9 cosas que pueden destrozar la reputación de alguien según Dante Alighieri

9 cosas que pueden destrozar la reputación de alguien según Dante Alighieri

9 cosas que pueden destrozar la reputación de alguien según Dante Alighieri

Go tell that long tongue liar, go and tell that midnight rider, tell the rambler, the gambler, the back biter, tell ‘em that God’s gonna cut ‘em down – Johnny Cash

Sin importar la religión que profese, una persona siempre busca mantenerse limpia para, algún día, llegar a ser digna de ver los ojos de su creador.

Conscientes de que la maldad acecha en cada esquina del mundo, han creado múltiples formas de librarse del mal en caso de haber sucumbido ante él; algunas son tan sangrientas como las flagelaciones con látigos a las que se sometían algunos monjes transgresores a partir del siglo V; este procedimiento les permitía eliminar sus pecados y demostrarle a Cristo que estaban dispuestos a limpiar su cuerpo para que él pudiese entrar sin reparos y llenar con su gracia a esa alma arrepentida. Otra forma, quizá la más sencilla y piadosa para desaparecer nuestras ofensas, es la oración y el arrepentimiento sincero.
En general, es casi imposible pensar en un dios que no sea misericordioso con aquellos que se arrepienten; sin embargo, sí podemos imaginar la furia que desata en aquellos que, orgullosos de sus actos, deciden nunca pedir perdón por aquello que, en vida, les ganó una pésima reputación frente a los hombres y al momento de su muerte los hace lucir como los bichos más despreciables de la creación divina.

Toda cultura tiene un lugar designado para que aquellos que han decidido no caminar del lado del bien encuentren el castigo que se merecen; para los cristianos ese sitio es el infierno que Dante retrató en La Divina Comedia, donde cada una de las partes que lo conforman representa uno de los defectos que pueden ensuciar la reputación de una persona hasta destruirla y convertirla en algo menos que una bestia.

Limbo

La mayoría de las almas que llegan a este sitio fueron pecadores sin siquiera percatarse de ello. En el primer círculo del infierno se encuentran aquellos que no fueron bautizados y, en consecuencia, nunca conocieron la gracia divina.

Lujuria

Gilberto Owen escribió alguna vez que “por la carne también se llega al cielo”, y quizá tenga razón; no obstante, hay que considerar que quienes gozan de diferentes personas sólo para satisfacer sus cuerpos tienen un lugar asegurado en el segundo círculo del infierno, donde serán condenados a vagar solitarios por toda la eternidad. 

Gula

Aquellos que durante su vida nunca pararon de comer a pesar de sentirse satisfechos, nunca sospecharon que su destino era convertirse en comida. El tercer círculo del infierno está habitado por el can Cerbero, quien se alimenta de todos los regordetes que nunca encontraron saciedad en vida. 

Avaricia

Tener la mayor de las riquezas es una eterna batalla para siempre estar a un paso adelante de todos los demás, por ello, quienes caen en este sitio del infierno se ven obligados a competir con otros avaros empujando sacos llenos de oro sólido por toda la eternidad.

Ira y Pereza

El quinto círculo del infierno es un gran pantano donde los perezosos y los iracundos se hunden en el fango debido al peso extremo de sus acciones y sentimientos. 

Herejía

Uno de los pecados más grandes que existen es ofender directamente a Dios, sobre todo dudando de su existencia o afirmando que ésta es nula. Quizá la razón por las que los herejes se encuentran encerrados dentro de una fortaleza en el sexto círculo del infierno es que jamás puedan salir a expandir sus ideas falsas.

Violencia

Aquí reciben tormento todas aquellas personas que utilizaron la malicia para dañar a diferentes personas (a los demás, a sí mismos y a Dios), este círculo está custodiado por el minotauro, lo que representa que, al igual que él, toda forma de violencia convierte a la gente en bestias.

Malicia

Todo aquel que se haya aprovechado de la gente valiéndose de su inocencia tiene un lugar asegurado en este círculo; aquí pueden encontrarse lo mismo magos y charlatanes que falsificadores; todos unidos por el hecho de haber engañado a sus semejantes para beneficiarse de ellos. 

Traición

La falta más grande del mundo es la traición, por eso en el fondo del abismo se encuentran los dos mayores traidores de la historia del mundo: Lucifer, que traicionó la confianza y amor de Dios al desafiarlo tratando de ocupar su propio trono, y Judas, quien vendió a Cristo; éste último es masticado por el primero cual si fuera un juguete de goma para calmar a un perro ansioso que busca salir de su encierro.

Según el famoso texto de Dante Alighieri, estas son todas las faltas que pueden destruir a una persona para toda la eternidad; realizarlas puede parecer atractivo para algunos, no obstante, hay que recordar que más allá de que la reputación está en juego, la salvación del alma es más importante para cualquiera que se considere creyente.

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