8 poemas de Maya Angelou, la mujer que luchó contra el racismo y la discriminación

8 poemas de Maya Angelou

8 poemas de Maya Angelou

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*Este artículo fue publicado originalmente por Beatriz Esquivel el 4 de abril del 2019 y ha sido modificado por Cultura Colectiva

Víctima por muchos años de la segregación racial que imperaba, así como de la pobreza y las pocas oportunidades, Maya Angelou se vio obligada en repetidas ocasiones a enfrentarse al status quo y desafiar las convenciones al convertirse en la primera mujer afroamericana en obtener ciertos trabajos, ser galardonada con reconocimientos o recitar poesía en eventos políticos de gran importancia para el país vecino como en la inauguración del presidente Bill Clinton —cuando leyó “On Pulse of the Morning”—, por ejemplo, además de luchar por los derechos civiles junto a grandes personajes del movimiento como Martin Luther King, Malcom X o Coretta Scott King.

Como otros autores de su época, así como activistas en favor de la lucha por los derechos civiles de las comunidades negras en Estados Unidos, Maya Angelou fue una mujer y escritora que hizo uso de cada una de sus difíciles experiencias para nutrir su poesía y su narrativa:

“A pesar de todo me levanto” (“And still I rise”)

Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes arrojarme al fango
y aún así, como el polvo… yo me levanto.

¿Mi descaro te molesta?
¿Por qué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros,
bombeando en la sala de mi casa.

Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto.
Así, yo me levanto.

¿Me quieres ver destrozada?
Con la cabeza agachada y los ojos bajos,
los hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

¿Mi arrogancia te ofende?
No te tomes tan a pecho
que yo ría como si tuviera minas de oro,
excavándose en el mismo patio de mi casa.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, yo me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de la vergüenza de la historia,
yo me levanto.
Desde el pasado enraizado en dolor,
yo me levanto.
Soy un océano negro, amplio e inquieto,
manando,
me extiendo, sobre la marea,

Dejando atrás noches de temor, de terror.
Me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos, legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.
Maya Angelou en una entrevista en Washington, D.C. un 3 de junio de 1974. / Foto: Craig Herndon – Getty Images / Time.

“Pájaro enjaulado” (“Caged Bird”)

El pájaro libre salta
al lomo del viento
y flota viento abajo
hasta que cesa la corriente;
moja sus alas
en el naranja de los rayos de sol
y osa reclamar el cielo.

Pero un pájaro que acecha
en su jaula angosta
apenas puede ver tras
las rejas de rabia
sus alas están contraídas y
sus pies atados luego,
abre la garganta para cantar.

El pájaro enjaulado canta
un temeroso trino
sobre algo desconocido
mas ansiado aún
y desde la lejana colina
se escucha la melodía
pues el pájaro enjaulado
canta a la libertad.

El pájaro libre imagina otra brisa
y tenues vientos alisios
entre árboles anhelantes
y los gruesos gusanos que aguardan
en el pasto iluminado de alba
y designa al cielo como suyo.
Pero un pájaro enjaulado permanece
inmóvil sobre la tumba de los sueños
grita su sombra en el clamor de una pesadilla
sus alas están contraídas y sus pies atados luego,
abre la garganta para cantar.

El pájaro enjaulado canta
un temeroso trino
sobre algo desconocido
mas ansiado aún
y desde la lejana colina
se escucha la melodía
pues el pájaro enjaulado
canta a la libertad.
Google Doodle.

“Mujer fenomenal” (“Phenomenal Woman”)

Las mujeres hermosas se preguntan
Dónde radica mi secreto.
No soy linda o nacida
Para vestir una talla de modelo
Mas cuando empiezo a decirlo
Todos piensan que miento
Y digo,
Está en el largo de mis brazos,
En el espacio de mis caderas,
En la cadencia de mi paso,
En la curva de mis labios.
Soy una mujer
Fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
Esa soy yo.

