Cómo amar a alguien de la generación alfa

Cómo amar a alguien de la generación alfa

Cómo amar a alguien de la generación alfa

Los miopes se enamoran de los miopes, los de pensamiento matemático de otro como ellos, los de capacidades histriónicas de uno igual, los que tienen problemas de coagulación buscan a su mitad en alguien con hemorragias constantes; así cada quien con su cada cual. En caso de que nadie posea las similitudes necesarias para volverse tu pareja ideal, puedes ser convertido en langosta; realmente en cualquier animal que elijas, pues el punto es eliminar a todos los solteros del mapa. 

Ese es el universo distópico de “Langosta” (2015), el filme de Yorgos Lanthimos en el que ser soltero y nunca encontrar el “amor” es un crimen que debe pagarse con tu transformación en algún animal, o bien, con la muerte. Tal vez si nos obligaran a enamorarnos y formar una pareja “perfecta” la sociedad dejaría de ser tan miserable, o quizá esa presión social y casi dictatorial volvería más complejo el proceso de conocer, conquistar y amar a otro. Aunque parezca imposible que ese mundo creado por Lanthimos pudiera convertiste en una realidad, nuestro presente y todas las generaciones que lo conforman no están tan alejadas de una distopía en la que enamorarnos se ha vuelto más difícil que conseguir éxito profesional, por mencionar sólo un ejemplo.

https://www.youtube.com/watch?v=VgYXTnaZEXs

Amar y ser amado se volvió una ciencia constantemente estudiada, un cálculo agotado por analizarse una y otra vez. ¿Por qué? Porque conforme corren los días el ser humano también cambia. Lo que le interesaba ayer hoy le causa tedio o miedo, lo que necesitaba antes ahora le resulta obsoleto y lo que comprendía hace un tiempo ya ni siquiera puede recordarlo.

Para entender estos cambios nos hemos dado a la tarea de agruparnos de acuerdo a ciertas características, tipos de pensamiento, objetivos y estilos de vida. A estos grupos los conocemos como generaciones, su evolución y sus retrocesos marcan cada época y la sellan con su mayor rasgo. Sobre nuestra generación, la millennial o “Y”, ya sabemos que es adepta a la tecnología, que se comunica a través de textos digitales, que se enamora y desenamora en un dos por tres, que jamás está satisfecha y que se preocupa demasiado por sobresalir en cada uno de sus círculos.

Pero, ¿qué sucede con los que siguen? ¿Qué piensan, cómo sienten, para qué se esfuerzan, por qué se preocupan, cómo aman y qué esperan de su pareja?

La generación alfa, sucesora de la “Y”, es muy particular y no por los años que comprende, sino por las características que la diferencian de otras. Los que nacieron entre 1995 y 2015 pertenecen a éste grupo, mismos que están familiarizados con el uso y control de hasta cinco pantallas a la vez. Los adolescentes y jóvenes alfa se comunican mejor a través de imágenes, en lugar de compartir contenidos los crean, se enfocan principalmente en el futuro, son realistas y trabajan –exclusivamente– para obtener éxito personal.

Las diferencias entre los millennials y los “Z” son varias y obvias, por lo que podemos deducir que tener una relación con alguien de esa generación es distinto. Ni más ni menos complejo, ni mejor ni peor, simplemente es diferente crear un lazo con alguien a quien le interesa más la opinión de sus padres que la de sus amigos (de acuerdo a la informaicón compartida por la firma global de investigación y asesoría, Universum). Ésta misma encuestó a 49 mil miembros de la “Gen Z” en 47 países de América, Europa, Asia, América del Sur y Medio Oriente; a partir de los resultados arrojados por su cuestionario se comprende que amar a un alfa es un verdadero reto:

Más que amarlo, enamorar a alguien de esta generación de emprendedores sólo es posible por medio de la curiosidad. Éste es el principal motivador de los alfa, pues a partir de aquello que les causa más interés ellos toman toda clase de decisiones.

Querer y, sobre todo, entender a un miembro de la “Gen Z” es complejo porque a ellos no suele interesarles –a diferencia de los millennials– prepararse profesionalmente hasta obtener un título superior para ingresar al mundo laboral. No obstante, se le considera una de las generaciones más inteligentes y la más emprendedora de todas.

Por otro lado, los millennials nos caracterizamos por nuestro poco optimismo ante la vida, mientras que los alfa muestran una actitud mucho más positiva frente a los retos. Eso podría ser un factor que beneficie o perjudique, según como se maneje, la relación sentimental con alguien de esta generación.

Además, para los nacidos entre 1995 y 2015, la diversidad es esencial y no una pose. Es decir, si tu pensamiento no es tan abierto como el de un alfa, puede que esas diferencias se vuelvan un choque imposible de superar.

Por último y no menos importante, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta esta última generación es la confusión entre la realidad y lo virtual. Pasan tanto tiempo buscando información y herramientas en la red digital, que poco a poco se les hace más difícil diferenciar entre lo real de lo falso. Por lo que un lazo afectivo con alguien de la “Gen Z” siempre será interrumpido por esa relación inquebrantable con la tecnología y todo lo que ésta ofrece, lo cual puede no ser tan agradable como pensamos.

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Imágenes de Paolo Raeli

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