6 cosas que aprendí de los hippies y que me ayudaron a vivir mejor

6 cosas que aprendí de los hippies y que me ayudaron a vivir mejor

6 cosas que aprendí de los hippies y que me ayudaron a vivir mejor

A mediados de la década de los 50, cuando la sociedad estaba en proceso de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial, explotó la Guerra de Vietnam. Los jóvenes de aquellos años habían vivido una niñez complicada y no querían pasar por un conflicto bélico nuevamente, fue así como en los 60 nació el movimiento contracultura de los hippies —o jipis— , quienes llamaban a la paz y a la libertad de los individuos, guiándose por principios de amor y respeto, así como de conexión con la naturaleza y la vida lejos del consumismo.

Muchos de ellos abandonaron su casa, viajando en un auto, viviendo de aquello que la naturaleza proveía y de trabajos artesanales que intercambiaban por alimento. Con el paso del tiempo este movimiento tomó otras vertientes y perdió un poco de su fuerza inicial, pero nunca desaparecieron los principios que llevaron a su creación.

Amor, paz, respeto hacia la naturaleza y entre los individuos, así como la sana convivencia y el menor apego posible a lo material, son algunos de los motores que rigen a muchos en la actualidad.

Aunque el jipismo siempre me ha parecido atractivo, aplicarlo a mi vida es un poco complicado, y mantenerlo de manera completa, aún más. Pero siendo fiel a mis convicciones y utilizando el dicho: “de la moda lo que te acomoda”, les comparto estos puntos jipis que han hecho mi vida más fácil:

No más desodorantes ni antitranspirantes

Esto no significa que huela como el cliché del jipi, sencillamente se refiere a haber renunciado a los productos comerciales y sustituirlo por dos de bajo costo y muy cómodos de ocupar: bicarbonato de sodio y piedras de alumbre.

Ambos, humedecidos con agua y colocados en la zona axilar, inhibirán la sudoración excesiva, desinfectando y acabando con las sustancias que generan el mal olor.

El “No Poo” method

Esto surgió por casualidad. Un día, el champú en casa se terminó y necesitaba lavar mi cabello. Investigando en la red, encontré una forma de lavarlo sin químicos dañinos, por lo que comencé a usar bicarbonato de sodio como champú y vinagre como acondicionador.

Además de sentir las raíces menos grasas, mi cabello creció más rápido y menos maltratado. Lo mejor es que con este método eliminas residuos industriales que lo afectan e impiden un cuidado más natural.

Consumir productos artesanales y de comunidad

Actualmente está muy de moda consumir productos artesanales. Yo he decidido hacerlo porque es más barato si compras a pequeños productores; además, de esta forma se incentiva el comercio solidario.

Mis productos favoritos son la mermelada de una comunidad ubicada en Guanajuato, la miel, las frutas de temporada y verduras que se pueden conseguir en mercaditos.

No más garrafones o botellas de agua purificada en casa

Mi mamá siempre hirvió el agua en casa para nuestro consumo. Después vino la moda de comprar botellas de agua y yo, como adolescente, la seguí.

Ahora que vivo sola me percaté del gasto innecesario de recursos, energía y dinero, así como la basura que se generaba con la compra de garrafones de agua, así que decidí hervir el agua, lo cual me hace la vida más sencilla, pues después de hervir una olla con agua, la mantengo en un recipiente para tener siempre disponible para beber.

Cambios en los hábitos de consumo

Esto tiene que ver con usar y aprovechar los recursos. Si como en la calle y me sobra comida, la pido para llevar y la consumo al día siguiente. Si compro algo en la tienda, no pido bolsa de plástico; si tomo un refresco, no ocupo el popote; evito los envases de unicel y cuando voy al súper, llevo mi propia bolsa.

También reutilizó las bolsas de plástico para tirar la basura o guardar cosas y ocupo materiales reciclables para envolver regalos.

Hago mis propios muebles


Realizo esta acción desde muy joven; adoro los huacales de fruta y en mi adolescencia uno de los muebles de mi cuarto era de este material. Después, en mi primer departamento, coloqué un par de estos como alacena, y e
n la actualidad no sólo tengo un librero de estas cajas tan funcionales, sino que mi sala tiene un sillón realizado de pallets, al que le coloqué un cojín que también hice.

Es una forma de reciclar materiales que podrían ser desechos pero lucen increíbles.

Estos seis cambios me hacen pensar que podemos vivir de una mejor manera, haciendo de nosotros verdaderos consumidores y personas responsables, sin tanto bluff. Considero que pequeñas acciones en conjunto podrían generar cambios significativos, que nos permitan vivir con comodidad y en equilibrio con el mundo.

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Hay algunas acciones que pueden ayudar al planeta, sin que nosotros dejemos de disfrutar de la vida, por esa razón te compartimos Qué es el turismo sustentable y 5 maneras de practicarlo.

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Las fotografías que ilustran el texto pertenecen a Maud Chalard; conoce más sobre su trabajo en su cuenta de Instagram.

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