Este artículo fue originalmente publicado por Olympia Villagrán el 23 de noviembre del 2016.
La neurociencia explica por qué se genera el impulso de llamar a nuestra expareja aún después de haber decidido terminar con ella. Como cualquier otra droga, el amor se convierte en un hábito al que nos volvemos dependientes y cuando no lo recibimos más, nuestro cerebro nos exige esa atención que cubría ciertas necesidades. Además de “anhelar” las llamadas o mensajes de una persona, requerimos su presencia y contacto físico para disipar la ansiedad, el estrés y dolor que nos causa esta desintoxicación de amor; por ello es tan difícil dejar ir a una pareja, explica la neurocientífica de la Universidad de Medicina de Einstein, Lucy Brown.
El arrepentimiento es uno de los males más nocivos para el ser humano, pues éste nos lleva a estancarnos en el pasado para olvidarnos de vivir el presente y preocuparnos de manera desmedida por el futuro. Es inútil, absurdo e insensato arrepentirse de una decisión ya tomada, pues ésta pertenece a un tiempo con el que no se puede hacer mucho, menos si la decisión de la que nos retractamos involucra a otra persona.
Controlar nuestros impulsos de insistirle a alguien que se quede a nuestro lado, aún cuando sabemos que esa persona no nos quiere más, es parte de una respuesta instantánea a través de la que nuestro cerebro busca compensar la sensanción de desasosiego y malestar que el arrepentimiento nos provoca. Lamentablemente, como el escritor García Márquez dijo alguna vez: “El amor es un sentimiento contranatural que une a dos desconocidos en una relación mezquina e insalubre, cuanto más intensa, tanto más efímera”. Además de lo nociva y superficial que al autor le parecía esta emoción, él menciona algo esencial: “(…)une a dos”. No fusiona a dos seres, ni se trata de una sola persona, sino de dos individuos que pueden decidir cuándo estar y cuándo no, cuándo volver y cuándo cerrar ese capítulo.
Cuando alguien decide seguir adelante no importa cuánto intentes volver a su vida, nada ni nadie logrará que el tiempo regrese.
Si alguien no necesita ni desea nada más de ti, dejará de buscar una forma de contactarte y por supuesto, evitará cualquier oportunidad para que tú puedas acercarte a él o ella. Es muy fácil darte cuenta de qué tanto disimula sus ganas de reencontrarse contigo o bien, de qué forma evita a toda costa el contacto contigo. Cuando alguien decide seguir adelante no importa cuánto intentes volver a su vida, nada ni nadie logrará que el tiempo regrese.
La insistencia sólo hará que tu ex se desespere hasta bloquearte completamente de toda su vida.
Cuando dejas de ser una prioridad esa persona no se preocupará por responder tus llamadas, mails o mensajes inmediatamente. De hecho, si no quiere contestarte está en todo su derecho y obviamente eso significa que has dejado de ser alguien importante o especial. Por esa misma razón lo único que conviene hacer es dejar de mostrar interés, pues al contrario de lo que piensas, esa insistencia sólo hará que tu ex se desespere hasta bloquearte completamente de toda su vida.
Cuando una ex pareja cree estar lista para conocer a alguien especial, comprueba que no tiene intención alguna de intentarlo contigo otra vez.
Cualquier pretexto te resulta una probabilidad de entablar una conversación con tu pareja anterior; puede que funcione, pero si en el momento en el que tocas el tema de su relación, tu ex rechaza totalmente la conversación, debes tener por seguro que no está interesado en solucionar un tema que a él o ella le resulta cuestión del pasado. Si además de no hablar contigo, te enteras de que tu pareja anterior está saliendo con alguien o tiene intenciones de conocer a otra persona, debes dejar de atravesarte en su camino. Cuando un ex cree estar listo para conocer a alguien especial, éste comprueba que no tiene intención alguna de intentarlo de nuevo contigo.
Finalmente no importa quien haya tomado la decisión de terminar, lo primordial es el respeto que tu ex pareja y tú le den a esa decisión. Basta con que una sola de las partes no quiera seguir ahí un segundo más, no trates de convencer al otro ni te engañes a ti mismo. El amor y la lástima son sentimientos distintos; el que tú te hayas arrepentido no significa que tu ex también quiera volver contigo.