Víctima o agresor, el artefacto es capaz de observar cada uno de tus movimientos. Sin importar el lugar, la hora o lo que estés haciendo; no es difícil. Eres un rastro numérico de existencia desperdigado en las cuentas del banco, los dígitos telefónicos, la talla del pantalón o los retardos en la oficina. Tan sólo eres la comunión entre palabra y número. Una coordenada de localización satelital en los calendarios del tiempo a merced de diez millones de ojos y oídos pendientes de tu próximo paso. Eres una cifra, un crimen por ocurrir. Eres vigilado.
Bajo esta premisa, en septiembre de 2011 se lanzó al aire la serie Person of interest, un thriller psicológico que cuenta la historia de una máquina con la capacidad de predecir todos aquellos crímenes que están por ocurrir y revelar quiénes son los culpables. El factor clave es la vigilancia. Un mecanismo programado para monitorear los movimientos de quienes son vistos como una amenaza.
La idea de ser vigilado en todo momento resultó más atractiva de lo que se imaginó en un principio. La novela 1984 del norteamericano George Orwell sentó las bases para la concepción de una sociedad dividida con fines represivos, donde se manipula la información y la vigilancia masiva es una forma no tan sutil de represión política y social.
La literatura también cuenta con otros ejemplos al respecto. Relatos donde el temor de forma implícita o explícita, motivó los mecanismos necesarios para controlar a la población. Un tema que tiene mucho por explorar pero que, gracias a estos textos, se muestra el alcance de tan utópico problema.
Ray Bradbury, Farenheit 451
El título se refiere a la temperatura (en la escala de Farenheit) en la que las páginas de los libros comienzan a consumirse por el fuego. En ella, se describe los acontecimientos al interior de una sociedad donde pensar, decir o soñar de más son comportamientos que no tienen cabida. El protagonista, Montag, es un bombero dedicado a provocar incendios, no a extinguirlos, hasta que descubre respuestas que siempre buscó en los libros que destrozaba.
John Brunner, El jinete de la onda del shock, 1975
Creador del concepto “Shock del futuro”, Brunner alude a las dificultades que representa anticiparse a una serie de acontecimientos desconocidos porque pertenecen al futuro. Tales dificultades crean una tensión y confusión para todos aquellos que, habituados a la rutina de un guión prestablecido inconscientemente, se ven obligados a encarar situaciones en un periodo breve en el que toda su vida se transforma.
Dave Eggers, El círculo, 2013
¿Qué significaría para ti trabajar para la empresa de Internet más influyente del mundo? Como empleada del Círculo (nombre de la compañía), te das cuenta que toda la información de las personas está concentrada a través de sus correos electrónicos, los perfiles de sus redes sociales y cuentas bancarias. Crees que tu incursión en un mundo extraño también es fascinante, hasta que cuestionas cómo la privacidad, el pasado y la memoria son más delicados de lo que suponías.
David Brin, La sociedad transparente, 1998
Los hombres y mujeres tienen una necesidad básica, más allá de comer, dormir o reproducirse y se llama privacidad. Esta historia narra todas aquellas situaciones que deben enfrentar las personas para demostrar si verdaderamente están interesadas en proteger ese deseo por apartarse del resto de vez en cuando y de detectar el momento en el que, rodeados por una sociedad opresiva, son abusados sutilmente.
Aldous Huxley, Un mundo feliz, 1932
Descriptivo y vívido hasta la última palabra, este texto es un vistazo anticipado a una sociedad avanzada técnica y tecnológicamente en donde la reproducción humana es manipulada a través de la genética. Una sociedad sin guerras ni pobreza y en apariencia feliz, todo a costa de la omisión de rubros capitales en el desarrollo humano tales como el arte, literatura, el estudio de las ciencias, la diversidad, filosofía y la familia. ¿Te atreverías a vivir en una sociedad ‘perfecta’ donde todos deben cumplir con la misma rutina?
Cada uno de estos libros encierra la inquietud que imposibilita al hombre para pertenecer a un régimen controlado en lo absoluto porque, de alguna manera, siempre existirá un elemento anómalo en sus entrañas que lo anime a ‘salir del guión’ para conseguir aquello que le ha permitido fundar sociedades, instruir su mente, crear ideas y desarrollar conceptos más allá de nimias comprensiones o simples postulados. Si deseas conocer otros materiales sobre alguno estos profetas, Cultura Colectiva tiene lo que necesitas, pues la literatura es un delicioso peligro.
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