Ingreso a cualquier ambiente
Tan calma como a ti te gusta,
Y en cuanto al hombre
Los tipos se ponen de pie o
Caen de rodillas.
Luego revolotean a mi alrededor,
Una colmena de abejas melíferas.
Y digo,
Es el fuego de mis ojos,
Y el brillo de mis dientes,
El movimiento de mi cadera,
Y la alegría de mis pies.
Soy una mujer
Fenomenalmente.

Mujer fenomenal,
Esa soy yo.

Los mismos hombres se preguntan
Qué ven en mí.
Se esfuerzan mucho
Pero no pueden tocar
Mi misterio interior.
Cuando intento mostrarles
Dicen que no logran verlo
Y digo,
Está en la curvatura de mi espalda,
El sol de mi sonrisa,
El porte de mis pechos,
La gracia de mi estilo.
Soy una mujer
Fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
Esa soy yo.

Ahora comprendes
Por qué mi cabeza no se inclina.
No grito ni ando a los saltos
No tengo que hablar muy alto.
Cuando me veas pasar
Deberías sentirte orgullosa.
Y digo,
Está en el sonido de mis talones,
La onda de mi cabello,
La palma de mi mano,
La necesidad de mi cariño,
Por que soy una mujer
Fenomenalmente.
Mujer fenomenal,
Esa soy yo.
Foto: Luna Luna Magazine

“Los hombres” (“Men”)

Cuando era joven, solía mirar
Detrás de las cortinas
A los hombres que iban y venían por la calle. Hombres viejos, borrachos.
Hombres jóvenes, más ácidos que la mostaza.
Los veía. Los hombres siempre
Están yendo a alguna parte.
Ellos sabían que estaba ahí. Con quince
Años, y famélica.
Se paraban bajo mi ventana
Con los hombros en alto como los
Pechos de una adolescente,
Y la cola del traje palmeándoles
Las nalgas,
Los hombres.

Un día te toman con delicadeza entre sus manos, como si
Fueras el último huevo crudo de la tierra. Después
Aprietan. Un poquito no más. El
Primer estrujón es agradable. Un abrazo rápido.
Suaves hasta tu indefensión. Un poquito
Más. Y empieza a doler. Te arrancan una
Sonrisa que patina en el miedo. Cuando
Se acaba el aire,
El cerebro te explota, estalla breve y ferozmente
Como la cabeza de un fósforo. Hecho trizas.
Es tu jugo
El que baja por sus piernas. Manchándoles los zapatos.
Mientras la tierra vuelve a enderezarse,
Y el gusto trata de retornar a la lengua,
Tu cuerpo ya se cerró. Para siempre.
No existen llaves.

Después la ventana se cierra toda sobre
Tu mente. Ahí, detrás
Del oscilar de las cortinas, caminan los hombres.
Sabiendo algo.
Yendo a alguna parte.
Pero esta vez, nada más voy a
Pararme y mirar.

A lo mejor.
Foto: Stephen Parker – Alamy Stock Photo / Poetry Foundation.

“Insomne” (“Insomniac”)

Hay algunas noches cuando
el sueño juega tímido,
distante y desdeñoso.
Y todos los engaños que empleo para ganar
sus servicios a mi lado
son inútiles como orgullo herido
y mucho más dolorosos.

“Recuerdo” (“Rememberance”)

El peso lento
de tus manos, alborotando a las abejas
que anidan en mi pelo, tu sonrisa en la
pendiente de mi mejilla. Te aprietas
sobre mí
esta vez, encendido, derramando
urgencia, y el misterio viola
mi razón

Cuando te retiras,
tú y la magia, cuando
sólo el olor de tu
amor persiste entre
mis pechos, entonces, sólo
entonces, puedo devorar con gula
tu presencia.

“Una presunción” (“A Conceit”)

Dame tu mano

Hazme lugar
para que te lleve
y te siga
más allá de este furor de la poesía.

Deja para los otros
la intimidad
de tocar las palabras
y el amor por la pérdida
del amor.

A mí
dame tu mano.

“Pasar el tiempo” (“Passing time”)

Tu piel como el amanecer
la mía como el musgo

Una describe el principio
de un final innegable.

La otra, el final de un
principio seguro.
Foto: El Intransigente.

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