12 am y sigo soñando

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12 am y sigo soñando

poemas de amor1 - 12 am y sigo soñando

Sigo soñando con el amor que no haremos y los besos en la frente que no me darás. Trato y me muevo hacia adelante, lo que sea que es eso. Me prometo no dejarte entrar, no dejarme llevar por ti. Aún no puedo creer que fui yo quien se arrodilló. No perdiste ni por un momento. Cosas como estas no se las puedes dejar al destino, la cagará. Te hará dar mil vueltas y para cuando te vea cerca, me llevará hacia ti pero estaré demasiado mareada y confundida para saber siquiera dónde estoy. Y de eso no saldrá nada bueno. Pero dicen que no hay buenas decisiones después de todo. Bueno, ese es el vino hablando. Sobria, pensando en ti… ni siquiera hablo. De qué estoy hablando… Si no respiro, puedo oír la nieve caer, como una avalancha. Cachetadas… como las cachetadas que me dabas… Una vez más callada, pensando que me amabas. Pero siempre con un toque de miel y sexo después de-.

Mejillas coloradas,

piel sudada…

Sonrisa embriagada,

y risas ahogadas.

Ni siquiera te disculpas.

Me miras y me sonríes, insinuando querer jugar más.

Pero cuando te hieren y debes decirle a tu mamá, los juegos ya no son divertidos.

Cuando te hieren y terminas en una tina, bebiendo vino tinto… simplemente ya no es divertido.

Sigo soñando con el amor que no haremos y los besos en la frente que no me darás. Trato y me muevo hacia adelante, lo que sea que es eso. Me prometo no dejarte entrar, no dejarme llevar por ti. Aún no puedo creer que fui yo quien se arrodilló. No perdiste ni por un momento. Cosas como estas no se las puedes dejar al destino, la cagará. Te hará dar mil vueltas y para cuando te vea cerca, me llevará hacia ti pero estaré demasiado mareada y confundida para saber siquiera dónde estoy. Y de eso no saldrá nada bueno. Pero dicen que no hay buenas decisiones después de todo. Bueno, ese es el vino hablando. Sobria, pensando en ti… ni siquiera hablo. De qué estoy hablando… Si no respiro, puedo oír la nieve caer, como una avalancha. Cachetadas… como las cachetadas que me dabas… Una vez más callada, pensando que me amabas. Pero siempre con un toque de miel y sexo después de-.

Mejillas coloradas,

piel sudada…

Sonrisa embriagada,

y risas ahogadas.

Ni siquiera te disculpas.

Me miras y me sonríes, insinuando querer jugar más.

Pero cuando te hieren y debes decirle a tu mamá, los juegos ya no son divertidos.

Cuando te hieren y terminas en una tina, bebiendo vino tinto… simplemente ya no es divertido.

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