El verdadero significado de los símbolos más usados por Salvador Dalí

El verdadero significado de los símbolos más usados por Salvador Dalí

El verdadero significado de los símbolos más usados por Salvador Dalí

Dos alambres se erigen sobre el rostro de Salvador Dalí… en realidad son sus bigotes, mismos que parecían tener vida propia. Sin su característico vello facial nadie lo reconocería, era parte de su personalidad y apenas se ajustaban a su excéntrica forma de ser. De este modo, los bigotes del artista se hicieron tan famosos como él, pero pocos saben que son una mezcla de dos de sus influencias más grandes: Josep Margarit y Diego Velázquez.

Margarit fue un político catalán cuyo retrato colgaba en la casa del artista. Desde niño lo miraba sobre la pared adornando el muro con su enorme y largo bigote negro. El pequeño Salvador soñaba con tener ese mismo aire de rudeza, intelecto y habilidad, pero sin dejar detrás un lado sensible y enigmático, el cual halló en Velázquez, el maestro andaluz del claroscuro.

Al llegar a la adultez, dejó crecer su bigote y lo peinó de diversas formas hasta encontrar la fusión de ambos personajes en su rostro. Así creó su propio estilo y nació ese par de estirados “churros” de pelo que sobresalían en su cara. Les colocó moños, los hizo protagonistas en las fotos y los cuidó hasta el final de sus días, porque además de ser su sello personal como todos los símbolos indescifrables en sus creaciones, quería conservarlos como una especie de memoria, ya que provenían de varias anécdotas de su infancia y madurez. A decir verdad, sus símbolos también tienen origen en sus vivencias y son ellas, las que han hecho del arte de Dalí el referente primario del surrealismo.


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De un queso al tiempo

El tiempo es Dios o Dios es el tiempo. Ambos son omnipresentes, al menos en la obra de Dalí. Para el artista el tiempo se había postrado sobre la humanidad y la realidad es que en muchos casos, nos preocupamos más por la falta de tiempo que por vivirlo y disfrutarlo. Cada reloj derretido es la crítica que Dalí hace al tiempo y su forma de devorar todo a su paso, incluido él mismo, aunque no sea algo palpable.

La idea de plasmar relojes derretidos llegó a la cabeza del surrealista cuando soñó con un queso Camembert y cómo era incapaz de soportar las altas temperaturas, derritiéndose sin poner resistencia. Es una imagen metafísica de los lapsos en la vida. En un segundo se van y no vuelven a aparecer.


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La muerte de un insecto

La muerte es un tema recurrente en el surrealismo. Con Dalí, se hace presente no como el fin de un ciclo o como el adiós definitivo, lo hace en forma de hormigas. Aunque esto no tenga mucho sentido ante la mirada común, el pintor tenía una justificación al respecto y es su infancia. Cuando tenía cinco años, iba caminando por la calle y vio un insecto mordisqueado y casi sin piel. Se acercó a mirarlo de cerca y tenía cientos de hormigas encima que aún devoraban su carne.

Muchos años después, las hormigas se mantuvieron en su imaginario como la representación de la muerte, por ello cuando se refiere al final de la vida pone en sus cuadros a las hormigas sobre lo que considera un cuerpo inerte. De igual forma refieren al deseo sexual, lo cual podría ser un guiño a la necrofilia.


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La representación de la realidad en el sueño

En la obra temprana del español aparecen muletas de todo tipo. Son principalmente, un apoyo al caminar, por lo consiguiente, en la obra de Dalí se refieren a una especie de ancla hacia la realidad. Esto quiere decir que la muleta es un pequeño escaparate del surrealismo y aterriza en la vida real sabiendo que hay algo vivo detrás de lo onírico. Se refiere también a los valores y tradiciones que Dalí mantenía, sin olvidar que al igual que Luis Buñuel tenía un fetiche con las piernas, por lo tanto, una muleta es un símbolo sutil de ello.


