Para García Márquez no había otra manera de aprender a escribir que leyendo a los grandes autores. El periodista, revolucionario y guionista de televisión mantuvo durante toda su vida la misma fascinación por la gente, los lugares y los sucesos que a simple vista parecen comunes, pero para alguien pueden ser todo.
Esa misma fijación lo llevó a escribir novelas sencillas de leer pero profundas en su sentir, separado de la pedantería filosófica o el diálogo complicado de los análisis al fondo de la sociedad, pero con una fuerte pertenencia a sus orígenes y una descriptiva que llena de luz la narrativa latinoamericana que, desde su obra, reclamó su sitio dentro de las corrientes literarias más importantes del siglo XX. El hombre que decía encontrar inspiración para el realismo mágico de los cuentos y las leyendas que le contaba su abuela cuando niño, esbozó a lo largo de varios escritos, cursos y entrevistas los puntos que consideraba más importantes de desarrollar en la carrera de un escritor.
A pesar de que el periodista pasó por momentos grises en su quehacer como literato, llegando al grado de entrar en la desesperación y sufrir de un bloqueo creativo al término de una de sus obras cumbre, “Cien años de soledad”, el colombiano siempre encontró la manera de reinventarse volviendo a lo más sencillo: las historias sobre los sentimientos que más nos dominan, el amor, la soledad, la tristeza, la algarabía y esa sensación de que, en cualquier momento, un poco de magia puede cambiar las cosas. Estos son 16 consejos de Gabriel García Márquez, soñador empedernido, periodista ávido, lector voraz, políticamente incorrecto y siempre cercano a la realidad latinoamericana:
1. Una cosa es una historia larga, y otra una historia alargada.
2. Un escritor puede escribir lo que le dé la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer.
3. No creo en el mito romántico de que el escritor debe pasar hambre, debe estar jodido, para producir.
4. Es más fácil atrapar a un conejo que a un lector.
5. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.
6. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.
7. Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo.
8. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.
9. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.
10. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.
11. El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.
12. Simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros
13. Casi siempre que se eluden los adverbios acabados en mente se encuentran formas bellas y originales de decir las cosas.
14. Para ser un buen escritor es importante leer mucho, del derecho y del revés a los grandes autores que han creado y alimentado nuestra lengua y a aquellos que siguen inventándola cada día. No hay otra manera de aprender a escribir.
15. El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica
16. Dicen que hay que empezar, y escribir, y escribir, hasta que de pronto uno siente que las cosas salen solas, como si alguien te las dictara al oído, o como si el que las escribe fuera otro.
Si quieres conocer más sobre este prolífico escritor, aventúrate en “El amor en los tiempos del cólera”, “Memoria de mis putas tristes” o si prefieres los cuentos cortos, no dudes en leer sus “Doce cuentos peregrinos”. Descubre estos 10 consejos de Gabriel García Márquez para dejar de llorar porque terminó y empezar a sonreír porque sucedió si tienes el corazón roto. Entra de lleno a la novela cumbre de la literatura latinoamericana contemporánea leyendo “Cien años de soledad” en sus mejores frases.