El idioma es un organismo vivo que no termina de evolucionar. Avanza conforme al tiempo y se adapta o modifica para que las personas que lo hablan puedan comunicarse de una manera eficiente. La Real Academia de la Lengua es la institución que se encarga de orientar aquel cambio con el fin de que se mantenga la elegancia y pulcritud a la hora de hablar y escribir. Su máxima es: «Limpia, fija y da esplendor».
Sin embargo, hay algunas personas que sienten que en lugar de dirigir al idioma lo están aprisionando, entre ellas estuvo el maestro Gabriel García Márquez ,dio un elaborado discurso en contra de las reglas ortográficas. Durante el Congreso Internacional de la Lengua Zacatecas de 1997, el Gabo presentó su texto titulado: «Botella de mar para el Dios de las palabras».
«Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?» Ese día los catedráticos zacatecanos y del mundo se alborotaron y por poco destierran a Márquez del séquito de los defensores de la ortografía. Por su puesto, Gabriel García Márquez es una figura intocable para las letras y su discurso se convirtió en un acto de rebeldía intelectual.
Quizá tú te sentiste identificado con las palabras de Gabriel García Márquez. Si es así, hazte la siguiente pregunta: ¿cuántos libros has escrito? Ninguno, ¿verdad? Sí, quizás el discurso del Gabo suene tentador pero él ya tiene un dominio total del idioma y puede rebelarse a ellas. Tú, si entraste a este artículo, es porque aún necesitas practicar. Toma las palabras del Premio Nobel de Literatura como un aliciente para ser el mejor y tener el respeto necesario para querer cambiar al sistema. Hasta que ese momento llegue trabaja con tus lecturas y escrituras, para ello te compartiremos textos de grandes escritores de la lengua española.
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Don Quijote de la Mancha (1615)
Miguel de Cervantes Saavedra
El amor de Don Quijote es para su vecina labradora Aldonza Lorenzo, cuyo nombre cambió a algo mas elegante y digno de una doncella. Él vivió en una ilusión. Pensó que era un caballero y galopeó por la Mancha como hombre de armas. Sancho Panza se internó a su mundo imaginario sin poner resistencia, él alimenta la fantasía. Por su parte, Dulcinea es la representación subjetiva de la mujer perfecta. Don Quijote la eleva a un plano ideal y le atribuye cualidades divinas. Por más bello que parezca esta concepción, el amor quijotesco pertenece al mundo sensible, aquél que según Platón es cambiante y corruptible, demasiado tendencioso. El caballero de la Mancha le atribuye a su damisela las cualidades de un espejo. Él ve en ella lo que quiere y descalifica su verdadera identidad. El engaño es mutuo. Ni ella ni el personaje de Cervantes aceptan lo que son y es claro que así no funciona el amor.
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Nada es para tanto (1991)
Óscar de la Borbolla
Si pensabas que la filosofía es cuadrada y gris, este filósofo mexicano te mostrará que se necesita el ingenio y el conocimiento indicado para hacer de la filosofía un chiste. No es que se tome todo a la ligera en esta novela, pero su historia se centra en un adolescente que está buscando confirmar su propia voluntad en el mundo, lo que le llevará a vivir situaciones absurdas y cómicas. Desde enfrentar a su padre peluquero en un duelo de tijeras hasta viajar a Acapulco y trabajar sexualmente para unas extranjeras. Todos estas anécdotas sirven para, al final, hacer una bella disertación filosófica.
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Los culpables (2007)
Juan Villoro
Este es un relato sobre traidores o entes que se sienten burlados y culpables. Todos los protagonistas son mexicanos, lo que hace el dolor más cercano y real. Entre sus páginas se conoce a un mariachi frustrado, un futbolista que sufrió un atentado de bomba, el viaje por Oaxaca y Yucatán de un poeta sin éxito o un limpiador de vidrios. Todos son relatos que sorprenden por lo inverosímil de los actos, pero Villoro los trabaja tan bien que se piensa que realmente pasó y, lo peor, se sufrió. Este autor es uno de los escritores mexicanos más importantes actualmente y vale la pena conocerlo a fondo. Para no enredar este artículo, lo mejor es que te dirijas al siguiente enlace para conocer su alma.
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Una banda nombrada Caifanes (1990)
Xavier Velasco
Otro de los chicos terribles de la literatura mexicana, Xavier Velasco es uno de los exponentes más interesantes de nuestra narrativa. Las alegorías que construye van más allá de un simple relato moralista o reflexivo. Sus historias han sido calificadas como desvergonzadas, pues motivan a los lectores a encontrar el lado oscuro de sus sentimientos, sin espacio para juzgarlos o negarlos, pues al final del camino se encuentra un cuarto lleno de placeres al que pocos se atreven a darle la vuelta.
“Una banda nombrada Caifanes” es la descripción apasionada de un grupo de rock mexicano. Todos conocen a esa mítica banda y lo que significó su música para el país, pero en esta ocasión, Xavier Velasco juega con un ingenioso e inteligente lenguaje para seguir la trayectoria de 4 personajes de manera íntima y poco conocida. Los relatos son los de unos adolescentes que se suben al “tren” del rock and roll sin saber la realidad vertiginosa que provocará en sus cuerpos. Más allá de los éxitos de Velasco, esta obra se va por la tangente de las acostumbradas temáticas, pero crea el mismo deseo de pedir más.
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El sueño del celta (2010)
Mario Vargas Llosa
Del Boom Latinoamericano, Mario Vargas Llosa es el heredero de las letras “por su cartografía de las estructuras de poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota”. Su último gran acierto es la obra El sueño del celta.
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