lo que expresamos. Sus otras series muestran otro tipo de intervenciones, siempre en personas, pero abarcando otros temas. Caras intervenidas para mostrar obras de arte, líneas que delimitan lo que podemos ver en los sujetos. La obra de Matthieu Bourel expresa nuestro sentir cotidiano porque no somos lo que aparentamos, somos eso que no vemos, somos monstruos, somos máscaras, somos arte.

Te puede interesar: Fotógrafos del fetichismo: El retrato del placer oculto

***

Fuente:
Dojo

Salir de la versión móvil