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El futuro en el lomo de un elefante

Fuerza y resistencia. Estas dos palabras definen a los elefantes que aparecen en sus piezas. Sin embargo, no son elefantes convencionales. De hecho son tan surrealistas que su significado es de los más complejos. Se cree que representan el futuro, por lo tanto van siempre cargando en su espalda algún objeto o persona que represente poder. Por ello tienen las piernas delgadas y largas, así se entiende que el peso del futuro les es mucho más difícil de llevar a cuestas.

Aún con ello, los elefantes siempre cargan sin “quejas”, por lo que se puede concluir que ellos soportan hasta el más complicado y pesado destino.


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Entreabrir la vida

Podría no ser uno de los elementos más característicos de Dalí; sin embargo, los cajones de madera aparecen más de lo que se pensaría. Esto viene de una explicación freudiana que habla de la sexualidad femenina oculta. Recordemos que algunos biógrafos lo consideran bisexual, lo que podría significar que estaba plasmando un poco de su lado femenino. Cada cajón se veía entreabierto para enfatizar el secreto y el hecho de que en realidad no le importaba lo que pensaran de él.

Dejar el miedo atrás le significó todo, ya que con, los muebles y los cajones, pudo decir cómo se sentía y porqué. Del mismo modo se enfrentó al miedo y a la aceptación propia.


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La complejidad de la cabeza humana

Nuevamente, la justificación para este símbolo es una anécdota. Dalí deseaba conocer a Freud y éste último al surrealista, ya que las ideas del psicoanálisis van de la mano con el surrealismo a pesar de la constante negación de ambos. Cuando Dalí fue a casa de Freud en el jardín vio un caracol en la bicicleta que estaba estacionada. Se acercó a ver al animal y lo relacionó con una cabeza humana: lenta, dura y blanda al interior, manipulable quizá.

La geometría, la dureza del caparazón y la lentitud del animal lo atraparon y no dudó en ponerlo en sus obras, en especial cuando quería hacer énfasis en el psicoanálisis.


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La esperanza de un huevo

Hace referencia al amor y a la esperanza de vida, pero es quizá, el símbolo que más lo representa. Es probablemente una representación de él mismo, ya que podría significar la forma en que él se sentía en el vientre de su madre. La anécdota que le da origen al huevo es que antes de que naciera, sus padres tuvieron un hijo que murió a los cinco años, su nombre era Salvador. Cuando decidieron tener otro hijo, le dieron el mismo nombre para honrar al pequeño fallecido.

Cuando era pequeño visitó la tumba de “el otro Salvador Dalí” y asumió que debía honrarlo, pero también tenía que diferenciarse, porque si su hermano no había estado con vida por mucho tiempo, él sí lo haría y de una manera inolvidable. Por ello, desde niño se obsesionó por hacer excentricidades y así ser único. El huevo es la representación de una persona: sustancial, frágil y pura.


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El miedo al placer

Las mantis se comen al macho luego de copular con él. Por ello, Dalí la usa para representar a la mujer fatal, a Gala. Ella quería hijos, pero el artista tenía miedo al sexo. Él gozaba la masturbación, pero no el contacto físico. De igual manera representa el acoso y la crítica hacia él, por lo que este insecto es la representación del miedo a la vida y a cada detalle de ella. No importa cómo ni cuando, pero lo cierto es que el miedo está ahí y Dalí no lo oculta.

Entre anécdotas, filosofía y psicología, la obra de Dalí se compone de símbolos que son claros ejemplos de su vida y todo lo que estaba pasando en ella. Quizá era una manera de sobrellevar las anécdotas perdidas, mismas que con el paso de los años se irían borrando de su memoria. Sólo así consiguió mantenerlas latentes, quizá más de lo que esperaba, puesto que luego de casi 30 años de su fallecimiento, aún están tan vigentes como la primera vez que fueron contempladas.

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Conoce más acerca de cómo Dalí logró ser mejor que su hermano fallecido y cómo es que sus diarios se han mantenido como el referente del surrealismo.

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