El escritor español Antonio Muñoz Molina, ha causado olas dentro de la literatura mundial actual. En 1995 fue elegido miembro de la Real Academia Española, y es considerado de lo mejor dentro de la literatura actual. Dizzy Gillespie era un trompetista y compositor de jazz a mediados del siglo XX. Rápidamente, junto a personajes como Charlie Parker, se convirtió en uno de los principales exponentes del jazz moderno y del bebop.
El invierno en Lisboa es una historia que toma lugar en las ciudades de Madrid, Lisboa y San Sebastián, narrando los hechos que le ocurren a Santiago Biralbo, un pianista negro que inicia una relación con Lucrecia, una bella mujer casada con un contrabandista de obras de arte apodado El Americano. La trama gira alrededor de la desaparición de una obra de Paul Cézanne, por lo que los ayudantes del americano y Toussaints Morton persiguen a Biralbo.
A través de las primeras páginas de este maravilloso libro, nos podemos percatar de la relación que hay entre el personaje de Biralbo y Dizzy Gilsepie. En múltiples ocasiones, Molina describe una relación casi onírica entre el jazzista y la música, creando un ambiente profundo y relacionando la trama con la música de manera perfecta. Solamente como músicos, se puede dar la relación que la música tiene con la vida y, en este caso, con el amor.
La música funciona como herramienta para construir la trama amorosa entre Biralbo y Lucrecia, aunque rápidamente ese amor se convierte en algo tumultuoso, llevándonos a capítulos que nos hacen recordar a las clásicas novelas policiacas y de persecuciones. Como bien dijo Gilsepie: Hay hombres que han muerto por esta música. No se puede ser más serio que eso.
El ambiente creado por Molina nos muestra a un Biralbo en un profundo conflicto interno, en ciertas circunstancias altamente triste, con la música como su única escapatoria; solamente en los momentos en donde sus manos están en las teclas del piano todo parece estar bien.
“…en el instante en que sonó la música ella se volvió como si Malcolm y yo no existiéramos…”
A través de esta obra, ganadora del Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura, Molina narra una historia emocionante pero al mismo tiempo altamente descriptiva y profunda. Esta dualidad es una de las mayores fortalezas de la obra, ya que absorbe al lector de manera completa. Para los amantes del Jazz y de la literatura, esta obra es perfecta, mezclando una gran cantidad de drama, jazz, y cuestiones filosóficas sobre el amor y la vida misma, Molina logra crear uno de los libros más importantes de nuestra época.
El escritor español Antonio Muñoz Molina, ha causado olas dentro de la literatura mundial actual. En 1995 fue elegido miembro de la Real Academia Española, y es considerado de lo mejor dentro de la literatura actual. Dizzy Gillespie era un trompetista y compositor de jazz a mediados del siglo XX. Rápidamente, junto a personajes como Charlie Parker, se convirtió en uno de los principales exponentes del jazz moderno y del bebop.
El invierno en Lisboa es una historia que toma lugar en las ciudades de Madrid, Lisboa y San Sebastián, narrando los hechos que le ocurren a Santiago Biralbo, un pianista negro que inicia una relación con Lucrecia, una bella mujer casada con un contrabandista de obras de arte apodado El Americano. La trama gira alrededor de la desaparición de una obra de Paul Cézanne, por lo que los ayudantes del americano y Toussaints Morton persiguen a Biralbo.
A través de las primeras páginas de este maravilloso libro, nos podemos percatar de la relación que hay entre el personaje de Biralbo y Dizzy Gilsepie. En múltiples ocasiones, Molina describe una relación casi onírica entre el jazzista y la música, creando un ambiente profundo y relacionando la trama con la música de manera perfecta. Solamente como músicos, se puede dar la relación que la música tiene con la vida y, en este caso, con el amor.
La música funciona como herramienta para construir la trama amorosa entre Biralbo y Lucrecia, aunque rápidamente ese amor se convierte en algo tumultuoso, llevándonos a capítulos que nos hacen recordar a las clásicas novelas policiacas y de persecuciones. Como bien dijo Gilsepie: Hay hombres que han muerto por esta música. No se puede ser más serio que eso.
El ambiente creado por Molina nos muestra a un Biralbo en un profundo conflicto interno, en ciertas circunstancias altamente triste, con la música como su única escapatoria; solamente en los momentos en donde sus manos están en las teclas del piano todo parece estar bien.
“…en el instante en que sonó la música ella se volvió como si Malcolm y yo no existiéramos…”
A través de esta obra, ganadora del Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura, Molina narra una historia emocionante pero al mismo tiempo altamente descriptiva y profunda. Esta dualidad es una de las mayores fortalezas de la obra, ya que absorbe al lector de manera completa. Para los amantes del Jazz y de la literatura, esta obra es perfecta, mezclando una gran cantidad de drama, jazz, y cuestiones filosóficas sobre el amor y la vida misma, Molina logra crear uno de los libros más importantes de nuestra época.