No estás aquí, estás muy lejos porque así lo quise, no cambiaría el haberte dicho adiós

No estás aquí

No estás aquí

Te he recordado, no sé por qué, viniste a mi mente como una sombra llena de momentos.

No estás aquí, estás muy lejos porque así lo quise, no cambiaría nada, pero hoy tuve melancolía de nuestros días, me he traicionado al pensarte.

 

Recuerdo tu perfume, ese que llenaba mi cabello de aroma, recordé tu barba de tres días.

Vi tus dedos delgados recorriendo mi brazo, con tus ojos miel y tu piel pálida.

Llené mi mente de los días lluviosos, nuestros mejores días.

 

Aquí nada ha cambiado, sigo odiándote, sigo creyendo que no eres para mí, sólo que tengo una melancolía enferma, así como tus acciones, así de enferma. 

 

Sueños que deshice, por tu indiferencia, tus sucias y crueles mentiras, fue con lo que viví.

Recuerdo tu voz ronca llena de mentiras amorosas. Un recuerdo infernal lleno de sombras.

 

He recordado nuestros besos perfectamente frívolos, esos besos que duraron años.

Tuve un momento a solas con tu boca, imaginando qué será tenerla de nuevo, pero me acordé que es lo peor que tienes.

 

¿Seguirás en el mismo lugar? ¿Con la misma gente? ¿Seguirás siendo el rey de las mentiras?

 

En una esquina de mi cabeza sonó tu carcajada amarga, más amarga que el día que te dije adiós. Tus pasos llenos de idiotez, los volví a ver mientras observaba la lluvia caer, eras jodidamente increíble.

 

Llené de placeres mi mente al recordar tus manos, solían ser mis favoritas, de las cuales nunca me quería soltar, era tan idiota. Tus ojos, esos ojos tan miel, tan dulces, odio lo dulce, odio. Odio.

 

Sangraste mi mente cuando volviste a ella, eso te sale perfecto, ser el villano. Sangrar todo a tu paso, llenar todo de mierda.

 

No puedo recordar el tono de tu voz, tal vez porque intenté borrarlo de mi mente muchas veces, ese tono tan bobo, mentira, solías aniquilarme con pocas palabras.

 

Hoy caí en una melancolía tan enferma. Algún día fuiste la respuesta, ahora ni siquiera tengo preguntas.

 

En un rincón oscuro estás, no volverás a ver la luz, tu alma es oscuridad total, y yo sólo quiero contrastes de colores.

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A los amantes los une el roce de pieles, pues “me hice un hogar en la estrechez de tu cadera”.

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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Joelle Friend.

 

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